07 enero 2022

CAMBRONES Y ALREDEDORES (EMBALSE DE ARGOS) VIII

Y claro, vaya un pijo, si estoy resuelto a darme un garbeo, cámara en ristre, por el área norte de Cehegín, ¿cómo iba a pasar de largo por el pantano de Argos...? Se trataría de algo imperdonable, inexplicable. En esta efímera existencia nuestra, todo tiene su momento, su época propicia. Comienzas un libro cuya lectura te aburre soberanamente y después de cinco capítulos en que no te enteras de nada te dices, vaya un bodrio infumable, no hay quien se trague esta bazofia, a la hoguera con él. En ocasiones intuyes que no es la lectura la que flaquea sino tú, que no has elegido la coyuntura mental idónea para asimilar una historia, una reflexión, un razonamiento que requiere de ti un grado de perceptibilidad especial. El momento elegido lo es todo para todo.
Ahora entiendo que a estos paisajes del Cehegín norteño, aún no les había llegado su momento, una disposición en armonía con mi espíritu. Pero hoy presiento que sí existe esa sincronía, y hay que aprovecharla. He dejado el coche en la pedanía de El Cabezo, previo estudio sobre el mapa de la zona. Me propongo hacer una primera incursión, explorando el ala ESTE del embalse, un sector que me es completamente desconocido.  
A través de senderos muy pateados por aficionados a la pesca, voy recorriendo y descubriendo sus rincones, ora este recodo, ora aquella esquina.
La floresta en la orilla se presenta muy densa. Imposible encontrar un clareo despejado que me permita tomar una foto. Tengo que coger altura, porque los árboles me impiden ver el pantano. La existencia de un cerro a mi espalda, El Cabezo, es la solución. Allá vamos.
Al fondo, la sierra de San Miguel. Arriba de la cantera, blanqueando, la ermita de S. Miguel.
Estribaciones de la Sierra de la Puerta
En la imagen, descollando a lo lejos, el pico del Buitre. Más inmediato, el pico Miñano (746m), resaltando por encima de las canteras, representando la máxima altura de la sierra La Puerta. Y el inconfundible Portillo, dentellada natural en la roca, que separa los términos municipales de Cehegín y Moratalla.
Seguimos evolucionando buscando el mejor encuadre para fotografiar algunas colas del NE del embalse.
Las canteras de la Sierra de la Puerta, de las cuales se extrae el otrora muy solicitado, mármol crema marfil, producto casi exclusivo de nuestra región, pero que hoy se hallan presas de una recesión galopante, según he visto por la red, en situación de liquidación. En este artículo de 2018 ya se apuntaban las razones de su entrada en barrena. 
Al día siguiente, vuelvo a las andadas pero esta vez con propósito de fotografiar el pantano desde el cabezo Teruel. Al principio de mi excursión, doy una batida por las inmediaciones para ir calentando piernas y cámara, estudiando por donde atacar la subida hacia el cabezo. Decido hacerla por la umbría, por el lado de la presa. Me permite en cuatro zancadas plantarme en lo más alto del cerro.
¡Vaya hombre!, no podía faltar el casposo fachirulo este de la remota galaxia, allende los confines del universo. Lo he tenido que sacar para que no se me queje, que luego le da por despotricar y mascullar, que no hay quien lo soporte. ¡Vaya un cascarrabias galáctico, la virgen...! Y me lagotea a ver si así consigue su propósito de andorrear más a menudo. ¡En fin, sabe darme gusto, el muy pájarraco!  
Yoda, pijo en dios, no te eches a la bartola y gánate el sueldo. ¡Háblanos del pantano a ver qué sabes...!
La idea de construir una presa en el río Argos, en el término municipal de Cehegín (adyacente al de Calasparra) para laminar avenidas, se remonta al año 1866, cuando fue incluida en el Plan de Obras de defensa contra las inundaciones.

Y no fue hasta 1929 cuando se consideró el uso de la presa también para garantizar los volúmenes de riego de la zona.

En 1940 se redactó el proyecto para la construcción de una presa en el río Argos, pero el plan no terminaba de cuajar.

Sin embargo, en la década de los 60, la Confederación Hidrográfica del Segura pidió autorización a la superioridad para la ejecución de sondeos con los que estudiar la posibilidad de realizar un embalse en el río Argos con objeto de regar tierras en el término municipal de Calasparra.

Esos sondeos se autorizaron. El objeto concreto de estos en relación con la obra, fue averiguar la potencia de la capa de acarreos del cauce y los derrubios de ladera, investigar la permeabilidad, especialmente en las laderas del cierre, comprobar la existencia de una falla en el pie del escarpe de la margen derecha y, finalmente, tomar muestras del terreno para estudiar el lugar idóneo donde ubicar la presa.
El proyecto que realmente se materializaría fue redactado en diciembre de 1964, que tras algunas modificaciones y demoras se aprueba definitivamente el 8 de julio de 1966. Y aunque el plazo de terminación de las obras había sido fijado para el 30 de abril de 1970, la presa no entró en funcionamiento hasta bien entrado 1973. 
El embalse se ubica sobre el río Argos.​ Se encuentra en la zona de especial protección para las aves denominada "Sierra del Molino, Embalse del Quípar y Llanos del Cagitán". Localizado entre la Sierra de la Puerta y el cabezo de Juan González, dispone de una capacidad de embalse de 8,5 hm³, ocupando 136 ha. Como ya hemos visto, comenzó a funcionar a partir de 1973, tras un largo proceso de construcción en el marco de la regulación de los caudales del río Segura y como garantía para los cultivos de la zona. Desde entonces, los campos directamente beneficiados son los correspondientes a Cehegín y Calasparra. La ubicación del embalse se halla dentro del termino municipal de Cehegín, en emplazamiento próximo a una de sus pedanías, Valentín.
El pantano puede presumir de contar con una de las pocas presas construidas con materiales sueltos (tierra prensada). Como cabe suponer, mientras duraron las obras, no escaseó el empleo para las gentes del lugar. En los años noventa, se construyó el canal aliviadero que comunica los pantanos Argos y Alfonso XIII, con objeto de represar las aguas del río Quípar, en caso de que las avenidas amenacen desbordamiento.
Laminación de avenidas

