Cortijo restaurado y de magnífica estampa. Su campestre entorno también es digno de encomio.
Cortijo de las Rejas.
Cortijo Casa Quemada. Pura ruina y desolación.
Contemplando estos escombros, siento la atonía, el desamparo del definitivo y total derrumbe, proceso inexorable que he visto tantas veces a lo largo de los años, que ya me resulta tan familiar. Mientras echo mano de la cantimplora, permanezco observando esta devastación durante algunos minutos, sintiéndome yo mismo un fantasma solitario en medio del olvido y las ruinas.
De Casa Quemada a Rincón de las Casicas, es un tramo de camino, agradable, sí, pero más de relleno, de alpargatazo que otra cosa, por lo que aceleramos, apretamos el paso porque antes de enfilar para casa, pretendemos pasarnos por las Salinas del Zacatín, y el tiempo se nos echa encima. Registramos estos inmensos árboles que se encuentran a la orilla de la carretera, de camino hacia el referido rincón, ubicado este en lo alto de una colina, al que llegamos superando fuerte repecho a través de monte y unos bancales de almendros.
Sin comentarios
Desde el cerro elevado a 1248 metros, del Rincón de las Casicas, capturamos estas vistas hacia los parajes Suerte de las Peleas y Prado Salado. Entre medias de ambos discurre la carretera AB-5010.
Casa Nueva
Fuente la Sabina
Ya nos encontramos sobre los despojos del Cortijo de las Casicas.
El emplazamiento donde se halla ubicado me encanta. Recordemos, que ya lo fotografiamos desde el Cortijo del Calarico.
El Calarico y al fondo, La Molata y el Rincón del Cura.
Loma de los Perales
El Cortijo de las Casicas tuvo que ser una alquería de cierta importancia o consideración. De gran solera por así decir. Pero como antes expresaba, parecida a esta derruida hacienda he visto otras muchas que revelan haber disfrutado de un pasado esplendor.
Nada nuevo bajo el sol y en este caso, nunca mejor escrito.
Esta encina también debe ser antediluviana. Seguro que conoció a las gentes y familias que durante décadas moraron en estas casas. ¡A saber la de comidas y otros festejos humanos se celebraron bajo su formidable sombra...!
De aquí a la aldea, habrá como mucho medio kilómetro que cubrimos en un santiamén. Estamos de nuevo en el merendero porque hemos completado el círculo. Apenas nos entretenemos porque esta zona ya ha sido examinada y nos dirigimos raudos hacia las antiguas Salinas del Zacatín, hoy convertidas en un coqueto alojamiento rural denominado El Salero.
Aquí lo tenemos. Sentía curiosidad por conocer este enclave ya que me había tropezado con él por Internet, en repetidas ocasiones durante mis búsquedas, y hoy era el día en que había que visitarlo para que quedara registrado en este blog. Nos damos un voltio por sus inmediaciones, por el exterior de su perímetro acotado, ya que escuchaba voces y nada más lejos de mi intención, que al adentrarme en las instalaciones del albergue, cámara en ristre, me pudieran tomar por un indiscreto intruso.
El centenario almendro se hallaba en todo su apogeo, en pleno esplendor floral. Nada más que por su captura en momento tan oportuno e idóneo, valió la pena inspección a tan bonito rincón.
Sus salinas aguas son famosas en todo el orbe y esto es lo que reza su publicidad:
Al pie de la montaña brotan aguas saladas y puras que siempre han dado la sal más codiciada. Aguas que son capaces de aportarte bienestar, salud y eliminar ese acompañante que tanto daño te hace, el estrés. En la zona con mayor valor ecológico de la Región, lejos de vertidos y contaminantes estas aguas salen de las entrañas de la tierra para entregarte todos sus beneficios y ayudarte a nivel dermatológico, reumatológico, respiratorio, circulatorio, etc…
Esplendoroso
Las salinas se encuentran situadas en el cauce de un arroyo tributario del Río Álharabe en su margen derecha, cerca de la pedanía de El Sabinar en Moratalla. El punto de captación del agua es una galería excavada a poca distancia de la ubicación actual de las salinas.
La sal se produce en eras de seis por tres metros de lado y se obtienen de cuatro cosechas anuales. Vende sal a los propietarios de ganados de Caravaca y Moratalla y a los cortijos de la zona.
Existen referencias históricas que acreditan que su explotación se inició en el siglo XVI. El aspecto de estas salinas es muy sencillo y consta de una sola balsa almacenadora y de un conjunto de charcas cristalizadoras. Este conjunto está agrupado en dos filas de charcas separadas por una calle empedrada, con función de sequero y de drenaje. Hay tres grupos de 16 charcas de unos 30 m2 . El agua salina se obtiene de un manantial adyacente y es conducido por un canal de madera hasta la balsa almacenadora. La base de las charcas está construida con piedras sobre las que el dueño de la salina depositaba todos los años un material arcilloso obtenido en la zona y compactado a mano con ayuda de un mazo. El Almacén de la Sal es un edificio de relativo pequeño tamaño, situado a la entrada de la finca, en el camino de acceso a la carretera. Pero aunque parezca un detalle sin importancia el visitante se encuentra en primer termino con la parte posterior del almacén, que es la zona por donde se introduce la sal obtenida en las charcas. Esta orientación está justificada para facilitar el trasiego de la mercancía hasta el almacén.
