Nos encontramos muy próximos al entorno de los Chorros, pero antes, según
la propuesta del guía, hemos de atravesar en ascenso, una especie de bosque
encantando, el tramo más difuso de todo el recorrido, ya que no existe
sendero propiamente dicho. Aunque ya comenzaba a dejarse sentir el bochorno
propio de la calorina húmeda que procedía del río, es una parte del
recorrido que al verme tan emboscado y perdido (es un decir), pisando
terreno tan mullido, lo disfruté a tutiplén.
Reconectando con el camino que antes habíamos abandonado
Divisando los primeros indicios de que nos hallamos muy próximos al
entorno de los Chorros.
Eran cerca de las dos de la tarde y no se veían a muchos personas pulular por la zona.
Por el Calar del río Mundo fluía suficiente agua para que la célebre cascada luciera de esta guisa.
Este paraje es tan grandioso, que en cualquier época del año que lo visites, nunca defrauda.
FINAL TERCER CAPÍTULO
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