Uno de los efectos importantes de las presas con sus embalses es la laminación de las avenidas.

El embalse se comporta como un inmenso pulmón; en la medida en que aguas arriba del embalse afluyen caudales crecientes de agua como consecuencia de la llegada de una onda de avenida, el embalse se va llenando y, salvo que se tomen decisiones erradas en la operación de las compuertas de descarga, el caudal que sale de la presa será menor que el que llega, disminuyendo en consecuencia los daños que la avenida provocaría si el embalse no existiera.


Situaciones totalmente controlables: una avenida, cuyo volumen cabe en el embalse sin sobrepasar el nivel máximo operacional. Es decir la onda de crecida es totalmente absorbida por el embalse, este simplemente se llena. El caudal descargado es el establecido en las reglas de operación normal, sin ningún daño aguas abajo. Nótese que cuanto más vacío se encuentre el embalse en el momento que comienza a llegar la onda de crecida, más eficiente será el desempeño de este.

Situaciones parcialmente controlables: si el nivel del embalse, a consecuencia de la llegada de una avenida, alcanza su nivel máximo operacional, y sigue subiendo, la operación pasa a su estadio de alerta, el operador del embalse intentará mantener el nivel del embalse en su máximo operacional, descargando un caudal que no supere las limitaciones de las secciones críticas aguas abajo. Los caudales descargados son mayores que los normalmente descargados, pero no se producen daños aguas abajo.

Situaciones no controlables: es el caso que se da con las avenidas importantes, avenidas con periodos de retorno grandes, que encuentran al embalse relativamente lleno, o totalmente lleno, y cuyo volumen supera el volumen disponible en el embalse comprendido entre los niveles máximo operacional y máximo maximorum. Cuando se verifica una situación de este tipo, el embalse es operado en situación de emergencia, es decir con el objetivo principal de evitar el rompimiento de la presa, y como consecuencia el vaciado rápido del embalse con consecuencias aún más traumáticas para las poblaciones situadas aguas abajo. Sin embargo, esta situación es altamente improbable al contarse con modelos de predicción meteorológica que permiten iniciar el vaciado del embalse antes de que comiencen las precipitaciones.
Una consecuencia habitual de estas obras de ingeniería, realizadas por el hombre para tratar de domesticar los imponderables de la naturaleza, deriva de que, al ser los caudales altos aguas abajo de una presa, menos frecuentes, después de la construcción de la presa y su embalse asociado, induce a los moradores, situados aguas abajo, a ocupar progresivamente el área del cauce mayor del río. Cuando este debe ser usado para salvaguardar la seguridad de la presa, soltando agua a pajera, se producen daños a las propiedades que indebidamente habían ocupado una parte de ese cauce mayor. Ya se sabe que nunca llueve, nunca pasa nada hasta que viene una DANA o gota fría que se lleva todo por delante y aquellos que sufren el perjuicio solo pueden reclamarle al maestro armero. 
Sigo recorriendo el cabezo Teruel en dirección opuesta al pantano (noreste).
He olvidado echar en la mochila un trípode de patas flexibles que suelo utilizar para la ocasión. En su defecto, para tomar esta auto foto, me tengo que buscar la vida, colocando la cámara sobre una piedra. Este es el resultado.
Caminando hacia el norte, me tropiezo con estas bonitas panorámicas de las que se obtiene una visión de conjunto. Sierra del Puerto enfilada con la Sierra de la Cabeza del Asno. Calasparra y últimas estribaciones de la Sierra del Molino. A su derecha, el Cabezo de los Frailes. Y en primer término, la parroquia de San Juan Bautista, de la pedanía de Valentín, perteneciente a los municipios de Cehegín y Calasparra, ya que se encuentra situada sobre el límite entre ambos términos municipales, dividiendo la población en dos partes.
Jugamos con el zoom. Otro lugar merecedor de avizorar su horizonte con prismáticos.
Ya he dejado dicho, a lo largo de esta serie, que el término municipal de Cehegín, atesora rincones de indudable belleza paisajística. A las pruebas gráficas me remito. Todo un lujazo, un privilegio, poder disfrutar de estas bellas postales, y al ladito de casa. ¡Ya quisieran muchos...!
La ya inconfundible silueta alargada de la Sierra del Molino
Última instantánea por hoy, hacia el majestuoso Pantano de Argos 
De regreso a casa, no pude reprimir el impulso de detenerme ante las ruinas de la ermita de San Sebastián y tomar estas fotos, capturando parte de la villa de Cehegín y su iglesia de Santa María Magdalena.
Y como colofón a esta bella e interesante excursión, sendos vídeos realizados al pantano de Argos, con imágenes tomadas por drone, que suponen todo un deleite sublime para los sentidos.
FINAL OCTAVO CAPÍTULO

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