He tenido alguna dificultad, sobre todo en los últimos metros, para traspasar el cañizar, que se observa en la fotografía, pero finalmente he logrado alcanzar el punto donde el track indica un giro brusco de 90º hacia la izquierda. Abandonamos por tanto la rambla, con cierto alivio, pues ya comenzaba a resultar algo cansino, el ir buscando el mejor paso, si por un lado u otro del cañaveral, para seguir progresando. Ahora vamos en subida, de cerro en cerro, campo a través, buscando la loma donde se encuentra el vértice geodésico, situado en los 355 metros de altitud. Entretanto, aprovechando que ganamos altura y espacio abierto en derredor, capturamos el frondoso cauce por donde hasta hace poco íbamos transitando.
Dentro de poquito veremos las primeras aguas del embalse de Algeciras, pues observo en el gps que me voy acercando a una de sus colas. El cilindro de hormigón, ya no debe estar muy lejos. Elevo el periscopio y hago una batida visual de 360º y no hay duda de que estoy rodeado de un auténtico secarral.
Ya diviso El Castellar, y debajo se encuentra el pantano. Me he entretenido mucho en el barranco del Infierno y rambla de Librilla. Ahora me entran las prisas, pues veo que me dan las uvas antes de completar el redondel. Pero es que no era para menos...¡menudo espectáculo orográfico y geológico el que estoy presenciando...! Y como decía Super Ratón, no se vayan todavía, aún hay más...
Hacia aquel corral que se vislumbra a lo lejos, creo que se orienta el track. Escucho ladrar a unos perros. Espero que no sean de los que muerden. El dicho ese de que perro ladrador, poco mordedor, según mi experiencia, es cierto. También extrapolable a los humanos.
Carrascoy y El Valle. Más humildes, El Castellar y Lo Ramón.
El track va por ese camino...
Aquí tenemos ya el vértice geodésico y Sierra Espuña, y la explotación de árboles frutales que el otro día vimos desde el lado de Gebas.
En efecto, son dos perros de gran envergadura los que guardan el corral, pero me consideran amigo y permiten pasar. No obstante, aunque me voy haciendo el sueco, empuño fuerte y con mala hostia el bastón, por si las moscas... pues hay que andar siempre prevenido, nunca atemorizado.
El espectáculo visual de los barrancos continúa...
Paisaje Protegido de los Barrancos de Gebas
Este "paisaje lunar" como se le denomina por Alhama, o"bad-lands"para los sabios, es el resultado de millones de años de erosión de las inestables margas que lo componen. Formadas en el Tortoniense superior, es decir, hace unos 6 ó 7 millones de años cuando el mar estaba a punto de retirarse definitivamente de estas zonas, son las principales responsables de un paisaje donde la erosión es su principal atractivo. En sus orígenes, hace unos 10 millones de años, los hoy Barrancos de Gebas aún eran un fondo marino tranquilo, encerrado entre las Sierras de Espuña, La Muela y El Cura. Cuando el mar se retiró pasó a convertirse en una vasta llanura ligeramente ondulada, de materiales sedimentarios poco cementados. Con la aparición de las primeras lluvias torrenciales las aguas de escorrentía comenzaron a trazar una tímida red de drenaje, primero mediante regatos y surcos. La fragilidad del material y las abundantes trombas de agua fueron profundizando en el terreno, convirtiendo surcos en cárcavas y galerías, extendiéndose los fenómenos de desprendimiento y deslizamiento de materiales. La erosión ya no era sólo descendente, sino también remontante, hacia la cabecera de los cauces. Con el paso de los milenios, el proceso de socavación aumentó, acelerado además por los abundantes aportes fluviales de las vertientes de Espuña y La Muela.
