En la primera ocasión, había buscado la cima del Lanchar a salto de mata, por un impulso repentino, en modo intuitivo también denominado asaltalindes, pues de hecho, unas cuantas alambradas cinegéticas tuve que saltarme para ir progresando hacia mi objetivo. En la segunda oportunidad, cargué un track en el gps, en relación con el propósito principal que me conducía de nuevo a la cima de Salchite, esto es, acercarme lo más posible a las cuevas de la Nariz y de la Capilla. Y digo acercarme porque no otra cosa hicimos ya que el acceso a esas cuevas no resulta sencillo ni de hallar ni alcanzar, y tampoco insistimos mucho en ello, la verdad sea dicha. Luego más tarde, ya en casa y tras la observación de las fotos, pude colegir cual podía ser el camino de aproximación a las dichosas cuevas. Pero me equivoqué, como ya veremos.
Si metes Salchite en San Google, casi todas las entradas se refieren a los hallazgos arqueológicos descubiertos en su día por aquí, procedentes del mundo ibérico, verbigracia...
El conjunto de La Nariz se encuentra situado a 1330m, en la ladera meridional de la Sierra de Calares de la Capilla (Moratalla), en un cantil próximo a la cumbre donde se localiza un poblado argárico. Son cinco cavidades que se abren frente a una reducida plataforma en pendiente y de difícil acceso.
El conjunto de La Nariz se encuentra situado a 1330m, en la ladera meridional de la Sierra de Calares de la Capilla (Moratalla), en un cantil próximo a la cumbre donde se localiza un poblado argárico. Son cinco cavidades que se abren frente a una reducida plataforma en pendiente y de difícil acceso.
El santuario propiamente dicho ocupa dos cavidades separadas por una distancia de 4 m. Constan de una entrada de 2 por 2 m. que da
a una sala cuadrangular de 2 m. de ancho por entre 10 y 13 de profundidad, con
altura descendente hacia el fondo. En su interior se documenta una surgencia
que vertería a un pilón de forma cúbica de 1 m. de lado. En la plataforma
exterior aparecen los restos de una construcción de reducidas dimensiones.
El material procedente de estas cavidades incluye vajillas
romanas, vasos ibéricos decorados geométricamente, urnas, fusayolas, un as
republicano, un colgante de canino de lobo, sílex, pero sobre todo destaca un
fragmento de urna ovoide con la representación de una figura femenina con
máscara y los brazos acabados en cabezas de lobo, situada sobre un posible
brasero y rodeada de aves, un árbol y figuras de lobos.
Esta cueva sería frecuentada entre los siglos II-I a.C.,
como evidencian los materiales en ella aparecidos. Por sus características
físicas, topografía, dificultad de acceso y la asociación cueva-agua-lobo, se
ha interpretado como un santuario relacionado con ritos de iniciación. Además,
la figura femenina del vaso se ha relacionado con Hécate, una divinidad de
carácter infernal, ctónica y celeste al mismo tiempo y protectora de la
población, que cabe considerar el equivalente femenino del Apolo
Lykaios-Soracte, al estar asociada a los mismos elementos característicos de
ritos de iniciación (Almagro Gorbea, 1997; Moneo, 2003).
Con semejantes mimbres, estaba claro que había que darse un nuevo garbeo por estos andurriales para intentar echarles un vistazo a las cuevas y volver a disfrutar de paso de esas vistas fastuosas que se divisan desde lo más alto del Majal de la Cruz. Para ello, introducía en el garmin el único track que para la ocasión encontraba en Wikiloc, siendo acompañado en esta nueva aventura senderista, por mi amigo Pedro y Viky, que hicieron de la singladura, una experiencia mucho más amena e interesante que de haberla hecho en solitario.
Dejando el coche en las inmediaciones del Cortijo del Medio Celemín, iniciamos la excursión, una luminosa mañana de sábado de principios del mes de mayo.
Al poco de poner tierra de por medio al cortijo, ya divisamos la inconfundible mole de la Piedra del Viento. Nos dirigimos al collado donde se encuentra ubicada, que utilizaremos para ir progresando hacia las cumbres.
El inmenso pedrusco parece una rampa de lanzamiento. Aprovechamos la presencia de Pedro para obtener una referencia relativa de sus colosales dimensiones.
¡Menudo poyo y terraza desde donde observar el paisaje del Campo de San Juan...!
Desde esta toma se aprecia bien una posible vía de acceso al poblado argárico, que nosotros ignoramos y pasamos de largo. (que luego no era tal pues días después de esta excursión, volvimos por aquí Viky y yo, tratando de dar con las cavernas, pero fue un viaje casi baldío por cuanto las mismas se nos resistieron y continuaron sin hollar por nuestros pies, aunque ya nos hacemos una idea de por donde se puede llegar al conjunto de las escarpadas guaridas-santuario argáricas)
Buscando nuevo encuadre desde otro peñasco adyacente
Buscando Viky también, su cuota de pantalla
Seguimos ascendiendo buscando el poblado argárico, dejando a nuestra espalda un paisaje que embellece y enriquece a cada metro que ganamos hacia arriba.
Nos colocamos casi en las mismas barbas de las cuevas de la Nariz
Pero desde nuestra posición, no vemos el acceso sencillo, así que, como ya he visto en internet de lo que se trata, decidimos continuar hacia la cueva de la Capilla, a ver si existe en esta, una más cómoda entrada.
Continuamos el ascenso por un terreno bastante escarpado y descompuesto, sembrado de piedras poco fiables que no ofrecen excesiva solidez ni asentamiento para apoyarse. Hay que llevar cuidado. En todo caso, la subida es asequible a cualquiera que ande acostumbrado a transitar con frecuencia por caminos de cabras.
No podemos soslayar el espléndido paisaje que vamos obteniendo a nuestras espaldas y de vez en cuando, toca parada y girarse prestos al disfrute pupilar entregados a la contemplación de tan soberbio panorama celestial.
FINAL TERCERA PARTE
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