07 junio 2023

RINCONES CEHEGINEROS (EL CABRITO DE PEÑARRUBIA) III

Y si hay un lugar emblemático por excelencia en Cehegín, ese es Peñarrubia o Peña Rubia, pues de un modo u otro los veo a menudo escritos para referirse a este macizo tan carismático que se encuentra a 800 metros de altitud, al Suroeste de la villa. "La Montaña Sagrada", nombre por el que también la conocen algunos, es un gran peñasco de tierra caliza. En su frente más escarpado, el que da a la población y la autovía, se puede encontrar un conjunto de cuevas con pinturas rupestres y yacimientos arqueológicos. Sobre 1980, año arriba o abajo, me introduje en una de estas cavidades con unos compañeros cehegineros, aprovechando que hacíamos novillos de una de las asignaturas en el instituto (solo teníamos esa clase en toda la mañana). Recuerdo que a la entrada, que era pequeña y nada sencillo de franquear, se accedía por una estrecha cornisa con cantil de caída libre al vacío de varias decenas de metros. Asomarse al cortado te producía repelús. Pero a esas edades, no éramos conscientes del peligro real que corríamos. Si lo pasaba Juan, yo no iba a ser menos. En años posteriores, se acotó la entrada a las cuevas y varios arqueólogos estuvieron trabajando en el yacimiento, creo por la misma época o quizás a continuación de los trabajos de prospección realizados en el Castellar de Bullas. A malas penas lo recordaba pero me sonaba que sobre las pinturas rupestres encontradas en una de las grutas, tuvo lugar cierta polémica en los años ochenta ya que surgió un chiflado, pintor local al parecer, esgrimiendo que era el autor real de las pinturas, por lo que puso a todo quisque, incluidos científicos, a estudiar y comprobar si esa afirmación era veraz o no. En ESTE INTERESANTE BLOG DE UN INSIGNE CEHEGINERO, se trata el affaire con más detalle. Por lo que he leído, en la actualidad, ninguna de estas cuevas es visitable, al menos, de momento.
En su frente más escarpado con vistas al fértil valle del Argos, se sitúan numerosas cuevas de diferentes dimensiones, entre las que destacaremos por sus restos arqueológicos, las cuevas de Amador, de las Conchas, del Humo, de las Palomas, de las Canteras y la del Calor.

Estas cuevas fueron expoliadas en los años 60, a pesar de ello se reconocen depósitos arqueológicos que abarcan desde el neolítico final, enterramientos múltiples de época calcolítica, en cuevas naturales, otorgándoles un significado a modo de los actuales panteones familiares, y con utensilios de hueso y sílex de una destreza notable, niveles argáricos, así como fases más tardías (iberorromanas y medievales). 

En las cuevas se muestra en paredes y techo exclusivas representaciones de arte rupestre, descubiertas y estudiadas a mediados de los años 80 y posteriormente incluidas desde 1998 en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco dentro del Arte Rupestre del Arco Mediterráneo de la Península Ibérica.

Dentro del conjunto de la Peña Rubia, destacamos los materiales arqueológicos de época calcolítica proporcionados por la cavidad de la Cueva del Calor, excavada en su totalidad por Miguel San Nicolás y Consuelo Martínez Sánchez en 1989. Tras una complicada entrada de pequeñas dimensiones orientada al Este, consta de una sala con una superficie superior a 100 m2 y que incluye una sima más profunda que asciende al exterior por varias bocas cenitales. Debe su nombre a que en su interior la temperatura oscila entre los 11º y los 27ºC.

Muestra varias fases de ocupación, que finalmente provocaron, junto con los procesos erosivos, la colmatación de su entrada, y, por tanto, su abandono.

Entre los restos arqueológicos recuperados durante las excavaciones arqueológicas destacan en su fase calcolítica, un enterramiento múltiple, cuyos restos óseos parecen estar calcinados, con ricos elementos de ajuar: numerosas puntas de flecha, industria ósea (punzones, varillas, espátulas), objetos de adorno personal y malacología (cuentas de collar discoidales de caliza o de hueso) e ídolos sobre metacarpos de animal. La fase argárica de la Cueva del Calor se denominó nivel III en la secuencia estratigráfica del yacimiento.