Los barrancos fueron apareciendo y generalizándose y uno de ellos, continuación del Barranco de Valdelaparra, cuyos orígenes se sitúan en las cumbres del Parque, se convierte en un impresionante cañón: la Rambla de Algeciras. Esta rambla constituye actualmente, en dirección al río Guadalentín, una de las presas contra avenidas de agua con una gran capacidad. Sin duda, en su parte más cercana a Librilla, tuvo una ocupación desde la prehistoria, época romana e islámica hasta los años sesenta de nuestro siglo XX, con las casas del Murtal o el caserío de Los Zancarrones. La presa llamada de la Rambla de Algeciras ocupa actualmente este espacio como vaso de recepción de aguas, donde antes existían albercas musulmanas, huertos de limoneros, etc. Rambla arriba comienzan los innumerables surcos, cárcavas, pináculos, barranquizos y cañones abundan por doquier, a menudo desprovistos de una continua cubierta vegetal, creando un escenario árido donde gran número de plantas han conseguido desarrollar mecanismos de adaptación a este ambiente. Tal es el caso del salao, garnacho, uña de gato, amaranto, boja negra, esparto y una nueva parásita, otro pijo de lobo, de un dominante color amarillo y una especialización en parasitar las raíces de quenopodiáceas leñosas. El hondo de los barrancos y especialmente la rambla de Algeciras, a menudo con un curso permanente de agua, ofrecen una discontinuidad en la cubierta vegetal. Cañaverales y carrizales, junto con algunos tarays dominan estos ambientes. Por el contrario, las partes altas y más o menos llanas que se quedan entre los barrancos con unas tonalidades en el terreno más rojizas por la abundancia de areniscas, son utilizadas para cultivar. Las más aisladas aún conservan los restos de plantaciones de almendros hoy abandonadas. En la actualidad este continúa siendo el cultivo dominante de la zona.
Es importante destacar que el extremo noreste de los Barrancos, en los parajes de El Castellar y las Lomas del Yesar, está caracterizado por unas formaciones yesíferas (de ahí el nombre de las Lomas) bien estratificadas con numerosos elementos vegetales endémicos como el ononis o la jarilla escamosa. Las 1.875 hectáreas del Paisaje Protegido presentan dos hábitats prioritarios de interés comunitario: las estepas yesosas, a las que acabamos de referirnos, y las formaciones subestépicas de gramíneas y anuales.
Del libro "Sierra Espuña, El Berro y Gebas. Caminos a las pedanías altas de Alhama de Murcia"; Giménez, L.; Águila, M.; Baños, J.; Natursport. Murcia. 2003.
El Paisaje Protegido de los Barrancos de Gebas
La tradición conservacionista de los los Barrancos de Gebas no tiene tantos antecedentes como la de Sierra Espuña, aunque sí es cierto que en los últimos años han seguido los mismos caminos. Tal vez las primeras referencias relevantes los podamos situar en el año 1991, cuando el Ayuntamiento de Alhama clasificó, a propuesta de APEDSE (Asociación para el Estudio y Defensa de Sierra Espuña) sus más de 2.000 hectáreas como “Sitio Natural de Interés Especial, junto con las 1.600 de la vecina Sierra de La Muela. A mediados de aquel mismo año la Ley de Ordenación y Protección del Territorio de la Región de Murcia incluía los Barrancos en el listado de espacios naturales a proteger, pero sin adjudicarles figura legal alguna. Así estuvieron hasta que en abril de 1995, a la vez que se aprobaba el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales de Sierra Espuña, 1.875 hectáreas ubicadas en los términos de Alhama y Librilla eran declaradas como “Paisaje Protegido”, consecuencia inequívoca de su gran interés geomorfológico y la singularidad e integridad de sus ecosistemas. Y es que sus suelos salinos, sus asombrosos abarrancamientos, resultado de sus continuos procesos erosivos o las estepas yesosas con singular flora endémica, configuran uno de los paisajes más representativos de la aridez del Sureste español, a la vez que más seductores por los tremendos contrastes internos y externos.
