En esta ocasión, no andaremos muy lejos de casa. Veinte o treinta minutos a lo sumo de coche para llegar al punto de inicio de una excursión breve, sencilla y amena, que nos hará disfrutar tanto del paisaje como del matiz cultural que este recorrido y sus aledaños llevan implícitos. Se puede decir que maté dos pájaros de un tiro porque en la misma mañana, convertí dos excursiones que había revisado por Wikiloc, en una sola; y una segunda incursión que hice para a través de la "Senda del Tiempo", visitar el Castillo de Mula. Y hasta una tercera en que me acerqué por aquí en moto, para visitar algunos lugares que habían llamado mi atención desde la distancia. Por supuesto que como en el autor de este blog suele ser habitual, se aportarán dos o tres fotos ilustrativas de la experiencia y va que chuta.
Como antes apuntaba, la caminata es apta casi para todos los públicos, es decir, pocos kilómetros y con apenas un desnivel en que sea vea amenazado el resuello. Tiene su comienzo en el parque que existe justo antes de la entrada a los Baños de Mula, frente al yacimiento arqueológico de época tardorromana, Cabezo de la Almagra, y siguiendo un trazado que discurre entre el río Mula y la Vía Verde, se dirige hacia la Muela de Albudeite, para adentrarse en ella a través de una bonita senda enlosada que me sorprendió por su magnífica factura. Revela que en el momento de su construcción, se hizo a conciencia, sin reparar en gastos y con mucho mimo. Esta vereda embaldosada nos conduce, como digo, a una bonita y densa pinada donde existe una zona recreativa, con merenderos, agua de grifo, ermita y albergue, pertenecientes al municipio de Albudeite. El santuario alberga y rinde culto a la Virgen del Monte, a la que los albuiteros hacen una romería cada primer domingo de mayo. El día en que realicé esta excursión, soplaba viento huracanado, y al pasar por unas altísimas torres eléctricas que hay por aquí, el ruido que producían era ensordecedor, tanto que hasta me entró la duda y canguelo de que una pieza o elemento de la red de alta tensión pudiera venírseme encima. Confiaba en la buena mano, tecnología y maestría del hombre para que estos tinglados estuvieron instalados a conciencia y a prueba de ciclones porque una parte del recorrido transita por debajo de la red aérea, y no tuve más remedio que acostumbrarme, so pena de renunciar a parte del recorrido. Más tarde, en la cumbre del Castillo de Alcalá, el ventarrón volvió a erigirse como protagonista, soplando tan fuerte que hasta me veía incapaz de estabilizar la cámara ante algunas fortísimas rachas de viento. Pero bueno, no demos más vueltas con asuntos baladíes y comenzamos la ruta dándonos un garbeo por la pedanía de Los Baños de Mula. Aquel cerro de enfrente es el cabezo de la Almagra, el origen de Mula, tal y como Cehegín tuvo su génesis en Begastri, sito en el cabezo de Roenas.
Los Baños de Mula son famosos por sus aguas termales, que afloran en las margas miocenas de la depresión de Mula. Representa la salida natural de ciertos acuíferos de Sierra Espuña. Al igual que el balneario de Fortuna, coincide con la traza de la falla Bullas-Crevillente, responsable en gran parte del termalismo. El agua que circula en profundidad, se calienta por una disposición especial de las rocas permeables y asciende por el espacio que deja la fractura de la falla, hasta aflorar en superficie. El agua brota a una temperatura de 31-36ºC y se ha recomendado para afecciones reumáticas. La calidad química de sus aguas no es muy buena, pues tiene mucho sulfato cálcico y presentan un residuo seco elevado. Esto es debido a que el agua, en su ascenso, se pone en contacto con yesos del Trías. En el punto de surgencia existe un afloramiento de travertino cuya edad se desconoce, pero por el grado de compactación se piensa que podría corresponder a un Mioceno superior- Plioceno, que es la misma edad que se ha datado para las rocas volcánicas inyectadas en la falla. La existencia de numerosas coladas travertínicas no funcionales, a diferentes alturas sobre el río, indica la variación de los puntos de surgencia a lo largo del recorrido de la falla.
