El Balcón de los Mayos
Debe ser el cementerio de Aýna
Volvemos adonde tenemos aparcado el coche y nos damos cuenta que por encima, existe un pedrusco a cuyo vértice le han acondicionado un balcón oteador, con unos cables y barras de acero ancladas en tierra para facilitar su acceso. Ya que estamos aquí, subimos no sea que nos perdamos alguna vista interesante.
Esta captura hacia el mirador del sidecar parece la popa de un barco.
Nueva parada rápida para tomar estas fotografías mientras ponemos algunas curvas de por medio respecto de Aýna, por la carretera que los lugareños llaman de Las Peñas.
Al fondo la carretera hacia el Pontarrón y Elche de la Sierra
Y llegamos al mirador del Diablo, de visita obligada y desde el que se consiguen bonitas vistas hacia el pueblo. Apenas existe espacio en el arcén para estacionar, así que, dependiendo la concurrencia de turistas, habrá que dejar el coche más o menos cerca del mirador.
El Hotel Felipe II (dos estrellas) y enfrente el restaurante La Toba, edificio que se encuentra a la izquierda de la pista deportiva, de techos altísimos porque en el pasado me explicaron que fue una fábrica o almacén de espartos. Comimos bien y a precios nada abusivos, aunque las opiniones en Tripadvisor son variopintas, pero ya se sabe que cada cual cuenta la feria según le va. Y la piscina municipal, en la que te puedes bañar por módico precio, creo que por un euro o poco más. Conozco a unos amigos moteros que comieron en el restaurante y al baño les invitaron. Deduzco que se trata de una área recreativa, y que tanto el restorán, la pista deportiva como la piscina están bajo la misma dirección. El día 23 de junio, en que estuvimos dando un garbeo por el pueblo, la estaban limpiando porque la apertura de la nueva temporada bañista es inminente.
El Mirador de la Rodea Grande o del Sidecar, capturado desde el mirador del Diablo.
Santa María de lo Alto velando desde los Picarzos, y al amparo de la enseña nacional, la hermosa villa de Aýna. Desde mi posición, no parece muy complicado el acceso a su asiento. Requerirá de alguna pequeña trepada en los últimos metros y poco más. En el siglo XX se promovió desde la Parroquia Santa María de lo Alto la construcción de un monumento a la Virgen local para hacer honor a su advocación y ubicarla en la piedra de mayor altura de Los Picarzos, de modo que desde tan estratégico otero, la Patrona pudiera dominar el valle y brindar su protección a todos los ayniegos y visitantes. La talla fue instalada con la ayuda de un helicóptero por lo escarpado de su acceso.
Los Picarzos forman parte inherente del paisaje de Aýna y es el marco donde se encuadra la típica foto que los turistas obtenemos en el mirador del sidecar, viniendo por la carretera de Las Peñas. Desde el rodaje y estreno de la célebre película de Jose Luís Cuerda, allá por el año 1988, constituye su montaña más emblemática, sin duda, y he leído por ahí que debido a los picachos que conforman su cresta, en la antigüedad a esta prominencia se la conocía por Los Castillicos.
Y hasta aquí mi peregrinaje por los alrededores de Aýna, después de haberme coscado a pajera de su hermosa e interesante orografía, tanto inmediata como circundante. Me quedé con la impresión de que había aprovechado bien mi incursión por estos parajes y por ende, el camino realizado. Así es como se conocen de modo óptimo los lugares, esto es, pateándolos por tierra, río y aire, como ha sido el caso. A la hora de dar por finalizada esta entrada, también nos hemos dado un garbeo por la vecina población de Liétor, de la que daremos cumplida cuenta en futuras entradas de este blog, así como del entorno de la presa del Cárcabo, que me pareció espectacular y Aýna pueblo, con cuyas fotografías de aquel paseo, daremos por concluidas nuestras andanzas por tierras aynienses, al menos de momento.
FINAL QUINTO CAPÍTULO
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