Esta zona debe ser muy frecuentada por ciclistas BTT, y senderistas también. Los circuitos parecen muy disfrutones. Un lugar de belleza inusitada, sin duda. Si me pillara algo más cerca, acudiría a andar estos senderos con harta frecuencia. Sobre todo en invierno, caminar y evolucionar por aquí debe ser una delicia. Pero en verano...¡ay!, por aquí hasta los lagartos y camellos deben permanecer en modo estivación para sobrevivir.
Desde nuestra privilegiada posición, una extraordinaria perspectiva de la cadena montañosa de Sierra Espuña y los Barrancos de Gebas.
Llegando al espectacular Mirador del Infierno
En el fondo del Mar.
¿Has visto fósiles en la ruta? Si tu respuesta es negativa, una de dos, o te falla la vista o cuando haces senderismo miras pero no ves. Pero si tu respuesta es afirmativa, seguro que estarás preparado para asumir que todo lo que has pateado a lo largo de estos 14 y pico kilómetros hubo un tiempo, mucho antes de tus tatarabuelos, que estuvo sumergido bajo el mar. ¿Te corroe la curiosidad por saber cómo fue eso? Vamos a satisfacerte.
Hace 200 millones de años Sierra Espuña no existía y todo este territorio estaba bajo el mar. Bonitos fósiles de hoy como el Ammonites sp., era entonces un molusco carnívoro, parecido a los pulpos, aunque con concha, ágil nadador y depredador. Su intensa actividad la desarrollaba en el fondo de aquellos mares primitivos. Durante el Cretácico, hace unos 130 millones de años, se inició un lento levantamiento del fondo del mar como consecuencia de la aproximación de África a Europa. Afínales de este periodo (hace unos 75 al 70 millones de años) algunas zonas del Sur de lo que hoy es Sierra Espuña (entre ellas Alhama, Aledo e incluso El Berro) emergen sobre el nivel del mar someramente, constituyendo grandes llanuras completamente planas colonizadas por plantas herbáceas y arbustivas. Ammonites es ya un fósil.
El mar entra y sale
continuamente y así, durante el Eoceno (hace entre 45 a 40 millones de años)
las aguas cubren gran parte de la llanura de finales del Cretácico, incluidas
lo que hoy es Alhama y Aledo. Sobre el fondo marino se desarrollan los
Nummulites sp., protozoos foraminíferos con forma de moneda o lenteja, que más
tarde se convertirán en uno de los fósiles más característicos de Espuña. Sin
embargo Ammonites está ya oculto bajo tierra y así permanecerá hasta que 40
millones de años después alguien lo encuentre a 1.300 metros de altitud en el
Morrón de Alhama, por ejemplo. Durante el Oligoceno África “viaja” hacia el
Norte, dispuesta a incrustarse contra Europa. Pero España está en medio y,
comprimida entre dos continentes, “se arruga. Surgen Sierra Nevada y otras
Cordilleras Béticas, entre ellas Sierra Espuña, la cual a partir de este
momento (hace unos 30 a 20 millones de años) comienza a ser una montaña muy
parecida a la actual.
El mar aún cubre algunas zonas, con lo cual lo que hoy es Mula estaría bajo las aguas, Pliego en la orilla de la playa y El Berro sería una costa arrecifal. Gran parte de los materiales que son arrastrados desde Espuña hacia el mar que aún le rodea se depositan dentro de una cubeta que más tarde serán los Barrancos de Gebas. Nummulites sp. es ya un fósil y junto con los Ammonites, empieza a aflorar en algunas zonas. Hace entre 6 y 5 millones de años, durante el Plioceno, el mar se retira definitivamente y Sierra Espuña deja de ser una isla. Las abundantes lluvias torrenciales de la época arrancan de esta aún joven montaña grandes cantidades de derrubios que son arrastrados hacia los valles del Guadalentín y Pliego, dándoles la forma con la que hoy los conocemos. Entre los fondos de mar que emergen hay uno de materiales muy blandos que pronto comienza a erosionarse: son los Barrancos de Gebas. Del libro "Sierra Espuña, El Berro y Gebas.
FINAL CUARTO CAPÍTULO
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