Se encuentra todo más seco que el cascabillo, pero donde corre el agua, parece remanso que da respiro a tanta aridez como reina por doquier.
Abandonamos la presa y parece que el track sigue arroyo arriba, por la margen derecha pero no a ras del cauce sino a media altura, como suspendidos en un desfiladero que a medida que avanzamos se va encajonando cada vez más. Entretanto vamos capturando las paredes que tenemos enfrente, hacia adelante y el terreno que vamos dejando atrás. Sin duda, nos quedan todavía en nuestro noroeste murciano, muchos interesantes rincones por descubrir.
Este rincón al que dirijo la cámara parece una antigua cantera de áridos.
Ahora la cosa se pone interesante porque estamos muy metidos en el cañón que a lo largo de millones de años ha cincelado el arroyo, y sentimos curiosidad por saber qué giro y evolución va a tomar el recorrido para sacarnos de aquí. Desde luego, desde mi posición, no veo otra salida que trepar por aquel roquedo de la izquierda ya que el encajonamiento del cauce y los diques para prevenir la erosión hacen difícil continuar riachuelo arriba.
Si se me ocurriera repetir este recorrido en el futuro, procuraría darme un garbeo a nivel de álveo, al otro lado del dique que se observa en la imagen.
En efecto, a través de unas trepadas fáciles, vamos adquiriendo altura hasta colocarnos en la misma cocorota de la garganta desde la que a nuestros pies, cae un sobrecogedor precipicio. El mirador no puede ser más pintiparado para tal menester y con mucho tiento, nos colocamos al borde para no perder detalle de todo cuanto se nos ofrece a la vista.
Este enclave parece mágico. Cuando regrese por aquí para tratar de fotografiar las extensas plantaciones de aromáticas que más tarde veremos, procuraré acercarme para registrar el Cortijo de Arroyo Blanco y hollar ese lecho de ahí abajo.
Los picachos de Villafuerte.
Los desprendimientos por aquí deben ser frecuentes. Sin duda, una parte del recorrido que cualquier aficionado a la geología disfrutaría a rabiar.
El Cortijo de Arroyo Blanco
¡Qué bonito, mirad las que aparecen por aquí...las hermanas Jarota!
A Villafuerte también habrá que subir un día de estos, aunque antes de que llegue el estío, que dicen que hay muchas víboras.
A la izquierda el Cerro del Salvalejo, 1659m. y a su derecha Cerro del Chillón, 1427m.
Peña Jarota, que por las sensaciones que me transmitió durante su visita, le he cogido cariño. Cosas que pasan.
Molino de Arroyo Blanco
La pista que viene del Calar de la Santa con destino al balneario del Cantalar, donde existe una prestigiosa embotelladora de agua de nombre homónimo.
FINAL SEGUNDO CAPÍTULO
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