24 octubre 2018

POR LA CUERDA DEL CAMPANARIO II (SIERRA DEL QUIPAR)

La Hoya de Don Gil, debe ser uno de los parajes más bonitos de la provincia de Murcia. Es un rincón con magia, sobre todo si se tiene la perspectiva de admirarla en toda su plenitud desde aquí arriba. Ya vemos que está rodeada de montañas y esa forma de cuenco, favorece que el agua de lluvia se encamine hacia la planicie central, haciendo de éstas tierras, un dechado de fecundidad, muy apropiadas para el cultivo de frutales, viñedo y cereal.
Pero después del susto sufrido con los dinosaurios, que a la postre resultaron ser menos fieros de lo que aparentaban, necesitamos unos momentos de relajación y que mejor para conseguirlo que dejarnos embriagar de la música. Aquí en el campanario, damos la campanada y valga la rebuznancia, con estos temas que a continuación se ilustran y representan...
Tema legendario cantado por la incombustible Dionne Warwick y compuesto por Barry Gibb, el más guapo y mayor de los Bee Gees, el de frondosa cabellera, que hacía sus pinitos en solitario y también componiendo magistrales canciones para otros artistas.

Otro incombustible de voz inconfundible, Kenny Rogers. En 1978, la canción de El Jugador, sonó hasta en la sopa y lo hizo más famoso de lo que ya era.
¡Menudo potosí de música a cual mejor!

¡Vaya, este tema no necesita presentación y la película cuya banda sonora representa, mucho menos, ayss, qué tiemposss!!!¡Qué guapo el Richard Gere...! Y algunas escenas de esta inolvidable película han quedado para la historia.

Me encanta Nat King Cole y desde luego su hija Natalie Cole. Tengo muchos discos de ella. Existen en internet cuatro o cinco conciertos en los que está soberbia, y muy bella, dándole al Jazz y al soul, una vez superados sus tremendos problemas con el alcohol y las drogas duras, y ahora que parecía había cogido el camino de la buena senda, madurez necesaria, indudable talento heredado del padre y todo lo demás, sus excesos pasados, lastran su salud y el hígado le falla, sometiéndose a un trasplante en 2009 del que no se termina de recuperar, falleciendo en 2015 a la edad de 65 años. (Aquí a grandes rasgos su historia, en un artículo de El País). A mí me gusta más Unforgettable como lo canta el padre en solitario, por los arreglos de la orquesta que lo acompañan y demás, aunque el tema que incluye el cedé del 1991 de la hija, aprovechando aquella técnica que se puso de moda durante un tiempo, de coetanizar artistas de nuestro tiempo con otros ya desaparecidos hace varias décadas, simulando cantar a dúo, tampoco está nada mál. En fin, pincho las dos versiones y el legendario When I Fall In Love del que se han realizado tropecientas mil versiones, siendo la de Natalie junto al padre en este bellísimo video y la de Michael Bublé en solitario de las que más me gustan.


No se ve ni rastro de los dinosaurios, se ve que han salido de estampida al sonar los primeros compases de esta colección musical que les traigo, y eso, que vienen a ser más o menos de la misma época, en fin, se nota que no tienen ni chispa de gusto.
Otro temazo, que en España haría popular la Orquesta Platería pero que sonaba igual de bien sino mejor, en el original, a cargo de Rubén Blades, en versión larga duración. La estrofa final de la canción ha quedado para la historia y como enseñanza de vida..."La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida...¡ay dios!, Pedro Navaja, matón de esquina, quien a hierro mata, a hierro termina...laralí laralá". 
Pinchamos las dos versiones.


Hemos dejado para el último a Miguel Bosé. Como buen hortera romántico que soy, tengo que admitir, que a mí me gustaba más el Miguel de antes que el de ahora. Tiene unas cuantas canciones bonitas en su repertorio, incluidas en esta casset, que tanto a ellas como a ellos, nos sirvieron de banda sonora de nuestros amores adolescentes. Morir de amor es una de mis preferidas, y la letra de El Juego del Amor, ¡ummmmmm, como me ponía de tiernooooo, dulce y románticooo!!!


