28 diciembre 2022

MORATALLA LA VIEJA Y BOLVONEGRO III FINAL

Son pasadas las dos de la tarde y el sol me pilla a la espalda, por lo que tengo que procurar posicionarme de manera que no se proyecte mi sombra en las fotografías.Aunque a veces no resulta fácil poder evitarlo.
La Sombra, saludando al fotógrafo.
El paseo en soledad a estas horas de la tarde, trasciende lo físico, es algo espiritual, incorpóreo, un conectarse con la natura. Supone el éxtasis de lo sentidos, el de reconocer que este es un momento mágico e irrepetible del que es preciso impregnarse hasta la última esencia. Es mejor andar en silencio y dejarse llevar. Hasta el fragor de las aguas contribuye al ensimismamiento.
Creo recordar que alguien me dijo una vez que a partir de la pasarela, que es cuando más profundo y estrecho se torna el cañón, comenzaba a denominarse río Moratalla. Cuando llegamos a una falla que presenta una impresionante pared vertical en la margen izquierda de la garganta es cuando finaliza lo más florido de este espectacular recorrido. A la altura del antiguo molino (en ruinas) que hay por aquí, se gira a la derecha y ascendiendo por un talud, se conecta con una senda que nos va sacando y alejando del desfiladero, ya buscando adonde habíamos dejado el coche por la mañana.
Esto sí que es un MOJONACO en condiciones.
Monumental
La pasarela de Bolvonegro
Arrimarse a orillas de la profunda trinchera da un poco de repelús
Ya nos encontramos en la margen derecha del río Moratalla
Tomamos las últimas fotos a este espectacular, apabullante enclave y salimos de aquí en busca del rancho que ya estará frío.
El sendero que progresa en ascenso de forma progresiva, pronto nos lleva a un campo de labor yermo que atravesamos. Cogemos esta foto a la omnipresente sierra del Molino.
Y qué decir de la ubicuidad de esta, a la que volveremos a dedicarle nuestras próximas entradas...
Y la sierra del Cerezo, la de los cazadores para mí, que cada cual cuenta la feria según le va.
Mi pensamiento transitando por aquí, aparte de ir repasando mentalmente los lugares tan coquetos que había visitado era el de reparar en mis sensaciones físicas, ya algo desmayadas. Igual no tenía que haberme pegado este tute a dos días vista antes de la Falcotrail. Pero sabes qué te digo, que al carajo, pues lo más importante de alcanzar un objetivo, no es la meta en sí misma sino el camino para lograrla. Y vaya si este recorrido lo había disfrutado. A los momentos congelados en imágenes me remito, qué diablos...   
¡Y pensar que gran parte de la orografía del noroeste murciano permaneció durante millones de años sumergida bajo un brazo de mar, esto es, por el estrecho Norbético, ese que conectaba el océano Atlántico con el mar Mediterráneo...!
El Estrecho Norbético en el Mioceno medio

A principios del Mioceno medio la Placa Mesomediterránea terminó por fracturarse y su fragmento más occidental, las Zonas Internas, (Dominio de Alborán) colisionó oblicuamente con las Zonas Externas (figura 2) generando una serie de movimientos laterales (fallas transcurrentes) que favorecieron la formación de cuencas marinas sinorogénicas (formadas a la misma vez que se formaba la Cordillera Bética, véase apartado de Geología de Murcia). Las formaciones rocosas subbéticas se fracturaron y se desplazaron (cabalgaron) unas sobre otras y sobre las formaciones rocosas prebéticas, aprovechando como lubricante y nivel de despegue los materiales margoyesíferos del triásico superior de las facies Keuper (figura 3) o las margas cretácicas. Por su parte las formaciones rocosas prebéticas se plegaron y fracturaron, llegando a dar algunos cabalgamientos de menor relevancia que los subbéticos.

Surgieron así, una serie de cuencas marinas intercomunicadas entre sí, que recorrían el sureste de la península y comunicaban el Atlántico con el Mediterráneo, originando un brazo de mar (el Estrecho Norbético) salpicado de islas y delimitado al norte por materiales emergidos de las Zonas Externas y al sur por afloramientos de las Zonas Internas (figuras 4 y 5).
La Región de Murcia, junto con Almería y el sur de Alicante, constituyó la desembocadura del Estrecho Norbético en el mar Mediterráneo. Era un archipiélago de islas que delimitaban cuencas marinas cuyas zonas someras estuvieron ocupadas por deltas y plataformas arenosas con algunos arrecifes coralinos y calizas de algas calcáreas. Mientras que en sus zonas profundas sedimentaban margas entre las que se intercalaban arenas turbidíticas. El progresivo levantamiento y estrechamiento de sus fondos marinos, los terremotos, la emersión de islas, las tormentas, etc, provocaron fuertes corrientes que generaron grandes cañones submarinos y megaestructuras sedimentarias de inigualable valor y que hoy podemos verlas en parajes tan emblemáticos de Murcia, como Bagil, Estrecho de Bolvonegro, Monte Arabí, etc.
Como se dice en el magnífico e instructivo vídeo que a modo de colofón inserto a continuación: "...interpretando las pistas que los movimientos tectónicos nos han ido dejando y descubriendo los secretos que guardan las rocas. Desde fósiles casi microscópicos, hasta grandes pliegues, barrancos de varios kilómetros y enormes paredes, la naturaleza cincela panoramas siempre únicos".
PATRIMONIO GEOLÓGICO DE MORATALLA
 
¡HASTA LA PRÓXIMA AMIGOS!

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