Tengo planeado hacerle un chequeo a la Sierra de la Puerta, y por ende, a sus canteras, que en capítulos precedentes nos han salido ya hasta en la sopa y dado que estamos realizando esta amplia batida por el sector norte de Cehegín, no es cuestión de dejarlas sin el debido rastreo.
Este enorme descuaje le desluce el paisaje, sin duda, pero abjurando del típico romanticismo senderista, que tan poco objetivo resulta, hemos de reconocer que estas canteras han dado de comer a muchas familias y por tanto, no es cuestión de quejarse y lamentar como se queda la montaña, una vez le han arrancado las entrañas. Y empleaba el pretérito, porque ya se ha visto que la industria del
mármol, actualmente se halla de capa caída, porque todo en esta vida así como
en las personas, experimenta un proceso de esplendor y decadencia. Así
ocurrió otrora en esta región con la recolección del esparto, árboles
frutales (albaricoque), yacimientos mineros (hierro),
industria conservera, alpargatera, de la construcción, la que nos ocupa,
marmolera etc, que coadyuvaron al sostenimiento, medio de vida y riqueza de las gentes del pueblo durante generaciones, hasta que les sobrevino el ocaso y a partir de ahora, ya veremos para las presentes y futuras, esto es,
nuestros hijos, con qué posibilidades y recursos cuentan para ganarse las habichuelas.
No obstante, debo admitir que ha sido precisamente este prejuicio, este a
priori poco atractivo semblante de la sierra, tan explotado y "contaminado"
por el hombre, el que hasta ahora me había disuadido de hacerla
destino de mis paseos.
Pero como decíamos en anteriores entradas, "el momento ha llegado". La idea es hacer la ruta en día festivo al objeto de evitar tropezarme con personal que al ser detectado, me pudieran conminar ergo coartar mi libertad de movimientos. Podía obviar la visita a las canteras, pero ello no lo contemplaba. Las había fotografiado desde lejos y desde diferentes ángulos y ahora tocaba hollarlas. Era mi intención irrenunciable.
Aquel domingo, andaba bien temprano moneando con mis cosas cuando de
pronto, se me ocurrió: ¿y si me diera una vuelta por la sierra de la Puerta,
a ver qué aspecto tiene la umbría y el paisaje que se divisa desde el
vértice Miñano? Pues dicho y hecho. Me da tiempo, aún no es demasiado tarde y en todo caso, si veo que
se me echa encima la hora de la comida, improviso y abrevio el recorrido. A
priori, solo me preocupaban dos cosas, el intenso frío que las predicciones
bajo cero estimaban ese día por la mañana y los cazadores. Es que, hoy por
hoy, ya no te puedes resfriar, pues al menor estornudo, ya es covid, ya das
positivo y a un paso andas de ingresar en la UCI. Voto a bríos que no era un
problema menor pero lo que realmente me preocupaba era el día de que se
trataba, esto es, domingo, día por antonomasia escogido de los aficionados a la caza.
En menuda tesitura me hallaba, ¡la virgen!, día ideal para visitar la
cantera, pero por contra, de lo menos idóneo para acceder a ella. Pero me
considero persona testaruda que cuando algo me propongo, no suelo cejar en el empeño a las primeras de cambio.
Así pues, preparo mis apechusques, teniendo muy en cuenta la amenaza
cinegética, y para ello, me visto con ropa chillona (amarillo) y el recurso
que para estos casos mejor funciona de todos, un buen y potente altavoz inalámbrico, que con
música disco de los ochenta, fuera avisando de mi presencia, en diez
kilómetros a la redonda. Mejor arriesgarme a una seria reprimenda por parte
de cazador furioso que me tomara por intruso y ahuyentador de la caza, que recibir una
perdigonada de vaya usted a saber, qué consecuencias fatales para mi estampa. En fin, durante mis evoluciones por el monte y el Portugués de
Abajo, se dejó notar alguna que otra detonación lejana, pero nada
que me inquietara.
En esta ocasión, para mi excursión, encuentro
el track de un aficionado al Trail Running
que me es muy útil, sobre todo para atravesar la sierra, desde la solana
hacia la umbría (NO) por itinerario factible (collado de Canara) y asimismo,
disponer de una guía contrastada para alcanzar sin titubeos, el pico Miñano. De paso, me entero que por estos pagos tuvo lugar una batalla (de la Contienda)
entre lugareños y tropas napoleónicas, durante la
Guerra de Independencia Española, acaecida allá por 1810. No he encontrado en la red nada concreto sobre esta
supuesta escaramuza, aunque sí los estragos que los franchutes
causaron en poblaciones del noroeste murciano, verbigracia, Bullas, Cehegín, Caravaca, Calasparra, Moratalla, etc.