Los Baños se han utilizado como balneario desde tiempos de los romanos. En época más reciente tuvieron su esplendor en los años 40-50. Hoy podemos observar casonas con patios árabes de finos azulejos dotadas de habitaciones con termas privadas, algunas en estado ruinoso, mientras que otras se han modernizado. La falla Bullas-Crevillente no solo es responsable del termalismo de la zona, sino que interviene de forma directa en el origen del algunos terremotos del sudeste de España, como el ocurrido el 2 de febrero de 1999, uno de los mayores seísmos del siglo en España, con una intensidad de 5,2 en la escala de Richter. En general, las fallas superficiales de la corteza terrestre al desplazarse lateralmente se fracturan y liberan energía que hace temblar el suelo.
( Texto extraído de la obra "Caminos hacia el interior", de Jose María Egea Fernández)
Los Baños de Mula es una pedanía de Mula localizada en la parte más occidental del municipio, lindando casi con el término municipal de Albudeite. Queda distanciada apenas unos 8 Km. de Mula, teniendo una altitud de unos 230 metros sobre el nivel del mar. Se sitúa en la margen derecha del río Mula y en la actualidad cuentan con un censo de unos 60 habitantes, que en su gran mayoría viven de la explotación de las aguas termales del Pozo, ofreciendo un termalismo que ha marcado la fisonomía de esta aldea. Las propiedades terapéuticas de estas aguas son amplias, estando indicadas para tratamientos del aparato digestivo y locomotor, la piel y el aparato respiratorio. La época de mayor esplendor y riqueza de los Baños de Mula se dio en los años veinte, cuando familias ilustres de toda la comarca y gran parte de la Región de Murcia pasaban las vacaciones de verano en tan singular lugar. Las malas lenguas cuentan que, incluso, por estos lares se dejaban ver personalidades importantes de la política y el arte para compartir baño con bellas doncellas, aprovechando la ausencia laboral de los maridos.
Con la Guerra Civil empieza el declive de Los Baños de Mula, que no Llegaron a alcanzar la competitividad de los balnearios murcianos de Fortuna y Archena. Bien es cierto que, a pesar de quedar a la cola en la cuestión termal, seguían siendo visitados por mucha gente de la región, que venían a pie, en carro y, cada vez de manera más habitual en coche, sin olvidar el ferrocarril que tenía un apeadero cerca de la pequeña urbe. Hasta los años 70, existía en Los Baños, además de los paradores, un casino, una feria y puestos de venta que se hallaban en la calle principal, existiendo un ambiente muy festivo.
(Texto extraído de la obra "La Comarca Natural del Río Mula", de Javier Ramírez Melgarejo)
El cerro de la Almagra, situado al oeste de los Baños de Mula, es una plataforma amesetada coronada por los restos de una muralla, con un importante yacimiento de la época tardorromana. El río Mula ha ido excavando su cauce en este cerro, originando un más que acusado escarpe.
Suele ser frecuente sorprender por aquí a la garza real.
El castillo o fortaleza de Alcalá, a la vuelta, le haremos una visita.
Mirando hacia la Muela de Albudeite
Las torres gigantes y su amenazador cableado, que ya hemos mencionado.Sierra de Ricote
Saliendo de Los Baños de Mula por el barrio de la Misericordia, donde la fachada de algunas viviendas llama nuestra atención por su evidente buen gusto. Una de ellas, creo recordar que presentaba un cartel con el anuncio: En Venta.
