Hacia el final del pasado mes de enero me di una vuelta por Letur, municipio de la provincia de Albacete que se halla enclavado en la sierra de Segura. Tengo una entrada en este blog que data de 2011, en la que hice idéntico recorrido al de hace unos días. Por entonces, llevaba poquito tiempo practicando la caminata y en aquella ocasión, lo hacía formando parte de un grupo organizado por Miguel Ángel Conde, alias FALCO. ¡Qué buenos tiempos aquellos!
Letur es el pueblo del agua fluyendo por doquier pero gracias al parecer a que sus habitantes han sabido defender su acervo, su patrimonio, su modo tradicional de vida. Recomiendo esta lectura:
Pues sí, muy interesante y en mi opinión, acertada la iniciativa de los letureños, sobre todo si pensamos en los difíciles tiempos que estan por venir. Saltan a la vista sus saludables y ecologistas resultados. Ahora bien, parece proponer un ideal de economía cuasi de subsistencia, basada principalmente en el agroturismo, agronomía, ganadería, producción lechera, quesera, etc, pero en pequeña escala y de amplitud limitada que es de suponer, no puede amparar a todos sus vecinos, y que en todo caso, solo puede resultar asequible en pequeñas poblaciones de restringido número de habitantes, que les obliga a comprometerse de una forma u otra con la sobria idiosincrasia del lugar, pero que condena a otros a marcharse porque no puede haber posibilidad de sustento para todos. Ello explicaría que desde 2015 en que por primera vez bajaron en Letur de los mil residentes censados, no haya parado de reducirse su población año tras año. Ya en 2020 descendió hasta los 892. Pero es un fenómeno que experimentan otras zonas de nuestro país, esa que llaman la "España vaciada". La juventud, si no encuentra medios factibles de ganarse las habichuelas y forjarse un futuro, se ve obligada a emigrar hacia poblaciones más grandes, donde aumentan sus posibilidades de encontrar un medio de vida y entre tanto, los pueblos pequeños de interior, languidecen, envejecen y despueblan porque no solo de turismo rural y agricultura puede sobrevivir el hombre, mucho menos en una época tan consumista como la actual.
Pero centremos el tiro en lo que llevamos entre manos, esto es, nuestro recorrido por Letur y sus inmediaciones. El track utilizado fue el de este refrescante, saleroso y veraniego grupo de senderistas, que encontré en Wikiloc, además, subido en fechas muy recientes, en septiembre del año pasado. Iniciamos la caminata desde la Avenida de la Guardia Civil, lugar donde he dejado estacionado el coche, frente al canal del Arroyo de Letur.
Buscamos el camino de Los Pradillos, el que lleva al Almazarán, al parecer, aldea abandonada que tenemos pensado visitar en una próxima ocasión, siempre siguiendo la dirección norte. La mañana es fría, y hacia las diez y media, he visto que el termómetro marcaba los dos grados sobre cero; que la superficie de algunos regatos, charcos y balsas se halla congelada. La pelúa caída en esta noche pasada ha debido ser de tres pares...Descendemos continuamente por camino asfaltado hasta las últimas casas de Letur, las que hay en el Llanico Perales, bajo unos cortados impresionantes. A la derecha se le ofrece a nuestra pupila inquieta, toda la vega de Letur, entre el pueblo y la Umbría del Regalí. Pronto llegaremos al acicalado mirador de los Cantalares. Más abajo, hemos de tener especial precaución con los regueros de agua congelados que de vez en cuando cruzan la pista hormigonada. Unos metros más adelante veremos a nuestra derecha un pequeño bancal yermo con un desvencijado banco, es el Huerto de los Sueños (del Olvido yo diría), ya bastante desangelado respecto a como se hallaba hace doce años. El cartel informativo luce descolorido y los caracteres brillan por su ausencia. Seguimos descendiendo entre chopos y nogales por la pista de asfalto. La braga atempera el gélido aire que penetra en los pulmones. Dejamos la EDAR a nuestra izquierda y el restaurante y casa rural de La Artezuela a nuestra mano derecha. A la vuelta de la cascada, cogeremos por aquí en dirección al pueblo. Se acaba el asfalto y seguimos por una pista de tierra tras cruzar un cortijo que parece olvidado. Caminamos ahora entre pinos y chopos, siguiendo el curso del arroyo de Letur que va quedando siempre a nuestra derecha. Al poco, llegamos a un terreno de cultivo recién labrado donde se halla ubicado el devastado Cortijo del Peralejo. Un poco más adelante, también superamos el cortijo del Niño Sánchez, elevado sobre nuestra curva de nivel, al que se accede cruzando el arroyo a través de un pequeño y coqueto puente de madera. Más adelante, ya cerquita del desvío hacia la senda de la cascada, nos vamos a encontrar las ruinas del "Molino de Papel", al que dedicamos algunas fotografías, antes de que el tiempo y el olvido lo conviertan en un montón de escombros y polvo, ocultos por la vegetación.
A esta cascada la observamos a distancia y nos tendremos que desviar unos metros del camino de los Pradillos, para poder admirarla. Tiene bastantes metros de caída. Utilizamos el zoom para tratar de acercarla.