Acariciarte, despacio y en silencio 
Acompañarte, hasta el suelo con un beso 
Y suavemente, quitarte tu vestido 
Sobre tu cuerpo, quedarme así... dormido 
Si fuese justo, diría no, no puedo 
Es demasiada la fuerza de tu sexo 
Entre tus brazos, pequeño y tan perdido 
Cierro los ojos y siento que has ganado 
Por que en mi mente estas tan solo tú 
El resto no me importa Existes solamente tú 
Yo te daré, la vida si la quieres 
A cambio de tu amor De más amor, de más amor 
Y ahora buscas tu ropa muy deprisa 
Dentro de un rato con tu madre tienes cita 
En ese espejo te arreglas como puedes 
Mientras me miras y entiendo lo que quieres...
Bueno, bueno, ya está bien que se nos hace de noche aquí en lo alto del Campanario. Como es de rigor, una foto en el vértice, en esta ocasión con mi camiseta independentista de los Bee Gees, unas panorámicas del paisaje desde el mojón y a ver si damos, con el paso que nos permita pasar al otro lado.


A la derecha del mojón en dirección sur encontramos la vía en modalidad sencillo destrepe que nos va a permitir poner pie firme en la umbría. Desde esta vamos a alcanzar de nuevo la cresta, tras andar unos metros por la ladera. No obstante, incluiré al final de esta entrada, el correspondiente track, subido a Wikiloc. Ya nos encontramos al otro lado de la brecha.
Una buena toma de la Sierra de las Cabras. Recordarán algunos de mis seguidores, que Viky se perdió en lo alto de aquella. Como se puede colegir, no resultaba fácil salir de allí y tomar el camino correcto hacia el pueblo, como ella hizo.
Llevo en el gps el recorrido de la Falco 2013, así que, me oriento en dirección sur, siguiendo toda la cuerda, sin excesivos problemas hasta conectar con el antiguo trazado. Aún permanece una estaca de señalización de aquella. ¡Qué tramo más bonito y salvaje el del Campanario de aquel año!
Lo más complicado ya está conseguido, que es conectar las dos partes en que las divide una tajadura. Una vez en la cresta, tenemos la ventaja de disfrutar los paisajes de un lado y otro de la montaña, según se mire hacia el Quipar o Burete. El contraste que ello ocasiona, entre la solana y la umbría, en función de la orientación Sur o Norte, queda de manifiesto en esta sierra. En la umbría aparece un denso bosque de pino carrasco y sotobosque de enebro, coscoja y lentisco.  También ejemplares aislados de encinas, sabinas y quejigos. Todo ello hace que sea muy dificultoso el evolucionar con tanta maleza por doquier. En la solana lo que hay en mayor densidad es jara y esparto, por lo que resulta más llevadero el desenvolverse por ella.
La Hoya de Don Gil con sus feraces campos preparados para el cultivo.
En algunos pasos un tanto aéreos, se puede acelerar el avance, haciendo equilibrios, fácilmente eludibles y con mayor seguridad por la solana. No hay necesidad de arriesgar.
El transitar por la cresta del Campanario, con tanta contorsión y destrepe, pondrá a prueba nuestras articulaciones y grado de desgaste de que ya son objeto nuestros cartílagos...
También nos tropezamos con una profunda sima. Preferí no adentrarme en ella por si se trataba de la guarida de los dinosaurios.
Para artrosis y todo tipo de achaques de puro matusalén milenario los que deben aquejar a Yoda el Pesadumbres. Lo de pensador de las cumbres lo vamos a dejar para otro día que de un tiempo a esta parte está de un remolón indolente que no veas. Con eso de que se ha debido sentir algo eclipsado por Hulk, lo veo con poco afán de protagonismo, y eso que sale bien guapo en las fotos dada su ancestral a la par que cinematográfica fotogenia, pero en fin, ya se puede vislumbrar que de todo se harta uno, porque si te falta la ilusión, es que te falla todo...¡Venga Yoda, arriba esos ánimos!


