11 marzo 2022

CUERDA DE LA SERRATA (Con vistas hacia el Campillo y Mojantes) II

Después de habernos empapado a norre, ( ¡y de qué manera!) de las singularidades de esta interesante sierra, continuamos nuestro caminar, disfrutando de unas posibilidades paisajísticas, que también van quedando a cada paso en evidencia. Verbigracia, bonito ángulo de visión de Mojantes, donde se pueden adivinar el Collado del Pozo y barranco homónimo entre las Quebradas y las Piedras Coloradas. Asomando por la izquierda de la imagen, La Sagra.
¿Sería esa pequeña cresta, la que inspirara y otorgara en su día el nombre a la sierra...? Mencionar, dicho sea de paso, que en la provincia de Murcia, tenemos designado con "casi" idéntico topónimo, el importante yacimiento antropográfico, "Cueva de la Serreta", ubicado entre los municipios de Cieza y Calasparra, asentamiento argárico y romano, que tiempo ha, ya chequeamos en este blog. Interesantísmo vídeo, sin duda. 
Los inmensos y bellos llanos del Campillo de Abajo, que desde el Cerro del Ahorcado, se nos obsequian a placer y tutiplén.
Las Piedras del Reloj, por donde anduvimos el año pasado. ¡Menuda rampa...!
Llama la atención la infraestructura de ese plantío tan sofisticado 
¡Pero si parece el Pentágono de USA!
Bonita imagen de Mojantes, enmarcada entre pinos.
La Morra del Chaparral, dejada atrás.
Archivel
Atravesando el Collado del Engarbo. Tengo prevista una futura excursión por este territorio, aprovechando la existencia de un sendero, contemplado en el mapa, que al parecer, atraviesa la sierra, de flanco a flanco. La senda evoluciona por este collado y conecta con la pista de acceso al observatorio. Ese día procuraré también, tomarle una foto a la entrada de la Cueva de la Columna, que se halla próxima al Corral de Enmedio, que al regreso, advertí desde lejos. Y si no me pilla muy retirado, visitar también La Sima de Caneja.
La sima de Caneja: Está situada en las inmediaciones del collado del Engarbo, a unos 1.140 metros de altitud. En mitad de un roquedo de poca pendiente, al pie de un farallón rocoso y entre pinos, lentiscos y enebros retorcidos por los vendavales que a menudo soplan, se abre un gran boquete en el intrincado terreno. Lo hace sobre una falla vertical dispuesta en dirección noreste-suroeste. Tras 11 metros de caída vertical unos bloques empotrados en las paredes estrangulan el paso al siguiente nivel, un inmenso caos de bloques de gran tamaño (algunos tienen hasta 8 m de altura) que trazan una vertical de unos 30 metros de profundidad. Tras unos 227 metros de recorrido y sucesivas caídas en vertical, la sima parece concluir justo a 99 metros profundidad. Pero no es así, pues a diferentes niveles se observan o intuyen pseudogalerías y conductos, impenetrables para el ser humano, pero no para el agua.

Las investigaciones de Arturo Valenzuela y su equipo aventuraron a señalar en 1975 que las aguas caídas sobre esta montaña parecen utilizar estos pasos en su proceso de infiltración para alimentar los caudales profundos. Siempre según aquellos trabajos, esas aguas infiltradas ingresarían en la red de circulación kárstica, principalmente a través de un sumidero que se abre a 97,5 metros de profundidad. Todo parece apuntar a que esta sima forma parte del sistema de abastecimiento de las fuentes de Caneja y La Tosquilla, situadas a 4,8 y 5,8 km de distancia respectivamente de la boca de la sima. En la actualidad las investigaciones exploran otras posibilidades de movimiento de las aguas superficiales y la alimentación de los acuíferos, pero no cabe duda de que la historia agrícola y ganadera de estas tierras deben mucho a la riqueza geológica y ambiental de esta pequeña gran montaña que es la Cuerda de la Serrata.
Los Cerricos, Camino de la Cruz del Puerto, Las Roturas, etc.
Situados en las inmediaciones de la cresta buitrera que antes fotografiábamos desde la distancia.
Punta Estrecha
Collado de las Alegas, Corral del Asturiano, carretera RM-730, en dirección a Andalucía.
Esa era la cuerda, que antes de aterrizar en el mundillo senderista, utilizaba para alcanzar la cima de Mojantes. Dejaba el coche por las inmediaciones del Corral del Asturiano, y cogía el lomo de la arista, hasta Las Quebradas, Collado del Civil y toparriba hasta coronar en las Piedras del Reloj. La bajada la hacía por el Barranco del Pozo, a la buena ventura. Igual un día de estos, rememoro aquellos lejanos tiempos, aunque claro, no será lo mismo subir por allí con 35 que con 58 años, que eso sí que causa repelús. Debe ser esta la razón por la que siento por Mojantes una querencia especial, por aquello de que al primer amor, nunca se olvida.
Uno de los principales atractivos de esta excursión reside en que puedes recrear la vista hacia un lado y otro de la cuerda. Y a la ídem queda que son muchos los elementos, sean meramente orográficos o agrícolas, donde entretener la mirada. Muchos más de los que puedo dar abasto. Ya solo con las diferentes tonalidades que presenta el campo, es para quedar extasiado, embelesado de puro deleite contemplativo.
Sin duda, la vertiente sur de la sierra de Mojantes, se lleva todo el protagonismo.
Aunque los llanos del Campillo no le andan a la zaga en cuanto a esplendor y hermosura campestre se refiere. Se podría decir que forman un tándem armonioso y perfecto. 
Caserío del Campillo de Abajo
Estas fotografías están tomadas desde el vértice, que se alcanza, una vez superado desnivel de inclinación moderada que figura con nombre, Loma Banderas. El tubo se encuentra ubicado en una tala, pequeña altiplanicie, con mucho desahogo de espacio alrededor. La mejor vista la obtenemos hacia Mojantes. Pero al llegar aquí, me entraron las prisas porque, al avizorar hacia el sur, adivinaba que en el cerro de más abajo, se debían encontrar los mejores balcones con vistas hacia la sierra de Mojantes, campos del Campillo y limítrofes. Pero veía que no me daba tiempo recrearme, si pretendía estar en casa a la hora de comer. Vamos, lo de siempre. Ya acudía predispuesto a según observara, decidir si merecía la pena nueva incursión por la Serrata o si con la presente batida, resultaba suficiente. Después de unos días de lluvia, en que incluso se vistieron de blanco las cumbres más elevadas, volví por aquí, centrándome en el Cerro del Ahorcado y el vértice.     
La sierra del Carro y detrás, un tanto difuminada por la distancia, la sierra de María, que en el siguiente capítulo, la contemplaremos ataviada de blanco, lo mismo que La Sagra.
Puede que insista en exceso en fotografías casi idénticas salvo por algún pequeño e insignificante detalle, pero esas diferentes tonalidades y ondulaciones que se observan en el terreno campestre, me parecen de tal extraordinaria belleza que hipnotizan.
En el siguiente y tercer capítulo, haremos un paréntesis, a propósito de mi aventura en pro de hacerle un reportaje algo más específico, menos precipitado que el presente, al cerro del Ahorcado y vértice. En esa nueva ocasión, tuve la suerte de encontrarme un día de nubes y claros, y como antes decía, algunas cumbres nevadas. He aquí un pequeño anticipo.
FINAL SEGUNDA PARTE


No hay comentarios:

Publicar un comentario