Así, Peña Rubia de Cehegín debió de ser un lugar de gran simbolismo para estas gentes, que hacia el 3000-2500 a.C. aprovecharon cualquier oquedad de la montaña para depositar los paquetes funerarios tras un largo proceso de descarnamiento y selección, reducidos a unos escasos huesos muy fragmentados y parcialmente calcinados, y con sus respectivas ofrendas. (FUENTE)
Cuando en su momento anduvimos el Conde y yo pergeñando el itinerario, no recuerdo bien si de la tercera o cuarta edición de la Falcotrail, nos pateamos a conciencia Peña Rubia, valorando sus excelentes posibilidades para trazar un recorrido lo más sugerente posible. Fue por aquel tiempo cuando constaté la enjundia real que atesoraba esta prominencia. Contemplar Cehegín desde tan pintiparada atalaya resulta de un espectáculo visual fascinante. Y provisto de prismáticos, se obtienen vistas diáfanas hacia casi todos los edificios emblemáticos y calles de la franja meridional del pueblo, un regalo que contribuye a ensalzar, todavía más, sus pintorescas virtudes. En la siguiente y última parte de esta entrada dedicada a rincones pintorescos de Cehegín, le daremos un buen repaso fotográfico a casi todo el pueblo, capturado desde este excelente otero. Uno más, dicho sea de paso.
Llevo un tiempo que me tropiezo con muchos "bichos" por el monte. Ahora incluso más que antes, cuando caminaba acompañado de Viky. La caniche debía ahuyentarlos y desaparecían de escena sin siquiera darme la oportunidad de divisarlos. Porque la mejor manera de sorprenderlos es yendo solo y sin hacer mucho ruido. Hace dos semanas, caminando por los "Rincones Oscuros" de Burete, embutido en el impermeable y blandiendo un paraguas, pues en ese momento caía un chaparrón de órdago, casi me doy de bruces con un ciervo gigantesco, que al dar un brinco por delante de mí, y emprender la fuga, me asustó de veras. Son unos animales enormes con unas cornamentas descomunales y como nunca los he visto en Burete, por un instante me pareció que sufría una alucinación. Tuvieron que transcurrir varios minutos para recuperarme de la impresión y algo más para que las pulsaciones recobraran la normalidad. ¡Vaya pedazo de bicho! Creo que era un macho. El animal traspuso monte abajo y al poco lo perdí de vista, confundiéndose con los matojos y la arboleda. Por Burete hace tiempo que no veo arruis, pues creo que los exterminaron a casi todos pero sí que me tropiezo de vez en cuando con alguna cabra y de jabalíes, de esos sí que veo unos cuantos, sobre todo si me pilla caminando al atardecer. Y conejos, dependiendo por donde vayas, también salen escopetados un buen puñao porque me da la impresión que se sufre plaga de estos roedores. Creo que los cazadores que me interceptaron en la sierra del Cerezo, estaban en lo cierto, me informaron bien y sufren nuestros montes superpoblación de algunas especies cinegéticas, y menos mal que ha llovido y pronto habrá comida en el monte, porque de lo contrario, este verano, hubiéramos tenido a gran parte de la población de jabalíes de Burete y el Quipar, buscando comida en los predios y vertederos de Caravaca, Cehegín y Bullas. 
En el mes de abril, andaba yo por la Peñarrubia camino del As de Copas y me tropecé con un joven ejemplar de cabra montesa. En honor a la verdad, pensaba yo que se trataba de una hembra, dada su reducida envergadura, pero elevada la consulta a un amigo que conoce bien el mundo animal, y en particular, la fauna ibérica y de nuestra región, me informó que quien tan cándidamente me había hecho de modelo era un efebo macho de dos años. Ello se puede aseverar por el número de medrones en la cornamenta (* Medrón: Anillo de crecimiento de los cuernos de la cabra montés y otras especies semejantes que puede utilizarse como indicador, por el número, de la edad aproximada del bóvido).
El jovenzuelo, al verse sorprendido, lejos de trasponer echando virutas Peñarrubia abajo, se quedó quieto, observando, muy curioso él, lo que hacía el humano. Este, despacio, con movimientos lentos, felinos, sigilosos, se descolgó la mochila y buscó la compacta, sin mucha esperanza de que, entretanto, el animal siguiera manteniendo su posición estática y calma. Desenfundó y...
Una, dos, tres fotos y el pimpollo bisoño seguía sin inmutarse.
