10 julio 2012

DESDE EL CENAJO POR EL RÍO SEGURA (DESPUÉS DEL INCENDIO) II

Sus chispas se cuelan cada verano entre la maleza y avanzan, sin freno, destruyendo a su paso un patrimonio verde de incalculable riqueza que la naturaleza ha tardado siglos en esculpir. Los incendios forestales se convierten cada estío en el fantasma que pone en jaque a bomberos y brigadas medioambientales. 
Un triste envite que transforma el verdor en desolación y que no perdona un verano. Este año la región ya ha batallado contra cerca de 80 quemas y el pasado se cerró con 130 fuegos. 
La gran mayoría solo tenían un culpable: el hombre.
Más de 7000 hectáreas de monte pertenecientes a Moratalla y Calasparra y la localidad albaceteña de Hellín son el último "trofeo" que se ha cobrado el fuego este verano. Un incendio que obligó a desplegar decenas de medios aéreos y terrestres y a desalojar varias pedanías entre ellas la moratallera Salmerón. Sus vecinos apenas podían articular palabra cuando recobrada la calma, regresaron a sus hogares. 
"Esto es un desastre", clamaban absortos.
Como en otras ocasiones, también detrás de este incendio parece esconderse una "mano negra". Según fuentes ligadas al caso, todos los indicios apuntan a un fuego intencionado. Una realidad que se repite en casi el 20% de los casos. En 2011, la región registró 25 incendios intencionados que arrasaron más de 410 hectáreas forestales, un 86% de todas las que ardieron en ese periodo. El año anterior, un fuego intencionado en Calasparra alcanzó grandes proporciones y calcinó cerca de 640 hectáreas de gran valor ecológico. Sus presuntos autores querían robar en paz.

Afortunadamente, el fuego fue interceptado en el área recreativa de Cubillas...a partir de aquí, el paisaje cambia por completo, se te caen los palos del sombrajo y te entran ganas de llorar.
No puedes creer lo que estás viendo...algo te oprime el pecho, y la sensación de abatimiento es enorme.
Hasta llegar al lugar del desastre, conservas la esperanza de que "no sea para tanto...", que solo hayan ardido las cimas, que las márgenes del río, por arte del birlibirloque, se hayan salvado...pero en tu fuero interno sabes que es cuestión de tiempo darte de bruces contra la cruda realidad. Y así es. Porque nada más dejar el área recreativa de Cubillas...te encuentras con las primeras consecuencias del fuego abrasador que todo lo aniquila.
El impacto es terrible. Te quedas sin respiración.
Y lo que primero te llama la atención es el fuerte y característico olor a ceniza mojada. El efluvio penetra tus vías respiratorias y contribuye a que tu desconsuelo sea aún mayor.
Pisar las cenizas, ayer humeantes, hoy polvorientas, resulta inquietante. A punto estuve de darme la vuelta, pero eludir, obviar la realidad, no hace que esta desaparezca, así que, anduve recopilando testimonio gráfico de lo ocurrido hasta más o menos la presa del Hondón, y mientras lo hacía, me daba cuenta, que al menos, las márgenes del río, pronto recuperarán su antiguo esplendor, porque este sabrá inyectarles la savia de vida que desde tiempos remotos, les reparte generosamente con amor.
 En dirección al pantano, disparas y...
  Pero al girarte...comienza la barbarie.
  Parece a veces como si la belleza per se del río, pretendiera hacerle frente a la tozuda y cenicienta fealdad del infierno...
  Pero el fuego se muestra tenaz, obstinado en su empeño de ejercer la fuerza devastadora de su impronta...
 Aún en las tinieblas puede habitar un atisbo de belleza...
 Este pino joven debió encomendarse a algún santo porque milagrosamente se salvo del fuego...
Desde el área recreativa la presa del hondón...realmente desolador.
 Pero muchas criaturas buscan en el abrazo del río, el ángel protector que las libre del fuego destructor...
El río sigue su curso...y paradojas de la vida, una mosca logra salvarse de las llamas pero no de la araña que le ha tendido una trampa...
 El río continúa alegre su camino, ajeno al exterminio que se extiende a su alrededor...
  Así a bote pronto, temo que al quedarse desnudas las sierras colindantes al río, si llueve con fuerza este otoño, la erosión arrastrará toneladas de ceniza y tierra hacia el segura...en fin, tengo la esperanza de que, las correspondientes administraciones repoblarán cuanto antes las zonas afectadas porque estoy seguro que la ribera, en cuestión de poco tiemp, lucirá tan bella, exuberante y lozana como siempre.
  Y por último, no quiero dar por concluida esta segunda parte, de mi particular aventura por el Cenajo, sin poner de manifiesto mi reconocimiento hacia todas esas personas, que una vez declarada la catástrofe, participaron con riesgo de sus vidas y denodado esfuerzo, en la extinción del incendio. 
  FIN DE LA 2ª PARTE