26 junio 2024

POR LA ESTACIÓN DE LAS MINAS Y EL CAÑÓN DE ALMADENES I

Y seguimos rodeados de agua porque de Cartagena nos venimos a Las Minas, que por escasos metros, pertenece a Albacete, ya que la frontera con Murcia se encuentra a la salida de este puente sobre el río Segura que se observa a la derecha de la imagen. De hecho, las casas que se ven al frente, pertenecen a Salmerón, pedanía moratallera colindante como decía con la ídem hellinera. Y ese cerro tan singular y pintoresco que se erige por encima del pueblo, es el denominado cerro o volcán de Salmerón, que dicen los expertos en la materia que anda extinto desde finales del Mioceno, hace más o menos cinco millones de años y que nunca entró en erupción. El volcán se sitúa en un campo volcánico, que comprende casi toda la provincia de Albacete, y media parte de Murcia. En este campo, se encuentra también el cercano volcán de Cancarix, por el que anduvimos hace un tiempo en vida de la Viky y el volcán de la Celia, este ya dentro de Murcia, en el término municipal de Jumilla.  En mi segunda visita a estos pagos, estuve hablando con una octogenaria muy afable, creo recordar que de nombre Lola, vecina de Las Minas, de muy bien llevados años que me estuvo explicando que de zagalica, acompañada de sus amigas, había subido alguna que otra vez al cerro, pero que no era cosa sencilla alcanzar la cumbre y que por aquí, todos los lugareños lo conocen por el cerro del "Moneguillo". También me dijo, la buena mujer, viuda y sin hijos, que hace muchos años, cuando era mocica, su padre y otro hombre encontraron la muerte en la mina, y por lo que he leído y deducido después, debió ser en los años 50 porque las minas cerraron definitivamente en octubre de 1960. Por esa época, estuvo trabajando por aquí un tío mío, que contrajo la silicosis (proceso de contaminación del aparato respiratorio de las personas producido por el polvo de minerales, en este caso del azufre), de la cual ya le quedarían achaques pulmonares para el resto de su vida.
Este rincón, colindante con la región de Murcia, me parece apasionante, pues cuanto más voy conociendo de él, más interesante me resulta. Por ello, en diferentes días y momentos, he ido haciendo excursiones por estos lares, y mi intención es irlas describiendo en forma de imágenes, con aporte de alguna que otra reseña y a ver qué nos va saliendo, porque tengo bastante material fotográfico que trasladar aquí y mucha información histórica y cultural que desgranar también de todo lo recopilado y asimilado de diferentes fuentes, porque ¡hay que ver la de cosas curiosas sobre esta comarca que he ido descubriendo estos días...que la ves ahora tan desangelada y un poco olvidada también y cualquiera diría que conoció una época de glorioso esplendor gracias a sus minas de Azufre, conocidas y envidiadas del mundo entero, porque de estas deviene precisamente su topónimo, Las Minas. Tan era así, que trabajar por aquí era sinónimo de distinción y prestigio, al menos en cuanto a bien ganarse la vida se refiere. De hecho, por entonces existía un dicho o coplilla muy populares que decía: “Cásate conmigo niña que soy minero de azufre, que gano siete reales y pa´ vivir ya nos cubre”. (Isabel Serrano. Dichos, coplas y versos tópicos de La Mancha y de la provincia de Albacete).
En Las Minas, actualmente, no vivirán más de 70 personas de forma permanente, aunque en verano, la población parece ser que se duplica, según me decía Lola, pero en sus buenos tiempos, a principios del siglo XX, llegó a tener alrededor de tres mil habitantes, entre censados y los que no figuraban en ninguna parte, transeúntes por así decir, muchos de los cuales moraban en las Casa Cuevas, el auténtico origen de la localidad, porque los alrededores del pueblo están perforados de estas guaridas bajo tierra, de las cuales, algunas mostraremos en próximos episodios de este blog.
Campos de maíz, en demarcación murciana.
Río Segura y al fondo, la sierra de Pajares (662m).
Río Segura y al fondo el Cabezo de Beor
El omnipresente Cerro del Moneguillo, que en una de nuestras diferentes aproximaciones a estos contornos, alcanzamos su cima. En referencia al topónimo, estos días estoy leyendo varios trabajos que hablan de Las Minas y de la importancia que la extracción del azufre tuvo para la génesis del asentamiento humano de este lugar y dado que algunos autores establecen una relación clara entre su pasado volcánico y la formación posterior del mineral, nombran al volcán de diferentes maneras, a saber, Monagrillo, Monaguillo o Monegrillo, a la que hemos de añadir la forma lugareña que me decía Lola y la cartográfica, esto es, Cerro de Salmerón, con lo cual, nada nuevo bajo el sol respecto a los variopintos apelativos que pueden adoptar algunos topónimos.
En la actualidad, y dada su situación geográfica, Salmerón lo mismo que Las Minas, dedican buena parte de sus tierras al cultivo del arroz, tareas de las que fui testigo en diferentes momentos del proceso, que junto con Calasparra, que lidera la denominación de origen de este producto de categoría mundial, constituyen el llamado coto arrocero, fundado en 1908. 
Inundando los terrenos para la siembra.
En esta primera excursión me dediqué a darme un garbeo por los alrededores de la antigua estación ferroviaria de Las Minas y el Cañón de Almadenes, es por tanto, una ruta eminentemente paisajística, de la que quedé prendado por la belleza que desprende su tornasolada campiña. ¡Qué delicia, qué disfrute para los sentidos...!
Junto a la vera de aquellos árboles discurre el río Segura, poco antes de recibir su afluente más importante, el río Mundo, nos encontramos por tanto en las inmediaciones de la Junta de los ríos que pronto veremos desde una estratégica atalaya.
Un tramo de la anulada que no suprimida, de momento, línea ferroviaria Chichilla-Cartagena.
Toda esta zona, situada frente a la estación de Las Minas, se encuentra perforada de Casa Cuevas, la mayoría ruinosas. Resulta lamentable que se haya dejado perder este gran patrimonio cultural, como último vestigio de su historia y época de pasado esplendor. Ya abundaremos sobre la cuestión en próximas entradas.
Casa Nueva, una vivienda que se adivina desde la lejanía de buen porte.
Cabezo de Beor
Paredes albugíneas de yeso, bajo las cuales, pasaremos camino del Cañón de Almadenes. Son vistosas y llaman la atención por lo deslumbrantes que resultan.
Durante el proceso de preparación de la tierra para el cultivo del arroz, que pude capturar en sus diferentes fases.
El río Mundo, unos cientos de metros antes de llegar a la Junta.
Todos estos bancales, los vería días después inundados de agua. Casa Nueva y al fondo, Las Minas, flanqueada por la sierra de Pajares y el cerro de Salmerón.
Sierra de Pajares (662m) y a su derecha, no visible en la imagen, la sierra de Los Donceles (808m), de la que se dice, fue parte del itinerario que utilizó Aníbal para trasladarse desde Cartagena a Sagunto, en su periplo hacia Italia, cruzando por los Pirineos y los Alpes, para así sorprender por una vía insospechada a los romanos, que por entonces comandaba Escipión el Africano, su auténtica bestia negra. Aníbal, fue comandante en jefe del ejército cartaginés durante la Segunda Guerra Púnica contra Roma (218-201 aC). Se sabe que condujo a sus tropas (treinta mil hombres, treinta y siete elefantes y más de quince mil caballos y mulas) a través de un vasto territorio para invadir Italia y doblegar así al ejército romano, que comenzaba a ser temido en el mundo hasta entonces conocido. Para desgracia de Cartago, el gran e intrépido general fue finalmente derrotado en Zama por su homónimo romano, Escipión, en el año 202 antes de Cristo. A esta campaña bélica se la considera hoy día como uno de los mayores esfuerzos militares de la antigüedad, ya que tuvo que pasar de África a Hispania, atravesando esta por oriente desde Cartagena, cruzar los Pirineos, recorrer parte de Francia, penetrando y traspasando los Alpes para llegar al mismo corazón de Roma, que por aquellos tiempos, era dueña y señora del mar. Toda una hazaña y tiene mucho sentido que escogiera en este largo peregrinar, itinerarios que discurrieran por ríos de importante caudal para abastecer así de agua y alimentos a su impresionante e insólito ejército.
En las casa cuevas del barrio de la estación se alternan viviendas muy arruinadas con otras que todavía mantienen óptimas posibilidades de restauración. Ya veremos más de estas y del barrio de la Esperanza en próximos capítulos.

