04 abril 2023

LA SAGRA, POR EL COLLADO DE LAS VÍBORAS I

Hoy he quedado con unos amigos para subir a La Sagra. Hacía ya tiempo que no volvía por aquí. He consultado el blog, y mi última ascensión al vértice data de allá por julio de 2017, realizada con Viky, que en paz descanse. E hicimos idéntica vía a la seguida hoy por nosotros, la clásica por el Collado de las Víboras, tanto para la ida como la vuelta. La Sagra es la montaña más prominente del sureste español, con sus 2.383 metros, solo superada por los tresmiles de Sierra Nevada, por lo que su ascensión puede catalogarse de Alta Montaña, con los peligros inherentes, sobre todo en invierno, que ello conlleva. Así pues, del camino que escojas y de las condiciones meteorológicas que te encuentres, dependerá la experiencia vital que recibas de esta emblemática montaña. Se puede afirmar sin ambages que de todos los itinerarios posibles para alcanzar la cima, es la ruta de “Las Víboras” la más asequible, la que menos dificultades técnicas entraña, pues todo queda enfocado en superar el desnivel de una forma, digamos más progresiva, lo que no significa que se trate de un paseo por la Vía Verde o una mera ascensión al As de Copas, ya que requiere de una forma física óptima, no solo para la subida sino también para la bajada, dado que en apenas tres kilómetros de recorrido, se supera un desnivel de casi mil metros, por lo que, una vez te pones a subir, ya es "toparriba" y lo mismo a la vuelta, "topabajo", y claro, las piernas al final de la andadura, quedan hechas fosfatina. En todo caso, la mayor o menor dureza de la ascensión siempre la marca la intensidad con que esta se lleve a cabo. Si cada equis metros te vas parando a disfrutar del paisaje, tomar tus fotos, intercambiar impresiones y tal, es que te ves tocando el pilón del vértice, sin haberte dado ni cuenta. 
No estoy muy seguro, pero creo haber subido a la cima en cinco o seis ocasiones. Las más penosas siempre fueron en los años noventa, antes de que me diera por esto de la caminata, ya que solía venir por aquí entre abril y mayo, con compañeros de fatigas ciclistas. Se consideraba entonces esta actividad como una estupenda piedra de toque para la preparación de las marchas cicloturistas del calendario en perspectiva, y se subía, unas veces por el Embudo y otras por el Bosque Vertical, a pijo sacao, sin levantar la cabeza, solo viendo los talones de las Chiruca del que te precedía. Un año subimos un viernes de las "migas de Caravaca", por el Embudo, y bajamos por la Pedrera, atizándonos al regreso un opíparo almuerzo en Las Santas. Hacia la madrugada del sábado, algo perjudicado ya por la mistela y otros brebajes etílicos, recuerdo verme pegando saltos en el Blanco y Negro (pub), después de llevar en las piernas, la subida y bajada a La Sagra. ¡Oh, qué tiempos aquellos; juventud, divino tesoro!, que diría Rubén Darío.
Cuando más tarde descubrí la sana y polivalente actividad del senderismo, con el aliciente añadido de la fotografía, y por ende, el mantenimiento de este blog, resulta paradójico que mis visitas a La Sagra, se hayan visto reducidas, a alguna que otra cada equis años, y es que, me produce un poco de pudor admitirlo, pero el paisaje de alrededor de La Sagra no me vuelve loco. A mi me encanta admirar su típica silueta de barca invertida, desde la distancia, sobre todo si se encuentra cubierta de ese manto níveo que tanto la caracteriza en los meses invernales, pero encaramado a su lomo, como que su paisaje en derredor me parece de lo más monocromo. He visto, no obstante, entornos espléndidos, casi dramáticos, fotografías espectaculares de la Sagra, por las vías hibernales (Corredor Andino, Corredor Himalaya, La Pingüino, Canalón Central, Rumardo, etc), pero esa es una actividad que requiere material, aptitudes y conocimientos de los que yo carezco, y que tampoco me atraen mucho, por tanto, siendo franco, la considero una práctica inasequible a mis querencias y modestas posibilidades. Aunque, dicho esto y mientras escribo, no me parece mala idea, hacer lo posible en lo sucesivo, si el cuerpo aguanta, de procurar hacer al menos una incursión al año, a la cima de la Sagra, utilizando cada vez un itinerario distinto, excepción hecha de las vías invernales a las que no tengo la menor intención de conocer salvo en fotografía. La próxima intentaremos hacerla por el Embudo, más que nada, para que quede constancia en este blog. Ahí queda. 
La subida a La Sagra más divertida, emotiva e inolvidable para mí fue aquella nocturna por el Bosque Vertical que hice con Miguel Ángel, alias Conde. Qué bien lo pasamos y hay que ver, en algunos momentos, qué dura se nos hizo. Él tenía razón, seguimos un track trazado con nieve, que en seco, se convirtió en una verdadera odisea. Pero por aquello de que, bien está lo que bien acaba, ¡cuánto lo disfrutamos...y con eso nos quedamos! ¡Diez años hace ya de aquello y parece que fue ayer!
En esta nueva ocasión, vengo acompañado de mis amigos Juan y Antonio, compañeros habituales de recorridos por Burete; buena gente, senderistas veteranos y duros, curtidos en mil batallas, que como el que suscribe, de momento podemos decir aquello de que, donde algo hubo, algo aún queda. Esta mañana hemos seguido en auto, la pista que viene de Las Santas hacia el refugio, y nos hemos quedado a dos kilómetros de este porque el camino estaba criminal y no queríamos tener a las primeras de cambio un tropiezo, un incidente automovilístico que nos fastidiara el plan. He aquí estas primeras instantáneas evolucionando por una senda bien marcada camino del Collado de las Víboras.
También hoy se hallaba el cielo emponzoñado con esas estelas que lo empañaban.
La Piedra o Castellón de los Miravetes, 1944m., que visitamos poco antes de que Hulk me dejara tirado, marchándose a las américas.
Saliendo al sol, procedentes de la umbría y llegando al Collado de las Víboras. Fotografía típica por antonomasia de los senderistas dando vista al regio repecho que han de doblegar. A algunos, si cuando llegan aquí, ya tienen malas sensaciones, se les puede aflojar un poquito el esfínter. Impresión que se desvanece o acrecienta en la primera rampa. A eso se le denomina "terapia de choque".
Yo anduve durante toda la ascensión en la retaguardia, haciendo la debida cobertura fotográfica. Y como no, también hoy las deposiciones en la bóveda celeste no faltaron a la cita. ¡Mecagüen...!
Superando el Morro de las Zamarrillas, que va quedando a nuestra derecha, mientras seguimos remontando hacia los contrafuertes rocosos de la Cima Este.
Los Miravetes y Cuerda de Guillimona
¡Y habrán cándidos que piensen que esto es normal...!
Dicen que La Sagra, con sus 2383 metros, es la montaña más aislada de la península, y debe ser verdad porque una vez te encuentras en la cima, no se vislumbra, ni en sus proximidades ni en lontananza, excepción hecha de Sierra Nevada, otra elevación que pueda hacerle sombra a este solitario “cerro” que tiene forma de barca invertida.