TRACK DEL RECORRIDO

¡HASTA LA PRÓXIMA AMIG@S!

23 octubre 2018

POR LA CUERDA DEL CAMPANARIO I (SIERRA DEL QUIPAR)

En esta ocasión nos vamos a quedar cerquita de casa y pretendemos consumar un propósito que teníamos pendiente desde hace algún tiempo. La idea es trazar un itinerario por toda la abrupta cuerda del Campanario. Este monte, estaba llamado a ser, por su escabrosidad y situación en el ecuador de la prueba, el obstáculo estrella que habría de ser superado en sucesivas ediciones de la Falcotrail de Cehegín. Pero por unas razones u otras, todas debidas a desavenencias con el dueño de la finca, el paso por esta espectacular montaña, ha quedado bastante descafeinado. Nada que ver con aquella edición del 2013 en que se atacaba el Campanario en ardua subida por la solana, y tras alcanzar exhaustos la cuerda cimera, acumulados ya muchos kilómetros en las piernas, habíamos de crestear, trepando y destrepando, circunvalando los pasos más arriscados para en un punto concreto, caer en vertiginoso descenso por la umbría hasta la pista de camino al Estrecho de la Encarnación. Entonces sí que el Campanario inspiraba canguelo. Recuerdo que la siniestra intención primigenia, pendiente de desarrollo, era bajar la carrera por el Pico del Águila y tras conectar a través de pistas con su extremo norte, hacer toda la cuerda hasta ensamblar con la pista del Estrecho. La alargada montaña estaba en el corazón del recorrido, y daba mucho juego para endurecerlo a voluntad.
En la edición del año siguiente, las encontradas diferencias con el hacendado fueron tales, que horas antes de que se diera el pistoletazo de salida, el organizador viose obligado a modificar y señalizar un nuevo recorrido, evitando a toda costa traspasar, la linde de la finca Hoya de Don Gil. Así las cosas, insistir en perfeccionar el recorrido al paso por el Campanario, dejó de tener sentido, y se nos fue de la cabeza. En fin, eso ya pertenece a la historia y ahora comprendo que fue mejor así pues de sacrilegio imperdonable a la naturaleza se hubiera tratado si arrasamos el Campanario con quinientos o seiscientos pares de piernas cincelando a la par que triturando su cresta. El modo senderista, resulta menos hostil, menos ruidoso, más amigable con el medio ambiente sobre todo para con los genuinos moradores que pueblan su hábitat.
  Pero yo me quedé con las ganas de establecer un itinerario que recorriera en su totalidad la cuerda del Campanario. No era la primera vez que lo atacaba desde el Collado de los Marianos, hasta llegar a su portentoso vértice geodésico, desde el que baja una senda hasta la pista de la umbría, vestigio de una antigua edición de la Falco. Las vistas despejadas desde esa columna hecha de piedra y hormigón, no tienen precio y además, hacia todas direcciones y distancias. Aparte de los cerros más inmediatos, como collado Alto, morra Cenón, As de copas, etc, podremos atalayar desde nuestra privilegiada posición la sierra de las Cabras, sierra de Mojantes, Revolcadores, El Gavilán, Nevazo, El Buitre, sierra de Moratalla, Almorchón, sierra del Molino, Ricote, Burete...pero al llegar aquí siempre me encontraba con el mismo obstáculo, una gran hendidura que parecía seccionar el Campanario en dos partes, impidiendo el avance. Para continuar la progresión, me propuse encontrar un paso, que permitiera el recorrido de toda la cuerda sin interrupción. Luego veremos si pudimos lograr tal empeño.