A pocos metros de donde confluye el río Mundo con el Segura.
Casa Nueva y el Cañón de Almadenes al fondo.
Hela aquí, la Junta de los Ríos Segura y Mundo.
El Cerro del Monegrillo.
Eminentes paredes calizas, camino del Cañón de Almadenes.
Sembrados de cereal en el paraje llamado El Huerto.
Andamos por lo que fue una antigua vía ferroviaria local, con un túnel en su recorrido hasta la población de Las Minas, que se utilizaba en la época de máximo esplendor del alcrebite (azufre) para transporte de material y personas. He visto fotos de alguna de sus locomotoras y los diferentes vagones según la naturaleza de la carga que transportaran. Uno de los vagones estaba reservado para uso exclusivo de "los señoritos". 
Este túnel dispone de una chimenea interesante de fotografiar.
Hela aquí.
La gran vedette fue, sin duda, el tren minero. Concebido para transportar el azufre de Las Minas a la Estación de Las Minas, donde hacía parada el tren de la línea Madrid-Alicante-Zaragoza para dar salida a la producción y enlazando los centros de trabajo de la explotación. Disponía de dos locomotoras a vapor de 8 y 12 caballos, un coche de viajeros y una jardinera para el personal. La vía era de 60 centímetros de ancho y 3,5 km de longitud y en su camino recorría un viaducto 65 metros, atravesaba un túnel (en el que nos encontramos ahora) y un puente de hierro sobre el río Mundo. Ya en la década de los años 20 había sufrido una modificación en su recorrido que condujo a eliminar el viaducto. Extraído de la interesantísima obra publicada en 2007: "Las Minas de Hellín", de Daniel Carmona Zubiri.
Seguimos hacia el Cañón de Almadenes
Como se podrá inferir, nos encontramos ante feraces terrenos que, salvo irrupción de la siempre temida plaga, suelen proporcionar ubérrimas cosechas casi siempre, porque entre otros atributos, agua seguro que no les falta.
Sembrados de brócoli. ¡Que exuberancia por dios! Es de suponer que se trate de terrenos en que se practica la rotación de cultivos. Este año han sembrado esta verdura pero el año que viene igual trigo o arroz, según lo que toque.
Casas del Salto y Central del Coto Minero
En la siguiente excursión a esta, visitamos el embalse de Camarillas y cruzamos el Pico de Hellín, que es aquel monte que vemos al frente. Por debajo discurre un túnel de la línea ferroviaria Chinchilla-Cartagena, que tiene 1100 metros de longitud. Si se decide traspasarlo, hacia el centro llegará poca luz por lo que resulta conveniente ir equipados de frontal o linterna.
Las paredes calizas reflejadas en el sembrado recién inundado. Bonito efecto tornasolado.
Casas del Salto
FINAL PRIMERA PARTE

No hay comentarios:

Publicar un comentario