Viendo el panorama el senderista se recreó en su suerte.
Debió considerarme humano no hostil y por tanto no peligroso para su integridad física y decidió posar un poquito más para mí.
- ¡Pero alma cándida, no sabes a lo que te expones ofreciéndote así, de confiado e inocente a los humanos...! ¿No sabes que eso te puede costar la vida criatura de dios...!
-Bueno, sí, algo me han dicho mis mayores pero es que me han hablado de ti y te conozco de oídas. Eres un hombre tranquilo tirando a manso y tu propensión no es la de hacer daño. Que eso que manejas con las manos no mata. Por cierto, ¿tú no serás el dueño de esa criatura peluda, de la especie canina, color blanquecino, que siempre te acompañaba por estos lares...?
-¡Vaya, me dejas turulato y confundido, no salgo de mi asombro...!, eso me ha llegado al corazón. ¡No me digas que te han hablado de mi Viky...!
-Claro que sí, mis ascendientes se lo pasaban muy bien con ella en los buenos años. Simulaban salir huyendo cuando tu perrita los perseguía, y jugaban al gato y al ratón por un rato, hasta que tu mascota se cansaba. Me dicen que se divertían mucho y lo pasaban chachi piruli. Hasta que una vez, jugando al "pillao", en la sierra de las Cabras, se alejaron demasiado de ti y tu compañera del alma ya no supo regresar a tu lado. Y eso que la estuviste llamando con denuedo y desesperación durante bastante tiempo, pero no sabías que ya no podía oírte porque se había quedado sorda. Primeros síntomas de una senectud que tú no supiste detectar...¡mal acostumbrado te tenía...!
-Vaya, qué razón tienes, ahora veo que te han hablado de nosotros con exactitud y rigor. 
Así mismo fue.
- Y cómo acabó la cosa...?
- Pues que estuvo todo un día en paradero desconocido, pero a dios gracias, al final, pudo reunirse con su familia, que es lo que cuenta. ¡Menuda odisea aquella! Mirando en retrospectiva, yo creo que a partir de aquel día comenzó su decadencia.
- Seguro, fueron los primeros síntomas de la decrepitud; por cierto, es algo intrínseco a todo ser vivo, de manera que tú tampoco te escapas...
- Sí que es verdad que ya desde el mismo nacimiento comienza la cuenta atrás de nuestro deterioro y que tan pronto como venimos al mundo ya podemos espicharla, y por esta razón, nos atañe a cada cual, ir envejeciendo del mejor modo posible, en cada fase de nuestra vida.
- He aquí un humano de cierta enjundia...
- Gracias cabroncete
- De todos modos, hace un tiempo me comentó mi tío que ya caminas siempre solo, cabizbajo, mohíno, como triste...si te sirve de consuelo, sabemos donde tienes enterrada a tu Viky y de vez en cuando, si nos pilla de paso, le hacemos una visita. La verdad es que tu perrita dejó huella por estos pagos. Al menos eso dicen los más veteranos. Su espíritu vaga por los cerros y barrancos del Quipar y Burete. Cada vez que vuelves por aquí, ella vela tu camino, para que nunca te ocurra nada. El que a veces presientas que la llevas junto a ti es porque su recuerdo y espíritu siempre salen al paso y en verdad te acompañan.
-Por dios santo, ¡qué encanto, qué criatura más bonica, graciosa y simpática eres...me dan ganas de abrazarte, secuestrarte y llevarte pa mi casa.
-No hombre, no, mi lugar, mi hogar es este, el monte, viviendo, moviéndome en completa libertad.
-Ya, pero insisto, debes huir de los humanos por sistema, por defecto, no sea que alguna vez des con un furtivo que te dispare por el mero hecho de cobrarse la pieza, que los hay de todo pelaje y condición. Si acaso, puedes confiar un poquito más en esos que van equipados con indumentarias y zapatillas fosforescentes, de colorines, pero los que van con ropa de camuflaje y arma larga, de esos tienes que huir como de la sarna, que los hay de nulos escrúpulos que no respetan nada.
-Bueno hombre, te haré caso, pero conste que si permanezco aquí haciéndote de modelo es porque me inspiras confianza y tu prestigio de buena gente, andarín de los montes y amante de los animales te precede, que si no fuera así andaría ya por las inmediaciones del barranco de Juan Cojo, que por muy joven e incauto que creas que sea, no soy un percebe, que a ver si me has tomado por un asustadizo rebeco que huye a la primera señal de peligro. La cabra hispánica se encuentra a otro nivel, en otra categoría, pues antes de salir pitando, nos cercioramos de cuál es el peligro real, verlo con nuestros propios ojos...no nos espantamos por un simple ruido o disparo de rifle. Si no atisbamos al cazador, no hay de qué preocuparse ni salir huyendo a tontas y a locas, así que, un respeto a mi especie que llevamos con orgullo y satisfacción nuestra credencial de Cabra Hispánica; y a mucha honra...