La ruta apenas tiene siete kilómetros pero como está realizada en su mayor parte, en modo asaltalindes, a monte traviesa, afirmamos que no resulta cómodo el progreso. Imprescindible pantalones largos pues el sotobosque es muy acusado en una sierra tan salvaje y exuberante como esta. Dejamos el coche en los merenderos de la Hoyaleja y por la labrada senda de un tramo de la Falco, abordamos el collado de los Marianos para enganchar con una de las puntas de la cuerda del Campanario. En la imagen inferior, Collado Alto y asomando por su derecha, la Sierra de las Cabras.
La Morra y la silueta inconfundible del As de Copas.
Mirando hacia Caravaca
As de Copas
La densa masa forestal de La Umbría del Campanario
Llanos de Caravaca, Sierra del Pinar Negro, Sierra del Gavilán, etc.
Peñarrubia, Nevazo, sierra del Buitre, Cerro Gordo, Caravaca, etc.
Fértiles explotaciones agrarias, campos de cereal.
Durante toda la ruta se nos ofrecerán bonitos balcones y terrazas con vistas al excelso horizonte.
Productiva explotación de árboles frutales
Desde el collado de los Marianos oteando la cima del Campanario y la Peña del Viento.
Campanario, sierra de las Cabras, Collado Alto, Mojantes...
Sierra de Burete, Pico del Águila, Morra Calderón, Morra del Canalón, etc.
Cehegín y al fondo, las canteras de la sierra de La Puerta
Vamos cogiendo altura
Los horizontes se ensanchan...
As de Copas, La Morra, Sierra del Molino difusa en lontananza.
Estamos llegando a la cumbre.
La Sagra, Mojantes, Revolcadores y Las Cabras que se harán omnipresentes durante toda la ruta.
El formidable mojón hecho de piedra y argamasa. Mi amigo Pedro gusta al llegar aquí de zamparse un bocata de atún con tomate sentado en lo alto del mogote mientras disfruta del paisaje.
Las vistas desde aquí son estupendas, sobre todo mirando hacia la Hoya de Don Gil y la frondosa Sierra de Burete
¡Pero hombre, qué ven mis ojos...?
Un sucedáneo, un remedo, una interina, al parecer oriental de la inigualable, inimitable, inconfundible Viky...pero bueno, así me hago la ilusión de que anda conmigo. ¡Como se entere que utilizo un patético peluche de sustituta, una mala copia de feria ya veremos si no me pone a caer de un burro...!
¡Esperemos que nadie le vaya con el cuento y se chive!
Aunque entendemos que no da el pego, por lo menos se deja fotografiar y resulta bastante expresiva, pese a lo a priori, hierático de su rostro made in china.
De pronto nos tropezamos por las inmediaciones de la cima del Campanario, con una escena de lo más terrorífica, escalofriante...
Aterrados, contemplamos el combate a muerte entre estos dos colosos del cretácico, un Tiranosaurio rex y el Therizinosaurus. Los rugidos ensordecedores de estas bestias de otrora, se dejan sentir hasta más allá del As de Copas y el Salto del Usero.
Viky la suplente y el enajenado recurrente se quedan petrificados...observar el espantoso aspecto de la fiera tirana nos congela la sangre. Me coloco el braguero que para estas ocasiones suelo llevar en la mochila porque está claro que si advierten nuestra presencia, no nos escapamos ni pegando saltos.  
Sabemos que el combate es desigual, por el tamaño descomunal y mayor fuerza potencial del tiranosaurio...ambos se miden las fuerzas, frente a frente los hocicos, mandíbulas batientes prestos al inevitable choque de titanes.
Solo confiamos en que sigan sin percatarse de nuestra insignificante existencia.
El ataque de uno de los dos contendientes parece inminente
El Therizinosaurus, que parece más nervioso, ataca primero y se sube a las mismas barbas del tiranosaurio...con sus garras cortantes y atenazantes lo subyuga y consigue hacer que el goliat casi bese la lona...
Pero se trata de una efímera impresión pues la ley del jurásico se impone en toda su crudeza. Entre carnívoros, el dinosaurio grande siempre se come al chico, así ha ocurrido siempre desde tiempos remotos.
