19 agosto 2024

ALPARGATAZO SUBLIME ALREDEDOR DEL CERRO PAJARES (Moratalla) I

La murciana sierra de Pajares se encuentra ubicada entre la Sierra de los Donceles por su NE, Sierra Seca por su NO, Sierra de Cubillas por su Oeste, pedanía de Salmerón al Sur y el río Segura que la flanquea por su Este y umbría, el cual hace a su vez de frontera natural entre los municipios de Moratalla y Hellín. Como estos días, dada su descollante majestuosidad, se ha dedicado a eclipsar cuanto elemento orográfico se interponía en mí línea de tiro y enfoque fotográficos, pues nada, me obliga el dichoso cerro a ponerlo en mi punto de mira y hacerle una batida a todo su alrededor a ver por donde pijos le puedo hincar el diente para encaramarme a su cima, porque desde la distancia y parajes que he estado recorriendo en las últimas semanas, el tío se muestra arrogante, altanero, inexpugnable.

Le he echado un vistazo a la cartografía y compruebo que a todo su alrededor, algunos caminos lo flanquean, por lo que la idea es estudiar el flanco más asequible para ver por donde atacarlo. La excursión se presenta interesante y un tanto inquietante también, pues de un tiempo a esta parte, tengo las zancas hechas a la bicicleta, y ya veremos como se comportan mis herrumbrosas rodillas tras de un alpargatazo en torno a los dieciocho kilómetros. Y escribo alpargatazo, porque todo el recorrido va a transcurrir por entre pistas asfaltadas y caminos. El adjetivo de sublime puede parecer algo excesivo y un oxímoron también, pero es que no recuerdo haber hecho una ruta senderista enteramente por caminos, tan bonita y espectacular desde un punto de vista paisajístico como esta.
Estaciono el coche bajo los pinos que existen a un lado de la ermita de Salmerón. Nada más ponerme a caminar me tropiezo con esta curiosa imagen de congregación gatuna. Ni qué decir tiene que lo de ahorrar en pixeles y economía de carrete digital no forma parte de mi personalidad y filosofía blogueras de manera que, fotos a norre y que no haya miseria, que ya la habrá cuando toque. 
Me puse a su lado y ni se inmutaron, y eso que era bien temprano, pues aun no habían dado las ocho de la mañana. ¿Habrían pasado la noche de esta confraternal tesitura...?
La niebla que todo lo cubría comenzaba a disiparse.
Una de las muchas ruinas que contemplé en esta excursión. 
Una captura más al cerro del Monegrillo
El cerro Pajares, envuelto en la niebla. Detrás de él, La Chamorra.
¡Qué bonito es! ¡Me encanta la silueta de su cara sur, aunque la del norte, no le anda a la zaga como más tarde veremos. 
Los frescos y jugosos campos de arroz son una constante de mayo a octubre en esta hermosa comarca.
Nos salimos unos metros del camino para visitar la noria de Salmerón. Se halla en desuso aunque bien conservada. Su diámetro debe rondar en torno a los diez metros, y no lo digo yo sino esta reseña...

Se trata de una vieja noria construida en metal, escondida tras un árbol centenario que la tapa casi por completo.

Según algún vecino, si se limpiara y se pusiera en orden sería capaz de funcionar. Es verdad que salvo un par de cangilones y el aspecto sucio y descuidado de la noria, ésta se encuentra en condiciones de poder ponerla en valor.

Tiene unos 10 metros de diámetro, y su estructura parece que debió de remodelarse totalmente el siglo pasado teniendo en cuenta los modernos cangilones de metal de la que está compuesta.