Hete aquí uno de los innumerables miradores que nos saldrán al paso, unos naturales y otros emperifollados como este.
En esta excursión, el constante manar del agua se erigirá en principal protagonista.
En ello radica la auténtica belleza, esencia y atractivo de Letur. Maravilloso y reconfortante ambiente natural y rural que nos infunde paz en el espíritu. No me imagino otra actividad lúdica de naturaleza física y emocional más plena y tonificante que la del senderismo. Me planteo volver por aquí en primavera, para hacer otro recorrido diferente al presente, que ya aguarda apuntado en cartera.
Esta leyenda y la superficie donde se halla escrita ya la fotografié hace doce años. Se trata del restaurante y casa rural de La Artezuela. Es de suponer que en todo este tiempo, la hayan restaurado en alguna que otra ocasión pues resulta dudoso que aguante de forma tan impecable y óptima, los rigores de clima tan severo como el que soportan estas latitudes.
Una vivienda a todas luces abandonada a su suerte. Recuerdo que en 2011 se hallaba por aquí un caballo moribundo a punto de exhalar su último aliento. Cuando regresábamos de la cascada, ya procedían a evacuar sus restos.
El Arroyo Cercado
Cortijo del Peralejo
Por su fachada norte
Molino de Papel
Qué duda cabe, que este ruinoso edificio, otrora de gran prestancia, según se puede colegir de su original estructura, llamó poderosamente mi atención. No podía soslayarlo sin acercarme a curiosear e imaginar la historia que podía habitar tras sus desoladas y precarias paredes. Indagando en la red, me introduje en la historia del papel y su relación con los molinos que articulaban su producción.
A grandes rasgos, los primeros talleres donde se creaba papel tenían poca maquinaria y funcionaban con mano de obra, energía animal o energía hidráulica (mencionada por primera vez a finales del siglo XIII en España). Esa energía se dirigía a las máquinas o herramientas que machacaban las astillas de madera para convertirla en pulpa que estaba lista para ser prensada en moldes en forma de hoja para crear láminas de papel individuales.
El auge de los molinos de agua hizo que cada vez fueran más comunes cerca de cursos de agua para aprovechar la fuerza de las corrientes en distintos trabajos: canalización de agua, molienda de harina, batido de tejidos (batán) o el amartillado automático en herrería. Algunos de esos molinos se convirtieron en candidatos perfectos para ser transformados en molinos de papel totalmente integrados.
El molino no integrado era aquel que sólo preparaba la madera para el procesamiento final que se realizaba fuera de la fábrica. El molino integrado tenía ambas instalaciones en un solo sitio, permitiendo una fácil producción de papel al recibir directamente los troncos de madera para convertirlos en astillas.
La utilización del molino supuso un gran revolución en el proceso de fabricación del papel gracias a la automatización de una tarea tan pesada como era crear la pulpa de papel. Durante siglos no hubo grandes innovaciones al respecto hasta la llegada de la máquina Fourdrinier.
Esta máquina industrial, hizo posible realizar grandes cantidades de papel de forma continua y rápida. Fue inventada por el francés Louis-Nicolas Robert y financiada por los británicos Henry y Sealy Fourdrinier de quienes recibe su actual nombre.
Los primeras papeleras, según su concepción moderna, que estaban equipadas con las máquinas Fourdrinier, surgieron en Frogmore, Hertfordshire en 1.803. A partir de ese momento, las fábricas de papel comenzaron a surgir por toda Inglaterra, Europa continental y Nueva Inglaterra en los Estados Unidos, extendiéndose lentamente al resto del mundo. (web fuente)
También me tropecé con esta tesis doctoral, a la que he leído por encima, muy interesante de la que uno puede empaparse a tutiplén sobre la historia y anécdotas acontecidas en Castilla La Mancha en torno a la fabricación del papel.
Por desgracia, esperaba encontrar en la completísima tesis, más información acerca de este edificio, construido al parecer, en las postrimerías del auge de los molinos de papel en España, pero no hubo suerte ya que en la página cuatrocientos refiere:
LETUR.- Según Sebastián Miliano, funcionaba hacia 1826 un molino de papel blanco, del que Madoz dice unos años después que era .... "de mal papel, que va muy en decadencia". A principios de siglo se menciona en el Bailly-Baillieri (1900) una fábrica de estraza en este mismo municipio, hoy desaparecida. A excepción del molino de Tamayo y del molino de Letur, del que nada sabemos, la industria papelera de Albacete es bien reciente y su estudio entraría en un periodo postindustrial que no podemos tratar aquí. Mala suerte.
Durante algunos años tuvo que albergar frenética actividad
Lo que queda de un edificio adyacente al molino. Alguna dependencia dimanante de este.
Muy próxima a estas ruinas, yendo en dirección norte por la pista de Almazarán, se encuentra la senda de acceso a la cascada. Cruzaremos el arroyo de Letur a través de esta coqueta pasarela de madera.
Advertencia y servicio para fumadores
Y esta es la famosa Cascada de Letur, que luce diferente y con más o menos fuerza y espectacularidad en el torrente, dependiendo lo caudaloso que baje el arroyo de Letur.
En esta ocasión, hace tiempo que no llueve y se nota.
FINAL PRIMERA PARTE
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