11 enero 2022

CAMBRONES Y ALREDEDORES (Por la casa de Pinar Hondo y el Molino de los Pinos) IX

En mi primera exploración por estos andurriales, llamó mi atención una casa en ruinas, ubicada en cerrillo tan estratégicamente bien situado, que solo cabía pensar que ofrecería unas vistas estupendas. Igual la cosa no era para tanto pero había que comprobarlo. Desde El Cabezo, la observaba y fotografiaba, pero como quiera que durante mi excursión, tomé otros derroteros, tuve que dejar su visita para una posterior ocasión.
En la excursión que ilustra este nuevo capítulo, me dediqué al mariposeo fotográfico combinado con algunos puntuales raptos de postureo, mientras fui recorriendo algunos parajes contiguos al embalse que supuse podían resultar interesantes para rematar este repaso que le estamos realizando al pantano de Argos.
Esta vivienda que ya hemos fotografiado hasta la saciedad, deduzco que debe estar relacionada con la infraestructura y funcionamiento orgánicos del pantano. Seguramente donde resida el vigilante encargado del buen mantenimiento y funcionamiento de la presa.
No me equivocaba al sospechar las excelentes vistas que se podían disfrutar desde tan privilegiada atalaya.
Anduve consultando si existía topónimo concreto de esta construcción, reflejado en el mapa histórico, ya que en el actual, no aparece nada especial, y viene indicado como "casa", sin poder deducir, con tan escueta referencia que se hubiera tratado de vivienda con algún abolengo o específica función. Me da a mí que la casa tuvo que servir de hogar para moradores de cierta alcurnia o inquilinos dedicados a algún cometido preciso, de tipo laboral, a la construcción del pantano, por ejemplo.
La casa disfruta, como ya se está viendo, de unas vistas excelentes. El marco ideal para una casa rural. Los atardeceres por aquí, también tienen que ser de órdago.
Al día siguiente, volví a insistir en mi paseo fotográfico, pero esta vez, para registrar las inmediaciones del paraje, Molino de los Pinos, al que se llega partiendo desde la pedanía de La Pilá, situada al sur del embalse.
Como se observa en el mapa, el río Argos, desemboca en el pantano de su mismo nombre, entre las pedanías El Cabezo y La Pilá. La zona de aproximación al embalse se halla abarrotada de viveros. En algunos lugares, es tal la concentración de estos invernaderos que vistos desde cierta altura, semejan un interminable ponto de plástico. Introduje el objetivo a través de un rajado de la estructura de uno de ellos y pude tomar la instantánea de este pobre tomate, solo y olvidado que parecía pedirte a gritos: ¡alcánzame e híncame el diente antes de que me pudra...!
Pronto arribé al área del pantano donde se observa la extensión hacia el horizonte más vasta de agua.
No desaproveché la aparición sobre el cielo de estas nubes lenticulares para fotografiarlas a placer
Jugando con el balance de blancos. 
Hoy tocaba flirtear con la cámara.
Fuego solar sobre el pantano de Argos
Conocía la pasarela pero hasta hoy, nunca antes se me había presentado la ocasión de abordarla. 
Este parece ser un enclave top de anclaje de caña para los aficionados a la pesca, porque siempre está ocupado. Debe ser porque pueden dejar el coche y los apechusques que llevan para pasar el día, a la misma vera de donde se sientan a esperar que piquen. Hace unos años, me agencié una zodiac que pretendía utilizar para desplazarme por los pantanos a fuerza de brazo (remos), y así, ejercitarme los ídem y de paso, disfrutar los paisajes y del medio acuático. Como tenía en mente este lugar que ya conocía para estrenar el bote, no tuve idea más brillante para botar mi flamante barca neumática que hacerlo desde este hermoso e improvisado "embarcadero". Y en tareas de inflado de la canoa me hallaba cuando un aficionado en el arte de la pesca se acercó y en tono amable me advirtió: ¿acaso no sabe usted que está prohibido navegar en este pantano...?, todo ello, mientras me indicaba con un ademán, que mirara a un cartel que a pocos metros nos ofrecía su cara por el reverso. ¡Ay la virgen!, allí estaba yo, como san Argos por su pantano, sin haber advertido un pedazo cartelón que en su anverso indicaba que estaba prohibido el baño y la navegación. Mi gozo en un pozo, me cagüen...! Poniendo cara de acelga frita, le di las gracias por la información y con las mismas, recogí los bártulos y en cuanto pude, estrené mi flotante juguete en el Cenajo.  
Ya de regreso a casa, yendo por la carretera Rm-B16, me detuve en puntos cercanos al Cortijo de los Guapos y Carrasquilla, para tomar las fotos que siguen, enfocando hacia la cantera de la Sierra de La Puerta que me pillaba enfrente, y de las poblaciones vecinas, Canara y Cortijo Capel. Se produce un efecto óptico curioso ya que, por el zoom de la cámara, parece que la zona poblada se halla justo a los pies de la explotación marmolera, cuando no es así, ya que incluso discurre una carretera comarcal de bastante tráfico entre medias, la RM 714.
También me detuve en Pinta Cristo (un paraje próximo al pueblo) para tomar estas para mí, inéditas estampas de Cehegín, destacando su ya archifotografiada por el que suscribe, iglesia de Santa María Magdalena. ¡Y venga fotos a tutiplén, que no haya miseria!
Ermita de la Purísima Concepción
FINAL NOVENO CAPÍTULO


No hay comentarios:

Publicar un comentario