28 noviembre 2022

POR EL CASTILLO DE ALCALÁ III

Era la segunda vez que visitaba este lugar, y como ya he apuntado en un capítulo anterior, no fue una estancia apacible ni mucho menos, ya que el viento que soplaba por aquí arriba era feroz, peligroso si te arrimabas en exceso a los cortados, y tampoco extensa en el tiempo porque se me pegaba el arroz. Tenía claro por donde subir porque ya lo había hecho en los noventa, ahí es nada, hacía casi veinte años, y me acordaba del camino de subida, el tramo final de senda en escalera y la puerta acodada que daba acceso a la explanada. La entrada se hallaba en peor estado que ahora, que fue restaurada hace unos años tras el enésimo seísmo acontecido por aquí.  También había visto este vídeo realizado en 2016, cuyo autor hace un recorrido, se podría decir, exhaustivo, del emplazamiento y de lo que nos vamos a encontrar en él, que a mi parecer, resulta de lo más ameno y didáctico. Lo inserto ya por si alguien, buscando información, da con este blog y encuentra útil su visionado al objeto de valorar si puede hacer la visita en familia, quiero decir con niños, a partir de los ocho o diez años, que yo creo que sí, porque el rincón es muy sugestivo, sobre todo en paisajes que uno pueda echarse a la pupila y porque el acceso al lugar tampoco me parece muy complicado ni físicamente exigente. 