Desde el vértice geodésico, hay que bajar más de 900 metros, entre cualesquiera de sus vertientes, antes de que el terreno vuelva de nuevo a ponerse cuesta arriba, y esto ciertamente es algo que la hace singular y difícil de encontrar en otras latitudes.

Es la máxima elevación de todas las cadenas béticas, fuera de Sierra Nevada, no teniendo alrededor ninguna salvaguardia, que pueda protegerla y abrigarla de los fuertes vientos que la azotan sin piedad ni descanso, durante todos los días del año.

La consecuencia de ello, es que la línea en que comienza a brotar la vegetación de pinos y demás flora de cierto porte, está si cabe a una altura inferior a la que existe en otras montañas, incluso colindantes a la Sagra. A partir de cierta altura, esta montaña se encuentra más pelada que una bombilla.

El encanto de esta regia montaña reside precisamente, en su forma y situación de mayestática altitud, que la hace despuntar, destacarse desde cualquiera de las otras elevaciones que tiene alrededor.

Situada al Norte de la provincia de Granada, teniendo muy cerquita el límite con Murcia, se encuentra rodeada de grandes montañas, repleta de dosmiles, a saber: Guillimona 2.064m., (Granada), Cuerda de La Gitana 1.968m., (Murcia/Albacete) Macizo Revolcadores., 2.014m. (Murcia) Sierra de Las Cabras 2.083m., (Albacete), Sierra de Castril., Sierra Seca, con Morro del Buitre 2.138m. y Tornajuelos 2.136m. (Granada) Cerro de Las Empanadas 2.106m., Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas (Jaen) y un montón de elevaciones menores sitas en su periferia, desde las cuales, La Sagra, y lo sé por experiencia, se hace omnipresente. Es precisamente esa ubicuidad unido a su aislamiento y peculiar silueta lo que hace de ella una montaña tan carismática como popular.
Mi amigo Juan sonriéndoles al camino y al fotógrafo.
Una vez superados estos contrafuertes, eludiéndolos por repisas fáciles que precisarán de alguna que otra trepada, vemos a nuestra derecha la salida de la Pedrera y poco más adelante, el "desagüe" del embudo.
Una vez llegados aquí, con la cima Este sobre nuestras cabezas, el alcanzar la cima principal es coser y cantar. Hemos de seguir este sendero, plantándonos tras de unos cientos de metros, en el  collado entre ambas cumbres. A nuestra derecha observaremos el tremendo desnivel que presenta en subida, la recta final del Embudo.
FINAL PRIMER CAPÍTULO 

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