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26 diciembre 2015

PERICAY Y CAÑÓN DEL RÍO LUCHENA III

Llega un momento en que la acumulación de esfuerzos comienza a hacer mella en tus piernas. Has tenido que ir avanzando paso a paso, metro a metro por entre el bonito pero accidentado paisaje, y este ya no te parece tan magnífico como antes. Anhelas descubrir en cada meandro del camino los primeros vestigios de la presa. Algo parecido a lo que sucede a los kilómetros finales de una ruta con nieve, que cuando comienzan a pesarte las piernas, ni esta te parece ya tan blanca ni el paisaje tan espléndido. ¡Qué mierda de nieve, qué resplandor más cegador y monótono, te vas diciendo a ti mismo!
Resulta obvio, que cuando uno va cascado, las posibilidades de sufrir un tropiezo aumentan. El montañero avezado ha de tener esta cuestión en cuenta, y pese a la fatiga, esmerarse en no cometer errores.
Qué decir de la Viky. Parecía estar disfrutando como un puerco en el barro. A ella no le importaba mojarse y mucho menos meter sus patas en el fango. ¡Quien fuera perro!
Pero a mí ya comenzaba a resultarme tediosa la penosa tarea de seguir estudiando a ver por cual carajo flanco poder cruzar al otro lado...grrrrrrrrr
Bueno, paciencia y seguimos palante...a todo esto, el tiempo programado en hacer la ruta, se nos ha ido al traste y sin cobertura para avisar de que llegaremos tarde.
¡Vaya mierda de paisaje. Si lo se no vengo. Con el hambre que tengo...!
¡Bah, porquería de paisaje bucólico...!
Aguas fecales, espumas contaminantes...ahhhhh,quiero salir de aquíiiiiiiiiii!!!!!!!!!!!!!!!
¡¡Uff, por fín una senda compacta, consistente en la que no me hunda en el barro evitando así un accidente...!!
Comienzo a alegrarme porque intuyo que la presa está próxima.
Llevo más de cuatro kilómetros ganados paso a paso a las aguas frías, rocas resbaladizas y barro.
El paisaje comienza de nuevo a parecerme resultón
Ummmm, apostaría un kilo de gambas del puñao que la presa está muy cerca...
Esto ya tiene otra pinta...!
Por fín, paisaje apoteósico, espectacular, grandioso. 
Llegamos a la presa
Joder qué ruta senderista más guapa. ¡Qué de ricos y variados alicientes atesoran estos veinte kilómetros de pateo por la sierra de Pericay. Para repetir. Vaya que sí!
Por si fuera poco, ahora toca subir tropecientos escalones hasta llegar al pie de la carretera. ¡No siento las piennnasssss!
 Tras franquear la barandilla que se puede apreciar arriba, llegamos por fin a ese camino salvador que ha de aliviar nuestras penas.
Nos queda todavía un alpargatazo hasta el cortijo de las Talas de varios kilómetros bajo un sol inclemente
Pero ya no nos importa sabiendo que los obstáculos quedan tras de nuestros pasos.Velocidad de crucero, ritmo axfisiante de testarudo impenitente que como burro con orejeras solo tiene enfrente llegar al cortijo de las Talas.
Todavía, algunas bonitas vistas nos salen al paso
Tras rebasarlo, dejamos atrás este túnel
Y lo que queda del pantano de Valdeinfierno
Y no mucho tiempo después, cerrando los veintidós kilómetros de círculo de que se compone esta impresionante ruta, llegamos al cortijo de las Talas, impelidos de un hambre canina.
¡HASTA LA PRÓXIMA AMIG@S!

PERICAY Y CAÑÓN DEL RÍO LUCHENA II

Fue muy bonito y emocionante conjugar la belleza del lugar con el divertido y a veces arriesgado ejercicio físico de ir salvando los obstáculos que se nos iban presentando en cada recodo del camino
En cada esquina de esta espectacular garganta había una imagen tornasolada que retener en las pupilas.
El extenuante ejercicio físico mental, durante más de cuatro kilómetros, que suponía ir buscando a cada metro los mejores pasos al objeto de ir progresando con garantías, sin por ello aterrizar en el intento, hicieron que al final hasta el soberbio paisaje circundante se nos indigestara y dejara sin aliento
La presa no parecía llegar nunca, y mientras tanto, como reza el tango, el reloj marcaba inexorable las horas...
Aunque no lo parezca, esto es Murcia, término municipal de Lorca
¡Qué disfrute para el cuerpo y el espíritu!
Patear estos parajes en soledad, todo una experiencia mística y religiosa.
Hacerlo en compañía, tiene que ser todavía más gratificante
En algunos tramos no había más remedio que encomendarse a la providencia y saltar de piedra en piedra.
Contar con unas katiuskas me hubiera venido de perlas.
Las bonitas imágenes se suceden sin cesar.
El cañón del rio Luchena; ¡que callaíco se lo tenía...!
Fuertes contrastes de difícil rango dinámico entre luces y sombras de esta sinuosa y estrecha garganta lorquina.
Pero dejemos que las imágenes sigan hablando por sí solas...
FINAL SEGUNDA PARTE