Advertimos el punto de desgaje del tronco al quedar por dentro semihueco.
Retratándome al lado de este dinosaurio vegetal que probablemente viera con sus propias ramas la invasión y conquista de estas tierras por los moros, y posterior reconquista cristiana, por supuesto.
Yoda incombustible, acaso insensible a la claudicación de otros de su misma época.
- "Yo inmortal e imperecedero ser. Tú, triste y patético humano, chuparte el pijo debes...
- ¡El próximo día te quedas en la estantería como está mandao, a tomar por saco ingrato!
Los ejemplares majestuosos se suceden
Una tenada a la que nos acercamos a echarle un vistazo. Por dentro se hallaba en estado ruinoso. Vestigios de otras épocas.
Otro ejemplar de encina, difícil de abarcar en sus mayestáticas, catedralicias proporciones.
Rodeado de frondosidad por doquier
Sabina bitroncal
Visita y recorrido inexcusable para aquellos amantes de la botánica que conocen y saber reparar en los detalles de la perdurable vida de estas formidables criaturas.
Después de salir del autóctono bosque tan característico de esta comarca, donde habitan esos gigantes de tan caprichosa configuración que ya hemos visto, y la incursión frustrada por la Umbría del Capitán, tras la pista de la Cueva del Ciervo, nos encaminamos ahora al paraje que tiene por denominación Las Corralizas.
Cortijo de Las Corralizas
Sendos descomunales pinos laricios que proporcionan empaque al paisaje, amén de sombraje al ganado que pace en estos dominios. Hermosos ejemplares, sin duda. Clicad la foto para que se haga grande, ya veréis qué hermosura de gemelos.
Después de cruzar la carretera a la altura del Cortijo de los Riveros, adentrarnos por un camino y pasar por un aeródromo que queda a nuestra derecha, llegamos a un bonito enclave que tiene por topónimo Cortijo de las Rejas. Le tomamos unas fotografías desde el camino por el que vamos evolucionando.
FINAL SEGUNDO CAPÍTULO
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