Y este otro a modo de documental.
Hacia el final de este capítulo, también llevo idea de insertar unos vídeos capturados con dron de lo más espectaculares.
Al fondo, la sierra de Ricote y a la derecha, asomando un extremo del cerro de la Almagra, del que ya hemos brindado información acerca de la relevancia histórica que atesora para nuestra región.
Sobre el tramo final de subida al castillo, donde encontraremos unos peldaños de piedra para facilitar la faena. La formación rocosa donde tiene su asiento la planicie que alberga los vestigios de la fortaleza, presenta esta sorprendente a la par que bella tonalidad rojiza.  
Enfocando hacia la villa de Mula e inmediaciones
Explotación agrícola en pleno proceso de recolección.
La Puebla de Mula a la que tomaremos fotos a norre.
Sierra de Manzanete, que oculta Pliego y más al fondo, cuerda de los Carrascales y Espuña.
Aquí fue donde se me ocurrió incorporar también a mi reportaje fotográfico, el Castillo de Mula, pero lo posponemos al próximo episodio.
Impresionante mole
No estaba el día ni el tiempo disponible para recrearse con prismáticos, pero las vastas panorámicas, bien lo merecen. Me pregunto como será un atardecer desde aquí. Igual lo compruebo un día de estos.
De este fortín se conserva (restaurada) la puerta de acceso, con su forma de portillo acodado, habitual de la arquitectura militar andalusí (árabe hispano). Se construía de este modo para dificultar las posibles embestidas en tromba del enemigo.
Una familia que ya se encontraba aquí, que procedían a la retirada.
La impresionante fortaleza de Alcalá se encuentra situada en las cercanías de la localidad mulense de La Puebla. Elevada unos 120 metros sobre las llanuras circundantes, domina perfectamente toda la comarca de Mula, con un radio visual en torno a los 10 ó 12 kilómetros, y se constituye por tanto en un estratégico punto del interior murciano.
Vértice a 365 metros.
Dirigiendo el objetivo hacia la Muela de Albudeite y Autovía del Noroeste RM-15.
Cruz que al parecer costearon los mismos pueblanos. A su pie, hállanse cincelados los nombres de los albañiles que procedieron a fijarla sobre una peana de cemento.
Los Baños de Mula
La Puebla de Mula
A pesar de las fuertes rachas de viento, que apenas me permitían poder verificar si la foto había salido movida, mucho menos reparar en los detalles, sí que me fijé en una construcción que llamó poderosamente mi atención.
Ya se vislumbraba el declive de la España musulmana, y la otrora hegemonía mora por estos lares, comenzó a languidecer con la conquista de Mula y su tierra por el Infante Alfonso, futuro Alfonso X el Sabio, en nombre de su padre, el rey Fernando III, en la primavera de 1244. El monarca musulmán de Murcia, Ibn-Hud asediado por todas sus fronteras y con problemas en el interior de sus dominios, acordó con el Infante Alfonso en la localidad de Alcaraz, en abril de 1243, entregar el reino como protectorado a Castilla, a cambio de ayuda para defenderse de sus enemigos y tolerancia y consideración para con la religión de sus habitantes. Pero tres ciudades dijeron naranjas de la china, y no aceptaron el pacto, que fueron Lorca, Cartagena y Mula. Las mesnadas castellanas atacan y Mula termina siendo sojuzgada por el brazo fuerte de la espada, y en abril de 1244, caen en su poder, no sólo la madina muleña, sino todos los territorios de su distrito, cuyos habitantes siguen viviendo en los antiguos emplazamientos, pero con guarniciones militares que previniesen posibles motines. El cambio en la supremacía territorial resulta un hecho, después de sofocar los aragoneses de Jaime I, la revuelta mudéjar de 1244 - 1246, por petición del Rey Sabio, de quien era yerno. Los musulmanes de Mula son enviados a la morería, constituida en La Puebla de Mula, donde permanecen vigilados por los cristianos que residen en la torre-iglesia que todavía hoy se yergue en la parte oeste de la aldea, sobre el río Mula, precisamente esa construcción que llamó mi atención y de la que hube de investigar para conocer la historia y razón de su existencia.
Los lugareños más antiguos conocen a esta construcción del siglo XIV, por el apelativo de "la ermita vieja". Un montón de años pasando casi a diario por la antigua carretera C-415, (todavía en uso) que discurre a escasos metros de aquí y nunca supe de su existencia. Es una torre, que en su día, se hallaba amurallada, de unos ocho metros cuadrados construida con paredes de sillería de siete a ocho metros en piedra. Fue en el siglo XVI cuando el fortín de vigía troca en ermita dedicada a Santa María Magdalena.
Anduve por la pedanía dando un garbeo, pero me resultó impracticable el tomar una fotografía decente, que me gustara, vamos, a la fachada de la iglesia (estrechez de la calle, coches, jaleo de cables, etc) San Juan Bautista, salvo las de su torre campanario.
Lo que queda del castillo de la Puebla o de Alcalá
El castillo de Mula, dominando la villa.
Estamos, al parecer, ante uno de los edificios fortificados de origen islámico más antiguos de la Región de Murcia, pues algunos autores remontan su fundación al siglo VIII, cuando una guarnición de tropas musulmanas se estableció en el lugar para el control del antiguo enclave de Mula (quizá en el Cejo de la Almagra, junto a los Baños de Mula), una de las siete ciudades de Tudmir que negociaron su incorporación al Islám.
Con los años fue cobrando importancia, dado su carácter de enclave estratégico, como punto de control del territorio y las vías de comunicación. Sus imponentes estructuras defensivas le permitieron incluso mantener un papel relevante durante el proceso de incorporación del Reino de Murcia a la Corona de Castilla, a mediados del siglo XIII.
La fortaleza de Alcalá se encuentra catalogada como Bien de Interés Cultural por la Disposición Adicional Segunda de la Ley 16/1985, de 25 de junio del Patrimonio Histórico Español.
Ya se ha destacado antes que, según los estudios existentes, entre los que destaca el de Manzano Martínez, a comienzos del siglo VIII, Mula (un topónimo derivado de la palabra latina mola, que generó el castellano muela) era una de las poblaciones más importantes del sureste peninsular. Y así aparece en el conocido Pacto de Tudmir, por el que los antiguos territorios visigodos situados en la cuenca del Segura pasaron a la órbita islámica.
La antigua población de Mula, situada en el Cejo de la Almagra (cerca de los actuales Baños, según G. Matilla e I. Pelegrín), habría de aceptar, tras la firma de este tratado, un contingente militar de tropas musulmanas que quizá se asentó en el actual cerro donde hoy aparecen las ruinas del castillo de Alcalá.
Con el transcurrir de los siglos, tanto la fortaleza como la alquería que surgió a sus pies (quizá en la actual Puebla de Mula), fue adquiriendo importancia.
Ya F. Amighes señaló que este castillo pudo ser una de las grandes fortalezas estatales que funcionaban como graneros dependientes del estado, donde eran custodiados los productos resultantes del cobro de impuestos. Ocupado por una guarnición militar castellana tras la incorporación del reino de Murcia a la Corona de Castilla a mediados del siglo XIII, aparece mencionado en la documentación generada durante la ocupación aragonesa de los territorios murcianos entre 1296 y 1305. Al parecer, continuó manteniendo Alcaide durante todo el siglo XIV.
En 1373 el concejo de Mula vendió la propiedad de la fortaleza y de la pequeña aldea, quizá entonces casi despoblada, a Alonso Yáñez Fajardo. En 1380, los descendientes de éste emprendieron un intento de repoblación del lugar con mudéjares, que quisieron establecer con una conocida carta puebla.
Toda esta información, incluido didáctico vídeo y detalles de su arquitectura, se pueden encontrar en la socorrida web de siempre, esto es, REGIÓN DE MURCIA DIGITAL
Como ya hemos visto en uno de los vídeos, el destacamento de vigilancia contaba para surtirse de agua, de 25 aljibes de planta rectangular, cubiertas con bóvedas de medio cañón, comunicadas entre si y dispuestas en batería. Asimismo, se perforó un pozo lo suficientemente profundo (ahora protegido por una valla), que llegara al nivel freático del río Mula, con el fin de garantizarse el indispensable elemento, en periodos de sequía. No me entretuve en fotografiarlos porque en las tomas desde las alturas se aprecia mucho mejor su disposición, dimensión y forma.
Saliendo del castillo cuya belleza del paisaje y acicalado cielo aún nos regala estas últimas fotografías. 
El Castillo de la Puebla, o lo que queda de él y su bonito emplazamiento, un lugar digno de visita.
Y aquí los enlaces prometidos a vídeos que tomo prestados, como complemento a mi reportaje. El realizado por la chica inglesa me parece espectacular. Resulta evidente que se conduce muy bien en el manejo del aparato y la edición de vídeo.
FINAL TERCER CAPÍTULO