Las salinas del Zacatín
Cuando menos 2.700 años de historia tienen estas salinas. Y es que por lo visto los íberos ya las explotaban hacia el año 700 ANE. Lo propio hicieron después cartagineses, griegos, romanos,
musulmanes y cristianos. Para todos ellos fue uno de los lugares de interior más valiosos en producción de este “oro blanco”. El Zacatín alcanzó tal hegemonía económica y social que durante el reinado de Felipe II (siglo XVI) las salinas las compró la corona (hasta entonces eran del concejo) y pasaron a denominarse oficialmente como Real
Salero del Zacatín. Para entonces ya tenían una casa-estanco, la residencia del receptor, una capilla, conocida como de Nuestra Señora del Rosario, y su propio capellán. Además, ya en el siglo
XIX contó con un puesto de carabineros. Ubicadas a 1.130 metros de altitud, estas salinas se alimentan de un pequeño manantial asociado
a las arcillas con yesos depositadas hace unos 200 millones de años en el interior de una cuenca sedimentaria. Aun en explotación y en vías de ser declaradas BIC, los apenas 0, 20 litros/segundo
de su nacimiento se recogen en una gran balsa almacenadora que acumula las aguas durante los meses fríos para en los cálidos enviarlas hasta las charcas cristalizadoras. Estas se agrupan en dos
filas separadas por una calle empedrada destinada tanto a sequero como a drenaje del conjunto. Un total de 48 charcas de unos 30 m2 de superficie, distribuidas en tres grupos de 16, realizan la
función de evaporadores para facilitar la cristalización de la sal y su posterior extracción. La presencia de sal tan al interior de la Región y sus grandes utilidades para la elaboración y conservación de alimentos, atrajo a comienzos del siglo XX hasta el
campo de San Juan una importante fábrica de jamones y embutidos, hoy en pleno funcionamiento.
musulmanes y cristianos. Para todos ellos fue uno de los lugares de interior más valiosos en producción de este “oro blanco”. El Zacatín alcanzó tal hegemonía económica y social que durante el reinado de Felipe II (siglo XVI) las salinas las compró la corona (hasta entonces eran del concejo) y pasaron a denominarse oficialmente como Real
Salero del Zacatín. Para entonces ya tenían una casa-estanco, la residencia del receptor, una capilla, conocida como de Nuestra Señora del Rosario, y su propio capellán. Además, ya en el siglo
XIX contó con un puesto de carabineros. Ubicadas a 1.130 metros de altitud, estas salinas se alimentan de un pequeño manantial asociado
a las arcillas con yesos depositadas hace unos 200 millones de años en el interior de una cuenca sedimentaria. Aun en explotación y en vías de ser declaradas BIC, los apenas 0, 20 litros/segundo
de su nacimiento se recogen en una gran balsa almacenadora que acumula las aguas durante los meses fríos para en los cálidos enviarlas hasta las charcas cristalizadoras. Estas se agrupan en dos
filas separadas por una calle empedrada destinada tanto a sequero como a drenaje del conjunto. Un total de 48 charcas de unos 30 m2 de superficie, distribuidas en tres grupos de 16, realizan la
función de evaporadores para facilitar la cristalización de la sal y su posterior extracción. La presencia de sal tan al interior de la Región y sus grandes utilidades para la elaboración y conservación de alimentos, atrajo a comienzos del siglo XX hasta el
campo de San Juan una importante fábrica de jamones y embutidos, hoy en pleno funcionamiento.
Las salinas del Zacatín son otro lugar de interés botánico, una microrreserva de flora asociada a los suelos salinos que concentra 4 hábitats de interés comunitario y al menos 8 especies de flora catalogada por su necesidad de protección. Entre ellas están hinojillo de conejo, taray, Filipendula vulgaris, la preciosa campanilla Fritillaria hispanica o la margarita Aster linosyris, además de algunos ejemplares de sabina albar, carrasca y álamo blanco. En realidad estamos ante otra curiosa combinación de historia geológica, cultura y naturaleza en excelente armonía.
(extraído de la imprescindible obra EL NOROESTE)
El entorno de Las Salinas de Zacatín. Explotadas desde la época ibérica (700 a. C.) han sido asentamiento de culturas cuyos restos aún son visibles. Por allí pasaron cartaginenses, griegos y romanos y sus aguas, procedentes de una fuente salada que nace en la cabecera de un pequeño barranco de la “Sierra del Pendón” son reconducidas por una red de estanques en los periodos fríos para terminar en las estaciones cálidas en unas pequeñas balsas donde se deja evaporar el agua para posteriormente recoger la sal. Lo mas sorprendente es encontrar estas instalaciones ancestrales en un enclave montañoso como es el Sabinar de Moratalla, uno de los últimos bosques de Sabinas de Europa.
Hoy la recuperación de esta instalación de salina de montaña se complementan con una oferta turística que cuenta con campo de fútbol, minigolf, piscina, barbacoas, cabaña infantil, rutas de senderismo y comidas tradicionales.
En las Salinas del Zacatín se producían, en sus mejores tiempos, cuatro cosechas anuales de sal que se vendían en las sierras a los ganaderos de Caravaca, Moratalla y especialmente a los cortijos que elaboraban sus propios embutidos tradicionales y jamones. La rentabilidad de la extracción artesanal de sal fue descendiendo paulatinamente hasta hacerse económicamente insostenible.
La promotora de este proyecto se ha planteado su explotación para el turismo rural como única vía para recuperar este espacio singular. “La única posibilidad de salvar una de las pocas salinas de interior que tiene España es que se conviertan en foco cultural y atractivo turístico”. FUENTE
Las Cuevas de Zaén
Y hasta aquí mi paseo por entre los árboles monumentales de Fuente la Sabina y el voltio, in extremis, por las Salinas del Zacatín.
La próxima entrada, aún por estos lares, creo que la dedicaremos a Majal Alto.
¡HASTA LA PRÓXIMA AMIGOS!
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