14 mayo 2019

SALCHITE Y LOS CAMPOS DE SAN JUAN I

Aunque llevo idea de darme una vuelta por la rocosa y vertical arista del Frontón, la que se observa descollante y omnipresente desde la margen izquierda del río Alhárabe, hoy tambíen tengo intención de madrugar y fotografiar el amanecer desde la cumbre de los Calares de la Capilla, a ver que tal aspecto presenta. He verificado en el mapa que existe una vía de acceso a las antenas del Lanchar. Y es probable que se halle asfaltada. Por ello, antes de dirigirme al punto de ataque del Frontón, me traslado directo y en coche a la cumbre de Salchite. Así pues, por la carretera entre El Sabinar y Benizar, me desvío a mi derecha en dirección a la Casa de los García y desde esta a las referidas antenas. El camino asfaltado troca al poco en uno de cabras y puntiagudas piedras, surcado de socavones. La alborada me sorprende a media subida. Me detengo y con el vello erizado por la fresca brisa del alborecer, disparo a tutiplén, buscando dejar atrapados en la memoria de la cámara, estos flameantes colores.
Alcanzo la cima y desde esta y mirando en derredor, el paisaje se atisba grandioso. Pero de momento espero a que levante el día pues sus primeras luces aún resultan insuficientes para el modesto sensor de mi cámara. Me doy una vuelta por las inmediaciones, esperando que el hoy tímido sol, parcialmente oculto por un cielo nebuloso, por fin se desperece y despeje. 
Transcurren los minutos y el cielo permanece encapotado.
Peñón de los Tormos y despuntando encima, al otro lado de la carretera, el Puntal de Carreño (1594m), en la sierra del mismo nombre.
Fotuyas
El privilegiado vértice geodésico del Lanchar, desde cuyo emplazamiento se pueden contemplar unas vistas extraordinarias de las fértiles tierras y sierras circundantes del Campo de San Juan.
Juegos de luz, remansos de paz, ondulaciones tornasoladas, como si el viento mismo, absorto en la contemplación del paisaje, olvidara su razón de ser, soplando inerme, sobre el recio y bizarro matorral de la cumbre.
Amanecer, luz y belleza. Serenidad, eternidad y silencio. Las veladas nubes ocultan el sol en su centro, orlando y perfilando de caprichosas y artísticas formas sus bordes. El valle de los Campos de San Juan que tan generosamente riegan las aguas del río Alhárabe, parece que por fin despierta de su sueño.
Ante lo nublado del día, decido retornar y me dirijo ahora hacia mi próximo objetivo en las cuasi verticales paredes del Frontón pero entretanto, el bello fulgor que desprende el paisaje de Salchite me paraliza. El cielo se limpia de nubes por momentos. Cambio de planes. No puede haber en el mundo alguien más veleidoso, antojadizo, inestable, cambiante...flexible que el menda lerenda que suscribe. Decido dejar el coche por las inmediaciones entre las Casas del Puerto y Salchite, para campo a través, alcanzar de nuevo las antenas y recorrer toda la sierra. Me he quedado con las ganas, con eso que llaman la miel en los labios, osea en las zapatillas y no puedo abandonar lugar tan sublime sin descubrir sus esencias. Tengo que atravesar un campo de lavandín, teniendo a mi izquierda una panorámica inmejorable de las cuevas de Bajil. A la derecha, la esplendente belleza del campo de San Juan, cautiva mis retinas y entrecorta el aliento. 
Pero la cumbre aún queda muy lejos.
Calar de la Cueva de la Capilla
FINAL PRIMERA PARTE



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