El cauce del canal que hacía moverse a la noria se mantiene durante todo el año, tal es así que en los meses de estío sigue llevando agua.
Con el tiempo que llevamos frecuentando estos parajes, ya no nos sorprenden las oquedades o cuevas con vestigios de haber sido utilizadas por el hombre como temporal abrigo o vivienda.
Cada una de las márgenes del río viene flanqueada con su correspondiente acequia que será la que riegue los cultivos de arroz u otros cereales. ¡Y menudas acequias! ¡Ya le gustaría al río Mula bullero disponer de semejante caudal durante el estío...! Esta es la acequia de Salmerón.
Barracas de Mobarque. Por aquí cerca parte un camino para visitar los hornos homónimos, que un día de estos conoceremos.
Otra curiosa imagen de congregación pajaril.
En algunos puntos, a la neblina todavía le costaba disiparse.
Enfocando al elegante cerro Pajares, el acaparador visual de estos contornos. Qué no habrán visto sus crestas y cárcavas, su denso pinar, antes del terrible incendio de 2012, a lo largo de los milenios y siglos. Seguro que hasta fueron testigos del paso de algunos elementos dispersos o despistados pertenecientes al ejército de Anibal Barca.
Cerro de Salmerón
Otros cerros que conforman la Sierra de Pajares. 
Una enorme chopera ubicada en El Maeso, en la margen izquierda del río Segura, que fotografiaremos in situ a la vuelta.
Antes de tomar por el camino de la Casa de Doña Juana y posicionarnos al pie mismo de la vertiente Sur del Pajares, nos desviamos unos metros a nuestra derecha para conocer el Caserío de Torre Arenas, cuyo perímetro se halla protegido por una alambrada, cerrada esta por una cancela de hierro, que se puede fácilmente franquear mediante un sencillo pasador o pestillo. El lugar desprende cierta alcurnia y vestigios de un pasado esplendor. Pero he visto ya tantas aldeas aniquiladas del mismo jaez que ya no me sorprenden. Estos villorrios tiempo hace que dejaron de dar cobijo a sus habitantes, siendo abandonadas al albur de la soledad y el destrozo. He visto tantas de estas aldehuelas convertidas en escombros que ya he perdido la cuenta. Sin embargo, yo sigo queriendo ver cierta belleza contenida en estas ruinas, vestigios de su ayer y por ello, mientras las paredes sigan en pie, su espíritu y reminiscencias de lo que evocan, siguen mereciendo toda mi atención, respeto e interés. ¡Y qué mejor que dejar consignados en este espacio, los muros, ventanas y tejados que orgullosos de lo que fueron y representaron para algunas personas, todavía se resisten al definitivo derrumbe...!
Esta cortijada, ubicada en el límite mismo con la provincia de Albacete no era cualquier cosa pues hasta disponía de ermita. Qué triste que estos lugares de solera desaparezcan. También se encuentra en ruinas, y que el techo se haya desprendido es signo inequívoco de que al resto de la estancia le quedan como mucho dos o tres plandemias, la pasada, la del mono y la del mena. El interior de la ermita ya es un puro escombro. Solo queda reconocible la hornacina del altar, que albergaba el santo al que rindiera culto, decorada con columnas de escayola de estilo griego que no tardarán en desprenderse, y la verja metálica que distinguía al sacerdote de los feligreses. Me duele en el alma ver a parte de nuestro pasado en trance de ser definitivamente perdido entre el limbo del olvido y los escombros. 
Su excelencia el hostigado y maltratado cerro de Pajares, al que estoy dispuesto a conquistar en justo reconocimiento al óptimo servicio estético que me está prestando estos días.  
El Caserío de Torre Arenas, visto en perspectiva desde la distancia.
La Chamorra, (531m) y al otro lado, la cumbre de la sierra de Los Donceles, a la que contemplan 808 metros de altitud. Es más larga que un día sin pan, así que, intentar hollarla es para todo el día. Debe ser algo parecido al discurrir por entre las diferentes crestas de la Sierra del Molino, de Calasparra, que te piensas que aquella es la última y no terminas de visualizar el pueblo hasta que quedas exangüe y en las últimas antes de ver la torre de San Pedro Apóstol. 
Ahora a ver por donde le metemos mano a la almeja. Parece que por su derecha hay alguna posibilidad de trepada más o menos asequible. Habrá que estudiar la incursión con más detenimiento porque a priori, no parece tarea sencilla el alcanzar la cima sin asumir algún tipo de riesgo, vamos lo justo para que se convierta en humilde reto al que te resulte imposible renunciar. Bien, haremos fotografías con el uso de zoom más al detalle a ver si podemos llegar a alguna conclusión. Seguimos avanzando cuesta arriba por este delicioso y pintoresco camino. De verdad que no puede existir más reconfortante y sugestivo alpargatazo que este. Es un recorrido muy de bicicletas BTT y Gravel, en un disfrute del paisaje sin apenas respiro, entre la región murciana y la manchega. Muy recomendable.
Y cuidado, que antes de alcanzar la zona de ineludible trepada hay que llegar hasta el pie del muro a través de una empinada y accidentada pendiente que corta el resuello. Y 35º C de máxima pronosticaban hoy por estos lares a partir de mediodía.
El camino de vuelta discurre entre la joven chopera y aquellos pinos, ubicados en la izquierda orográfica del río.
Según avanzamos a través del camino, cambiamos el ángulo de visión respecto del cerro Pajares, que se sigue mostrando igual de imponente si no más.
FINAL PRIMER CAPÍTULO

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