30 enero 2024

Desde El Portús, por el Puntal del Moco y Cabezo de la Estrella (Cartagena) III y FINAL

Me temo que por aquí me despisté un poquillo y no seguí al dedillo el recorrido por donde me marcaba el track. Debí dejarme por arriba sin patear, alguno de los picachos de las Dolomitas, porque por este nombre también se conoce al Cabezo de la Estrella, y de ahí que obviara la emblemática Cruz de los Militares. El atractivo de este tramo radica en ir evolucionando por la cresta, salvando la sucesión de picos existentes mediante más o menos, sencillas trepadas y destrepadas. Algunos pasos se presentan algo expuestos y aéreos por lo que se ha de llevar cuidado al progresar por aquí, sobre todo por el lado que da al mar. Determinados vértices han sido provistos de cadenas y anclajes para facilitar las maniobras de escalada, por lo que, para los más atrevidos, y aficionados principiantes de esta disciplina, seguro que es adecuado y óptimo espacio de práctica y entretenimiento.
Por lo que parece, aquí existe una artística cruz tallada en la roca, que ha sufrido el saboteo de alguien. Al otro lado existe una cadena para facilitar el descenso y ataque al siguiente picacho, solo accesible a los muy aventureros, ya que es el más expuesto de todos. 
Este es uno de los pasos que hemos de sortear, en mi caso, en bajada, aunque como llevaba la cámara colgando del cuello, preferí hacerlo al modo arrastraculo. No me parece que sea de utilización imprescindible, ni en subida ni bajada.
En el lado de la cadena que da al mar, el precipicio existente puede producir algo de vértigo. 
Aunque el track indicaba el avance por un sendero existente en el lado izquierdo de la cresta, decidí adentrarme por el lado derecho, por la solana, pues también parecía haber senda, con unas vistas inmejorables hacia el Roldán. El paso por aquí se me hizo muy penoso por la cerrada vegetación y el calor reinante, amén de que no corría un pelo de aire, pero pude cosechar las capturas siguientes, que de otro modo hubieran quedado en el limbo. Más tarde, me vi obligado a retroceder porque no veía claro el descenso y posterior conexión con la senda de las Escarihuelas, dado lo abrupto e intrincado del terreno. 
La estampa del Roldán se ofrecía en todo momento, majestuosa.
Aquel es el sendero por el que más tarde emprenderemos la vuelta.
Insisto, estas fotografías, no estaban a priori, contempladas dentro del recorrido, siendo improvisadas in extremis.
Al retroceder se me ocurrió acercarme a esta gruta por si encontraba en ella algo de interesante, ya que desde abajo, no se apreciaba la verdadera profundidad o dimensiones de la misma. Resultó ser una oquedad y poco más,
Una vez recuperado el sendero correcto.
El lomo del dinosaurio que vamos dejando atrás.
Las Dolomitas cartageneras, tomadas desde el collado o mirador de Roldán.
Me quedo con las ganas de subir por la senda que afronté en cuatro ocasiones durante las primeras ediciones de la Ruta de las Fortalezas. Creo que a partir de 2016, se suprimió esta emblemática subida a la Batería de Roldán, por motivos medioambientales. En las primeras carreras, era la última gran ascensión (y bajada por el otro lado) de entre los aproximadamente cincuenta y algún kilómetros de que constaba el recorrido, y aunque se llegaba exhausto al pie de este sendero, te animaba sobremanera el hecho de saber que, una vez alcanzaras la cima, ya tenías casi metida en el bolsillo LA RUTA DE LAS FORTALEZAS. En la actualidad se ha modificado el trazado, de manera que ignoro si se experimentarán las mismas sensaciones de entonces.
Un ventanuco pétreo que existe en uno de los recodos del sendero de las Escarihuelas (GR-92).
El Roldán aún nos va brindando bonitas tomas a nuestra espalda.
Sendero de las Escarihuelas, que tenemos por delante, y por encima de él, Las Dolomitas o Cabezo de la Estrella, tomado por su lado más meridional.
Bonitas instantáneas que todavía nos ofrece nuestro recorrido de hoy.
Asomando el sendero hacia Fatares y La Torrosa
Una vez más, la inconfundible silueta longitudinal de Cabo Tiñoso.
La senda de las Escarihuelas resulta ideal para entrenamientos de trail, sobre todo si se empalma con el Roldán. Ya por la tarde, me crucé con unos cuantos traileros que subían o bajaban que se las pelaban. Aunque me pilla un poquito lejos, lo tendré en cuenta para citas venideras (FALCO) en que participe. 
Ya solo queda seguir el bonito sendero en descenso hasta desembocar en la Rambla del Portús y tras recorrer un buen trecho a través de ella, salir a la carretera en dirección al pueblo, donde habíamos dejado estacionado nuestro vehículo por la mañana. En definitiva, un interesante y bonito recorrido, como se ha podido comprobar, muy fotogénico, que nos ha servido para conocer, otro espléndido rincón de nuestra región. 
Y para hacerse una idea más real de parte de la orografía del recorrido, he aquí vídeo, amenizado con excelente música, editado en panorámica resolución.
¡HASTA LA PRÓXIMA!