En la segunda ocasión en que anduvimos por estos andurriales, con el objetivo de seguir fotografiando las plantas aromáticas de los campos de Moratalla, dejé atada la burra gualda bajo un almendro, y me dediqué a recorrer unos rincones que había jipao desde la distancia. Así fue como descubrí un bonito paraje cuya interesante gama de colores y diferentes tonalidades ofrecida, intenté poner a buen recaudo en la memoria de la cámara para más tarde trasladarlos aquí, como suele ser mi costumbre, siguiendo el lema de que no haya miseria en cuanto a capturar y compartir paisajes se refiere.
A continuación, el resultado de mis andanzas fotográficas de aquel día👇.
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