El viaducto que en su día construyera el ferrocarril para salvar el Barranco del Moro o del Carrizal. Por estos derroteros atravesados de ramblas y quebradas, podemos ver alguno que otro de espectacular estampa, como más tarde comprobaremos.El rasgo dominante de esta árida orografía es el secarral, técnicamente denominado Badland, en cristiano, tierra baldía, chuchurría, que se origina por la gran erosión del terreno ocasionada por la escasa vegetación y las lluvias torrenciales.
Pocas zonas en la Cuenca del Segura reflejan de forma tan seductora el frágil equilibrio de un ecosistema ligado a la escasez de recursos hídricos como la comarca del río Mula. Durante cientos de años sus habitantes y el propio medio natural han dependido de las escasas y a veces traicioneras aguas de este río, lo que se ha traducido en parajes bellísimos, ya sea por la explosión vegetal a su alrededor o el modelado de cañones pintorescos, y en una rica huerta tradicional (Charo Quesada Gil).
Los acusados contrastes entre el curso del río Mula y el territorio adyacente son más que evidentes. Como se suele decir, una imagen vale más que mil palabras.
La presencia tecnológica no le resta ni un ápice de atractivo a este interesante recorrido. Digamos que son parte del paisaje, mimetizados con él desde hace décadas.
Belleza superlativa para el que sabe "mirar".
Un grupo de ciclistas rodando por la Vía Verde
Inicio sendero empedrado SL-MU12
Solo en este punto (inmediaciones del paraje Ladero del Portillo), se puede decir que el sendero se halla un tanto descompuesto.
La mayor parte de su trazado, hasta el área recreativa, goza de este saludable aspecto, tal que semeja una antigua calzada romana.
El albergue municipal
La Ermita de la Muela de Albudeite
Canal Postrasvase Tajo-Segura
Caminando por el Llano del Guerrero. Este vertical armazón de acero zumbaba de manera estruendosa; producía un amenazador sonido tal que el de un avión a reacción.
Muy inquietante andar bajo todos esos cables, rugiendo el viento por entre ellos de forma atronadora, casi ensordecedora. Por otra parte, terreno desolado, paraíso de conejos, ofidios y lagartos.
Oteando hacia la Sierra de Ricote y los campos de La Llana y el Carrizal
¡Ay madre, que observar esos cables pendiendo sobre mi chola me llevaban frito...!
Y con este viento rugiendo sin cesar...!
El omnipresente cerro testigo donde se hallan los restos (entrada y una pared) de lo que fuera en su día la Fortaleza de Alcalá.
Pico Almeces (1124m), de la sierra de Ricote
Lienzo atractivo e interesante para entendidos en la materia, esto es, geólogos, topógrafos etc, y otros diletantes como el que suscribe.
Viaducto que antes vimos desde otra perspectiva y cota inferiores, erigido sobre el Barranco del Carrizal. El que se lleva la palma, como después veremos, es el construido sobre la Rambla de Perea, de infausto recuerdo para mí.
Tupida masa arbustiva (tarayes, baladres, etc) colonizando el lecho del Barranco del Carrizal
Ni qué decir tiene que no hay por qué renunciar a hacer esta ruta en época estival, si se hace temprano y bien provisto de agua, gorra y protección solar.
Una vez aterrizados de nuevo en la Vía Verde, tras pasar el viaducto y andar unos cientos de metros, llegamos al antiguo apeadero del ferrocarril de los Baños de Mula.
Como se puede comprobar, se encuentra en vías de demolición, solo atemperado el inexorable proceso por los artistas del graffiti.
He aquí un graffitero, émulo del mismísimo Picasso.
El Castillo de Alcalá y su cruz, vista de soslayo, costeada y erigida por los pueblanos, allá por el año 1962, según he leído por ahí.
Últimas fotos a los edificios y mobiliario de la estación de los Baños de Mula; pero antes de regresar al coche, que nos aguarda en la pedanía balnearia, nos desviamos unos cientos de metros hacia el viaducto de la Rambla de Perea. Le dedicaremos nuestro próximo capítulo.
FINAL PRIMERA PARTE
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