-Nadie lo discute, pero en todo este tiempo de andar por el monte y tropezarme con infinidad de congéneres tuyos, es la primera vez que se me da un caso semejante, pues me consta que lo primero que os enseñan en la escuela es a eludir los humanos. Siempre os he encontrado extremadamente huidizos, esquivos, por lo que, ahora mismo estoy alucinando en colores, no solo te quedas tan campante delante de un hombre sino que encima te muestras abierto al diálogo con él. Me dejas estupefacto, la verdad. 
- Tampoco es para tanto, porque la cosa tiene truco, que a ver si el bobo vas a ser tú. Por aquí, paso habitual de deportistas, está prohibido cazar, bajo multa de un pastizal, y además, para cazarnos a nosotros, ya está cerrada la veda por lo que NO DEBEN dispararnos. No así con los pobres jabalíes que a esos marranos los puedes cazar durante todo el año, pues menudo azote y epidemia representan esos bichos. Son dañinos hasta para nosotros que se reproducen como los conejos y lo dejan todo arrasado que donde meten su hocico no vuelve a crecer la hierba. Es decir, que voy por aquí como San Juan por sus viñas y sin miedo alguno, y menos de ti, que no eres capaz de pisar ni hacer daño a un escarabajo. 
A ver, te gusta esta pose...?, cierra zoom que se vea de fondo el pueblo. 
- Me has "cazado" bien?
- Creo que sí
- Pues aprovecha que no vas a encontrar a otro mancebo caprino, más simpático, fotogénico y presumido que yo.
- Eso lo tengo perfectamente claro. Todavía no soy consciente de mi suerte.
- Y dices que pasan por aquí muchos deportistas...?
- Muchos, a mansalva, sobre todo los fines de semana. Pero van tan ciegos y concentrados en sus "sensaciones físicas" que pasan por nuestro lado y como si oyen llover o fuéramos invisibles. No nos ven, es algo inaudito. Viven la naturaleza deprisa y corriendo, justo lo contrario de lo que esta reclama para serle provechosa al espíritu. Hace unos minutos ha pasado por aquí un chico, haciendo, como lo llamáis, trial...?
- No, trail...son traileros.
- Ah, pues eso, que ha pasado a un metro escaso de mí y ni enterarse de mi presencia.
- Es verdad, me he cruzado con él y le he tomado unas fotos.
- Para que veas, que yendo tan deprisa por la vida, se pierde uno infinidad de pequeños detalles dignos de observación y disfrute.
- Claro, mira como te he jipao yo nada más tropezarme contigo.
- Los senderistas es que vais en otro plan mucho más contemplativo y en consonancia con lo que demanda la montaña. Así disfrutáis más de la naturaleza y os coscáis de todo lo que interactúa con ella. Para los otros, el camino es accesorio, y se va a devorarlo o suprimirlo lo antes posible, atentos siempre al crono y la conclusión del recorrido. Como diría Gloria Fuertes, la gente corre tanto porque no sabe donde va, el que sabe donde va, va despacio para paladear el ir llegando...
- Así es, hay que ver lo leída y erudita que eres para ser una cabra y además jovencita. Me estás dejando anonadado. Bueno, y andas siempre solo, como yo?, porque me consta que los bóvidos sois muy gregarios y siempre os movéis en grupo.
- A mi padre, que era gran trofeo, se lo cargaron el año pasado en El Campanario, así que, vivo con otros machos hasta que cumpla edad y tamaño suficientes para luchar y rivalizar por la posesión de las hembras, siguiendo el instinto y ritual propio de mi especie.
- Claro, es lo natural. 
- Y dónde se encuentran que no los veo...?
- Camuflados a cierta distancia, confundidos con el entorno, pendientes de tu actitud para conmigo. Si aprecian hostilidad en ti, igual acude mi primo, el de zumosol, un cabrón de ciento y pico kilos, dotado de cuernos kilométricos, que si viene al rescate, del topetazo te manda volando a la plaza de toros. Pero tranquilo que ya estará verificando que eres uno de esos humanos, pacífico e inofensivo que no es capaz de matar a una mosca, excepción hecha de los tábanos, a los que me consta les tienes una tirria y mala baba del copón. 
