Después de Bogarra y Aýna, tenía claro que había que darse una vuelta también por Liétor, otro de los territorios comprendidos dentro de la antigua Oróspeda, y que al igual que las poblaciones mencionadas, fue denominada una de las villas más bonitas de Castilla La Mancha, merced al encanto de su laberíntico entramado callejero. De hecho, su historia está marcada por su ubicación fronteriza entre los reinos de Toledo y Murcia y el asentamiento de la Orden de Santiago en el Siglo XIII. De esa época y hasta el siglo XV es el numeroso patrimonio histórico-artístico que en forma de casas señoriales, edificios y elementos religiosos, destaca y se evidencia en toda la población. Los inmuebles fueron construidos en su mayor parte por los llamados "caballeros de cuantía", que fueron una casta de guerreros encargados del control y defensa de las fronteras, que acabaría situándose en la cúspide de la sociedad, llegando a fiscalizar incluso, los concejos de las villas.
Respecto de las casonas, no me entretuve mucho en registrarlas, porque siempre encontraba coches aparcados que me estropeaban la foto. Pero para el que entienda y guste de contemplar escudos, fachadas y detalles de reminiscencias hidalgas, la localidad de Liétor es enclave de visita obligada para tal menester.
Al margen de las casas señoriales y angostas calles, consecuencia de su estructura medieval y tradición morisca, existen también en Liétor, cuatro lugares de inexcusable visita, como son la Iglesia de Santiago Apóstol, el ex Convento de Carmelitas Descalzas, la Ermita de Nuestra Señora de Belén y la
Fuente del Pilar. Puntos de interés que no se puede uno perder, y por ello, como el track en que fijé mi atención, los contemplaba a través de un rápido paseo antes de salir del pueblo, pues me dije, ¡este es mi recorrido!, que finalmente acabé descargando en el garmin.
Algunas de las empinadas calles son tan estrechujas que seguir por donde te indica el gps se hace un poco lioso. Al final hice mi garbeo por estas callejuelas un poco a voleo, dejándome algún que otro lugar sin visitar, pero vamos, que es pueblo de poco más de mil habitantes, por lo que resulta fácil dar con los sitios de interés, a poco que seas curioso y te muevas con un mínimo de tranquilidad, repitiendo alguna que otra calle en tu aleatorio deambular.
Esta es la ermita de Belén, que hacía el exterior parece una casa del montón, por lo que al cruzar su umbral, dicen que causa asombro el contemplar la decoración de sus muros. Fue declarada Monumento Histórico Artístico, cuyos murales de línea ingenua y colorista están considerados la mejor colección de pintura popular del siglo XVIII, a nivel nacional.
Para los interesados en el patrimonio de Liétor, aconsejo echar un vistazo a esta WEB, y ESTA OTRA, donde se describen y reflejan mediante interesantes fotografías, las peculiaridades del interior de todos estos monumentos histórico artísticos por los que vamos a pasar. Es un modo de complementar lo que a través de la mera excursión, por la villa y alrededores, solo puedes contemplar a distancia.
En este edificio religioso se rodaron varias escenas de Amanece que no es poco, pues Liétor también fue uno de los pueblos escogidos por el señor Cuerda para grabar algunas escenas de su película.
Iglesia Parroquial de Santiago Apóstol, construida entre los años 1767-1778, sobre el solar de otra que a su vez ocupó el del alcázar árabe, que entre otras herencias histórico artísticas, cuenta con un órgano de valor incalculable, elaborado en su día por el prestigioso maestro organero, Joseph Llopis Meseguer, en 1787. Liétor es precisamente muy conocido entre los entusiastas de la música de órgano, por los conciertos barrocos que se celebran en esta iglesia.
El ayuntamiento se encuentra muy próximo.
En el denominado barrio morisco existen tres miradores que nos permiten entender en conjunto, donde nos hallamos enclavados. Por la pasarela del Mirador del Pilancón se puede acceder a las cuevas homónimas. También por aquí se halla instalada una tirolina de reciente creación, que más tarde veremos. La pena es que existe una cancela que impide el paso hacia esas escaleras metálicas que conducen a los lugares citados, que solo podremos franquear con el debido permiso y autorización de los responsables a través de las visitas guiadas. No obstante, desde aquí, empero entre rejas, se puede observar el valle y la presa de Peña Bermeja, que almacena el agua con que se riegan los bancales aterrazados. A la postre, fue el paraje de Liétor que más me gustó y el que me pareció más pintoresco de todos los visitados.
Mirador Plaza del Conde
La pista que se observa a la izquierda de la fotografía, en la umbría, tiene por topónimo, Camino de Caravaca, y ya deducimos por qué.
Muestra de alguno de los escudos heráldicos y casones de noble apariencia que se pueden ver por aquí, como los Tovara, Belmonte, Galera o Rodríguez de Escobar, apellidos que suenan señoritingos como para murcianos los de la estirpe de los Vélez, Arráez, Duque de Ahumada, Fajardo, etc.
La artística Fuente del Pilar de 1950, se encuentra en la plaza Mayor, frente al ayuntamiento, bajo doble balconada de balaustres torneados y dos gruesos caños sobre el abrevadero; todo el conjunto aparece adornado con azulejos de Manises con representaciones del Quijote. Es agua potable de manantial, que actualmente estamos consumiendo en casa (me traje 50 litros) que encuentro algo "más blanda", pero buena, que la habitual que bebemos de la Fuente del León, en Almaciles, esta sí, inmejorable y muy digestiva.
Contiguo al ex convento de frailes, se encuentra el antiguo lavadero El Ramblón, muy custodiado de la especie minina.
El antiguo convento de frailes carmelitas de San Juan de la Cruz (s. XVII) esconde bajo su altar mayor uno de los lugares más misteriosos y curiosos de Liétor: la cripta de las momias incorruptas. La ausencia de humedad y las construcciones en yeso mantienen los cuerpos de 20 momias, de casi 200 años de antigüedad, en un sorprendente estado de conservación, incluso con sus ropajes originales.
Este rincón tan escondido nos pareció muy interesante y por ello le dimos una amplia batida. El regio lavadero se estuvo utilizando hasta bien entrados los ochenta. Durante mi visita, pululaba por aquí una colonia de gatos, pero este fue el único ejemplar que ante mi presencia, permaneció tranquilo, indiferente y por ello, asequible al retrato. Parecía al acecho...
Abandonamos el antiguo convento, que como se puede observar, se halla en evidente estado ruinoso, y descendiendo por la calle Molinos, que pasa por el centro de salud, nos dirigimos al encuentro del mencionado Camino de Caravaca. Los despojos del edificio religioso, sometidos a la tolva del tiempo, conservan empero su primigenia estructura, y se ofrecen todavía dignos y merecedores de la estampa a través de mi cámara, como iremos viendo.
Típica fotografía de Liétor, con sus casas casi colgantes, asomándose al voladizo, sobre las terrazas escarpadas que conforman por estos pagos, la garganta del río Mundo (el principal afluente del Segura fue calificado como "famoso río" por Quevedo, y sus aguas cristalinas hicieron que los romanos le bautizasen "mundus" que significa limpio).
FINAL DEL PRIMER CAPÍTULO
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