06 mayo 2024

POR EL EMBALSE DE JUAN DE LA CIERVA y LA FUENTE DEL CAPITÁN II

Albergaba la esperanza de encontrarnos con alguien practicando la escalada en estas paredes, pero no tuvimos suerte.
Las paredes cuentan con 44 vías de escalada deportiva. Sus grados de dificultad abarcan desde el 6c+ hasta el 8c. Dicho esto para los entendidos, que el que suscribe, ni pajolera idea tiene.
Una vez sobrepasadas las paredes, aquí, donde ilustra precisamente la foto, nos desviamos un poquito a nuestra izquierda, en progresión ascendente, por un camino que se va estrechando por momentos hasta convertirse en senda, cada vez más angosta y medio perdida, casi obstruida por un gran y tupido carrizal. Parece la selva del Amazonas y sobre todo, hemos de procurar ir ladeando las cañas para protegernos los ojos. Mi fotógrafa auxiliar registra muy bien nuestro paso por este divertido y largo pasillo de carrizos (ochenta metros, más o menos), por el que, en todo caso, se progresa sin problemas.
No olvidemos que avanzamos por el lecho de la rambla, hasta llegar a la antiquísima Casa de Perea, que nos queda a mano derecha, un poquito por arriba, bien abrigada de los vientos del norte, por unas grandes paredes. Es un enclave con historia, que debió ser cruce y punto de encuentro de las personas y animales que por entonces, frecuentaban estos pagos, y por esta presumible solera de antaño que le adjudico, tomo las siguientes capturas, aunque su entorno más inmediato, por la escasez de lluvias, luzca de momento, bastante chuchurrío.
Ahora cruzamos la rambla y vamos a conectar con el camino que la Mancomunidad de los Canales del Taibilla acondicionó en su día para construir el altísimo acueducto que muy pronto veremos. Tras de avanzar unos cientos de metros, dejamos a nuestra izquierda el camino que lleva a la Central Eléctrica y volvemos a cruzar la rambla, en esta ocasión, atravesando un magnífico puente de piedra.
También tendremos que atravesar una bonita y clareada pinada. 
A nuestra derecha surgen unos bonitos contrafuertes (Abrigos del Charcón), que van flanqueando la rambla, con curiosas formas y estratos, que llaman poderosamente nuestra atención. Hasta hemos creído ver delineado en la roca, algo parecido a la popa de un buque.
Y nos enfrentamos al punto estrella del recorrido, al rincón más pintoresco de toda la excursión, uno de los lugares más emblemáticos de la comarca del Río Mula, junto con el paraje del Salto del Usero, en Bullas, donde podremos disfrutar de las vistas que nos ofrecen el acueducto del canal del Taibilla, la gran charca que hoy denominan Fuente Caputa, antaño conocida como la Fuente del Capitán, y el bucólico entorno donde se hallan ambos atractivos ubicados.
El acueducto tiene 4 arcos, unos 100 metros de longitud y otros 20 de altura y por él pasan las aguas del segundo gran ramal de esa gran obra hidráulica, el llamado Canal del Segura, el cual desde Bullas llega hasta Alicante abasteciendo antes a la ciudad de Murcia. Por encima del acueducto se encuentra la vieja Subestación Eléctrica de Perea, que aprovecha un desnivel de 85 metros de altura para producir 1.480 kw.
Nos damos un garbeo por el entorno más inmediato del acueducto. La gran mole de lo que parece un pedrusco, que tiempo ha, debió desprenderse de las inmediaciones, nos causa impresión.
Nos hallamos sin duda en un entorno espectacular, encajonados en una abrupta cerrada, entre las calizas del Lomo del Herrero y el Cejo Cortado. A este lugar, sobre todo en los días radiantes de sol del fin de semana, acude muchísima gente, en plan picnic, dados sus dos fáciles accesos en vehículo. Y durante la época estival, ya no digamos, de bañistas se pone esto a reventar. Y no solo aquí, en la poza estelar y más grande de estos parajes, donde nos hallamos ahora, sino también en las dos algo más pequeñas que existen un poquito más arriba, justo donde tiene comienzo o su arranque, la Rambla de Perea. Este primer y más turístico tramo por así decir, de la rambla, coincide con el Itinerario Ambiental (Cuenca alta de la Rambla de Perea), y se encuentra bien balizado desde su principio hasta la vaera Caputa y el acueducto del Taibilla. Es un recorrido por sendero, de apenas kilómetro y medio, que se anda bajo la sombra de los pinos, muy disfrutón, que discurre por la margen derecha del cauce de la rambla, y lo hace en algún tramo junto al agua y entre juncos y en otro se adentra un poco en la ladera, siendo sotobosque y pinos los que predominen entonces en las márgenes del circuito.
En este bello enclave de la demarcación muleña, algo de postureo, se me antoja ejercicio inexcusable y de obligado cumplimiento. Y si estamos en verano o con temperatura propicia, un chapuzón al canto puede venir de perlas si de atemperar parte del esfuerzo acumulado se trata. En nuestro caso, como todavía hacía fresquito, con un remojón de brazos y un chapoteo de pies, tuvimos más que suficiente para sentirnos otra vez, briosos y renovados.
Pero se nos está pegando el arroz por la profusión de fotos, y como no apretemos el paso, es que nos dan las cuatro antes de estar de vuelta en el coche, y a ambos nos esperan para comer en casa, así que, en paraje tan idílico que cuesta abandonar, no tenemos más remedio que arrancar y continuar un camino que aún nos reserva bellas imágenes que dejar grabadas en el disco duro de nuestras pupilas.
Desde la pared del cerro, he visto a los más atrevidos, lanzarse al agua. No seré yo quien critique esta práctica, que todos hemos sido jóvenes y en el Salto Lucero, el menda hacía lo mismo, ahora bien, las avenidas pueden modificar el nivel del fondo, colmatando unos puntos y ahondando otros, y por esta causa, me consta que este lugar se ha cobrado la vida de más de un arrojado bañista, como así también hemos tenido que lamentar en el Salto del Usero.   
La estación de aforo que existe previa a la poza de Fuente Caputa y lo que parece un buzón de correos, que está claro, tendrá o tendría otro cometid😆...la de cálculo del volumen de agua mismamente😊.
Otra bonita vaera que existe rambla Perea arriba, poquito antes de los ojos del abrevadero. Como se puede inferir, las posibilidades para el baño, en incomparable paraje natural, de que disfrutan los lugareños y otros visitantes, resultan de todo punto excelentes.  
FINAL SEGUNDO CAPÍTULO

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