- Pues sí, a esos les tengo una inquina casi patológica, pues en verano me acribillan la epidermis y por eso los detesto.
- Sí, te entiendo, con nosotros también se ensañan y se hacen unos bichos insoportables y muy porculeros. 
- Bueno, que no quiero entretenerte más, que tendrás tus cosas que hacer. Has comido ya?
- Está la cosa jodía. Como no llueva ya, las vamos a pasar canutas y tendremos que bajar por la noche a los bancales pa echarnos algo en el estómago, aunque sean almendras o albaricoques, y ya sé que luego tus congéneres se enfadarán con nosotros y pedirán ayuda a los cazadores para que nos diezmen pero es que contra el instinto de supervivencia no se puede luchar. Pero te adelanto, que de aquí a unos días, barruntan los más ancianos, lluvias fuertes y generosas por la región, entre finales de mayo y principios de junio, así que, por ahí nos vamos a escapar, tanto vosotros como nosotros.
- En serio?, mira que bien, ojalá así sea, porque la siembra se ha perdido toda, pero por lo menos, algo se aliviarán los cultivos de secano (vid, oliva, almendra, etc), y en todo caso, más vale que llueva tarde que nunca, por la cuenta que nos trae.
- Sí, en eso llevas razón, pero si llueve mucho, luego os quejaréis de que la cosecha de albaricoque se pudra y caiga al suelo, así que, los humanos sois unos jeremías de la hostia que nunca estáis conformes ni a gusto con nada. No me explico como pese a todo, representáis los seres vivos más exitosos de la tierra. Es una obra y capricho del creador, que por más que estudio y medito, nunca entiendo ni me cuadra.
- Eso es verdad, bueno, se nota que eres una cabra con inquietudes filosóficas, algo vehemente, eso sí, que se plantea el porqué de las cosas, una postura que no te deparará nada bueno sino solo calentamientos de cabeza; en fin, gracias por el reportaje, y si no te importa, interactúa un poquito con la cámara que quiero cogerte unos buenos primeros planos para luego presumir en Facebook. Venga, sí, así está muy bien. Perfecto.
- Eso es, otra más de perfil.
- Impresionante, qué clase, qué porte, qué talento para el posado!
Modelo del National Geographic, sin duda.
- Increíble, qué bien congenias con la cámara!
- Ya puestos, nos falta retratar la retaguardia; a ver que tal esos cuartos traseros...
- Ummm, muy bien, como te vea alguna cabra por Internet, seguro que se encapricha de ti, pues ¡menudo Sexxapeal...!
- Lo sé, pues soy un cabrito mu apañao...!
- Estupendo, pose sugerente donde las haya. Irresistible.
- Bueno, hombre de dios, corta ya el rollo que te van a tomar por chiflado. Tú crees que es normal ponerse a hablar con una cabra? pero ahora que caigo, como no va a ser normal entenderse entre iguales...? En fin, me voy que tengo que reunirme con los míos que queremos pasar la noche en la Sierra de las Cabras. Que te vaya bonito, que nos sigamos viendo, y por dios, si no quieres que te encierren, deja ya de fabular que se te va la chola. Ha sido un placer, dispara las últimas que me las piro.
- Gracias amigo mío, que te vaya dabuten, que ganes muchas batallas, forza al canut, que consigas muchos harenes, que tengas mucho cuidado con los cazadores y te deseo de corazón una larga vida y que la fuerza te acompañe. Nunca te olvidaré. ¡Gracias por todo y hasta siempre mi amigo!
- Ciao
- La virgen!, también hablas idiomas...?
- Oui!
- 👀
El jovencito cabruno, mueve la pezuña de la mano derecha y se despide por última vez, yendo parsimonioso al encuentro de su gente que lo debe estar esperando en alguna parte. La mañana es clara como un dibujo al carboncillo y nubes anunciadoras de ansiadas lluvias se divisan por el horizonte. Absorto en mis pensamientos, rumiando tan inaudito encuentro con el ejemplar caprino, tomo estas últimas fotos al corolario de Begastri. Algo mejor repuesto de la impresión, reanudo la marcha y sobrepaso las antenas, para desviarme un poquito más abajo, a mi izquierda, por la senda Falcotrail, camino de la Casa de Peña Rubia, preámbulo de subida al As de Copas, por la cantera, río Quipar y El Paraíso. Los caminos del destino son inescrutables y cada vez tengo más claro que solo para las almas solitarias están destinados los momentos más sublimes.     
FINAL TERCERA PARTE 

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