La senda de la Contienda, ya se encuentra un tanto difusa por la falta de
uso, valga la rebuznancia, pero el track nos ayuda sobremanera a seguirla
hasta atravesar la sierra por el collado de Canara. Al otro lado, la
fisonomía de la sierra y sus parajes cambian como de la noche al día.
Nada más traspasar "La Puerta", hay que coger una pista, muy metida en la
umbría, a nuestra mano izquierda, que discurre por zona de frondoso bosque.
Al poco llegamos al Portillo.
Como se pueda observar, esta vertiente nada tiene que ver con la otra. La
hendidura natural es la que confiere a esta alargada sierra con orientación noreste-suroeste, el aspecto de macizo tronchado adrede por la mano del hombre. Ya sabemos que no es así.
La raja natural comunica lateralmente los valles de los ríos Benamor y
Argos, entre los términos de Moratalla y Cehegín. Por el lado que da al río
ceheginero, a media ladera y a la izquierda de la imagen, existe un
yacimiento argárico, que en el pasado fue objeto de la acción de furtivos
que expoliaron de nuestro patrimonio arqueológico, todo lo que pudieron y más.
Una pena.
En este enlace, podemos encontrar un documento en pdf muy interesante que
así lo describe.
En este otro, entendidos en la materia, no se ponen de acuerdo cuando tratan de dirimir el motivo de los puntos de ubicación que escogían y propósitos de
fortificación a ultranza, en la sociedad argárica
(...es necesario saber en qué punto se hallaba la sociedad argárica y si la
existencia de las fortificaciones responde a un control de la élite
sobre la propiedad o a la expansión de grupos con una fuerte conciencia
de posesión de la tierra).
Existe por aquí un barranco con agua que llaman de la Tejera, que al cruzar la carretera se convierte en Barranco de las Tablas. Va a parar al pantano de Argos. Me lo encontré congelado. Debe ser lugar estratégico donde la fauna acude a saciar su sed. Al paso de la cantera, me crucé con un pastor con el que estuve departiendo unos minutos; me decía atribulado el hombre, que cabras por allí proliferaban a pajera. Se lo comían todo, incluidos sus almendros. Yo atisbé un grupo de no menos de 8 ejemplares que al detectar mi presencia, enfilaron canteras abajo.
Me asomé al conocido umbral, pero sin traspasarlo. ¡Para qué, con tanto pedrerío y conociendo lo que había al otro lado...!
El track del corredor evoluciona por caminos que rodean sembrados. Atajo cuando el terreno se presenta inculto. Hasta que vuelvo a conectar con el track, a la altura de la pista de subida a la cantera. Ascensión recia, de buenas rampas, que resulta empero, muy disfrutona. En menos que se persigna un cura loco, salvamos los ciento y pico metros de desnivel y estamos arriba. Las vistas son apoteósicas.
La villa de Moratalla, sierras de los Álamos, de la Muela y del Cerezo. Cerezo de Moratalla.
Sierras del Buitre, de Enmedio, Villafuerte, Los Álamos, etc.
Nos adentramos en la cantera, extremando la precaución.
Hacia el este y sureste enfocamos poco por el sol de frente y por el mar de plásticos que no nos resulta nada atrayente.
Después de trepar unos metros, llegamos al vértice geodésico del pico Miñano (746m), cuyas vistas en derredor, bien han merecido el esfuerzo de su alcance.
El paisaje hacia el noreste que ya nos resulta muy familiar
A los pocos días de esta excursión, hicimos otra recorriendo parte de aquella cresta.
A todo esto, ¡cáspita!, reparo en que se me echaba la hora de comer encima. Podía retrasarme y hacerlo más tarde que el resto de la familia, pero me habían advertido de ser puntual y había comprado el pan y la vianda con sabrosa salsa era cosa de sopar. Había que regresar a casa a la hora convenida, costara lo que costara y en pos de ello puse toda mi intención, con el fin de acertar en la elección del camino más corto hacia donde tenía el coche. ¡Viva la tecnología!
Calasparra y la sierra del Puerto
Nos olvidamos ya del track que seguíamos y vamos improvisando sobre la marcha, con las vías a través de la cantera que nos va mostrando el gps (Cañada Real de Cehegín), en dirección al barranco de Las Yeguas. Entretanto, vamos descendiendo.
Nunca deja de impresionarme constatar lo que es capaz de desarrollar el hombre gracias a su ingenio e imaginación. ¡Si empleara su inteligencia solo para lo bueno...!
El Portillo de la sierra de la Puerta, y a su derecha, fuera de la imagen, el yacimiento argárico.
Y llegamos al final de nuestro recorrido de hoy por la sierra de la Puerta, y a tiempo de la comida. El pollo en salsa española estaba buenísimo. Dejamos los platos más limpios que el jaspe.
FINAL DÉCIMO CAPÍTULO
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