 El ciclópeo dinosaurio se rehace y aquí lo vemos atenazando con sus poderosas mandíbulas el frágil pescuezo del Therizinosaurus.
Estas sobrecogedoras secuencias, producen al estupefacto cronista, un paralizante miedo a ser devorado, sensación muy humana y comprensible, dicho sea de paso. Pero este diletante aficionado a la narrativa gráfica, es capaz de sobreponerse, tirar de raza y arriesgarse a ser troceado y engullido, capturando empero estas imágenes, como fiel testimonio de lo aquí acontecido, en la cima del Campanario, en la fecha y hora señaladas "ut supra".
Fotografiando la solana, al otro lado de la brecha que divide en dos el Campanario, como Viky el vikingo, me toco la nariz, tengo un momento de inspiración, de lucidez diáfana y pasmado, comprendo la verdad...
 Estos dinosaurios están amaestrados. Lo que yo interpreté como un combate mortal se trataba simplemente de un inocente juego entre amigables criaturas. Se mordían pero sin apretar, como lo hace tu perro cuando juega contigo. Todas las piezas comienzan a ordenarse y encajar en mi cerebro. Ahora lo entiendo todo. Lo que el señor Parreño quería impedir a toda costa, no autorizando el paso de la Falco por el Campanario, es que se descubriese su secreto. Lo de preservar la caza y todo lo demás era una falacia, una taimada trola. En el Campanario ha creado un parque jurásico parecido al de Spielberg. Parreño, eximio enólogo, docto investigador en sus ratos libres, hábil empresario, ha concebido a los dinosaurios a partir de la clonación genética de materia fósil hallada en tábanos prehistóricos, localizados en el Estrecho de la Encarnación, que se alimentaron de la sangre de dinosaurios durante la época jurásica, preservados en ámbar a través del transcurso del tiempo. El ADN incompleto de esos especímenes fue terminado con la adición de segmentos genéticos provenientes de lagartijas. Durante el proceso, fueron creados solo dinosaurios hembra estériles para prevenir su procreación y una posible e incontrolada sobrepoblación de dinosaurios en el Quipar y montes adyacentes. También se les ha diseñado con un defecto de fabricación endocrino que los hace incapaces de generar lisina, un aminoácido esencial, por lo que si no la consumen en sus alimentos, decaen sus constantes vitales y al poco estiran la pata, una medida de control y eliminación, en caso de que por instinto, les entrara ansia de conocer mundo. No descartamos por tanto, verlos emigrar hacia otros montes cercanos incluso de Cazorla y Castril. Ya me imagino que alguna asociación protectora de animales prehistóricos, haya de tomar en el futuro, cartas en el asunto, para controlar mediante chips, sus flujos migratorios. Pero ello, cuando el siniestro experimento salga a la luz pública y se tenga conocimiento de su existencia, que de momento, el señor Parreño, mantiene su extraordinario proyecto en el más estricto y riguroso secreto.
Después de tranquilizarme y comprobar su carácter inofensivo para con los humanos, le tomo una de tantas fotos a la bonita hoya de Don Gil, y comienzo a escudriñar a ver por donde demonios pasamos al otro lado sin rompernos la crisma en el intento.
Desciendo unos metros por la hendidura, ora por la solana, ora por la umbría, y en esta descubro un pasadizo que desde la cumbre permanece oculto.
Disparo unas fotos a la Sierra de las Cabras, a la suplente inanimada de Viky...abandonamos a los dinosaurios amansados (los echamos a la mochila quiero decir), apechusques en su sitio y reanudamos la marcha.
Está claro que no es la Viky, pero su aspecto y gesto displicente la evocan...
FINAL PRIMERA PARTE