22 abril 2021

PIEDRAS DEL RELOJ DE MOJANTES III y ÚLTIMA


Voy a ascencer por ese abombamiento de la ladera que se observa a la derecha de la imagen hasta alcanzar el cancho previo a las Piedras del Reloj. 
Una vez arribado, lo adoptaremos en modo "descansillo".
La pendiente del pasillo es muy pronunciada pero se sube bien. El terreno se presenta húmedo y compacto, muy adherente, por lo que se agradecen las últimas lluvias que han aglutinado la tierra. A intervalos, hemos de ir superando algún que otro canchal de varios metros, pero las piedras no ceden y nuestros pasos se agarran y progresan sin dificultad. Otro gallo nos cantaría si el terreno se encontrase demasiado suelto por la sequedad. 
Cada equis pasos, nos giramos para deleitarnos una vez más, con la belleza lozana que emana del vasto plantío.
Oteando hacia el restaurante Casablanca, villa de El Moralejo, La Junquera, sierra de la Zarza y Cerro Gordo. Al otro lado de las montañas, cruzando el límite provincial, Topares ( Almería).
Ya estamos tocando con la napia las paredes de Mojantes
En algunos puntos, se presentan tan elevadas y verticales que impresionan. 
Peña del Águila. La pendiente es tan escarpada, que el esfuerzo requerido para mantener el equilibrio y contrarrestar la fuerza de la gravedad, exigen concentración y constancia.
A los pies del descansillo, nos tomamos un respiro y bebemos agua.
El Muro del Sur, a tiro de piedra.
Auxiliado por el bastón, sobre todo, en previsión del descenso.
Vamos a dar el último achuchón para alcanzar la inexpugnable muralla. Es un decir.
Resulta un poco apabullante ir merodeando por entre la escarpadura de un paraje tan pétreo.
Aprovechamos alguna que otra fajana para estabilizarnos y admirar a nivel, la imponencia de las Piedras del Reloj y los campos de golf que se encuentran a nuestra espalda.
Andurrial este en el que nos hallamos, solo propicio para aves rapaces y cabras de cuatro y dos patas.
Bello paraje donde la piedra se erige en única y principal protagonista de la escena. 
Preciosas e ignoro si apetitosas paredes para los escaladores
El cuele somital por entre estos bonitos peñascos no parece a simple vista viable mediante fácil grimpada.
Habrá de comprobarse en una próxima ocasión.
El rincón a modo de refugio parece ideal para cualquier animal
Impresionantes e intimidantes paredes de gran verticalidad. 
En lo sucesivo, cuando vuelva a visitar la cima de Mojantes, esto es, la cabeza de Las Piedras del Reloj, podré decirme a mí mismo que también anduve hollando sus pies.
Me produce cierta zozobra andar debajo de esta gran mole caliza por el peligro evidente de desprendimientos. Ya se observan en la pared huecos dejados por antiguos cascotes desprendidos. Siempre piensas en esa mala casualidad, en los hados del infortunio que dan lugar a la fatalidad. Vamos, que durante mi tránsito por estos pagos, anduve todo el tiempo pendiente de cualquier revelador sonido, sin apartar la mirada de lo que se hallaba por encima de mi cabeza, por si las moscas.
Es hora de emprender la retirada pues la vía de descenso es todavía ignota.
Pero tengo la suerte de dar con un derrubio y en el modo alpargatas deslizantes, consigo reducir en unos cuantos minutos, el tiempo total de descenso. En lo que queda de vertiginosa bajada, paso corto, vista larga y antes de lo que tarda en persignarse un cura loco, estoy de vuelta en el coche.
Con esta extraordinaria pendiente, las escorrentías producidas durante las lluvias torrenciales tienen que ser de aúpa, pavorosas, un auténtico espectáculo. Ladera y estribaciones de esta cara sur de Mojantes se hallan surcadas de ramblizos, en algunos de los cuales, se han construido diques de contención para minimizar la erosión, protegiendo de esta suerte, la aledaña carretera (RM730) de la fuerza impetuosa de las aguas (avenidas).
Me ha sorprendido muchísimo este coqueto rincón por su inesperada belleza, que parece haberse recogido sobre sí mismo en su afán de preservar sus más íntimos secretos.
Con las enésimas capturas, a estas impresionantes paredes calizas a las que dirijo el ojo digital de mi cámara, tomadas entre los rozagantes pinos de este solitario y apacible rincón de la siempre  sorprendente sierra de Mojantes, doy por finalizada esta nueva entrada de blog dedicada a Las Piedras del Reloj.  
¡HASTA LA PRÓXIMA AMIGOS!