20 mayo 2021

LA EFIGIE DE MANCHEÑO (CIRCULAR A RETAMALEJO) III

Resulta evidente, que lo más bonito de Mancheño es su entorno. Pero en esta ocasión, durante mis búsquedas por Internet, me tropecé con algo insólito y sorprendente. Di con un canal de Youtube en donde el autor (Raulico) tiene varios videos dedicados a Mancheño. La madre del chico nació en una de estas casas, al lado de la lumbre y uno de los videos registra la visita que ambos realizan al pueblo. Durante el breve paseo por las ruinas, va mencionando y evocando a los vecinos que habitaron las casas. Testimonio que estimo muy emotivo, sin duda. También visitan la fuente, muy próxima a la aldea, que solo utilizaban para lavar la ropa, fregar los platos y regar, ya que para beber era agua mala que no quitaba la sed. Para ese menester, la tenían que traer de La Capellanía. La buena mujer cuenta que durante la navidad era tradición congregarse unos cuantos vecinos y hacer un pasacalles por las casas más pudientes, para que, a cambio de cantar unos villancicos, les sacaran el aguilando. Cada familia tenía su especial dedicación y plegaria y recita algunas de ellas. Y entonces, me quedo de una pieza cuando la mujer cuenta que se paraban ante la casa del alcalde, cuyo rostro se halla estampado bajo una teja de la fachada. ¡No me lo puedo creer! Haber pasado no menos de tres o cuatro veces por Mancheño y no haberme dado cuenta hasta ahora de la existencia de una gárgola tan singular e insólita. Ya me imagino la escena, los jóvenes cantándole villancicos a la efigie del alcalde (el tío panes) hasta que salía acompañado de su mujer, con la bandeja de mantecados, polvorones y peladillas, y unas botellas de anís dulce, mistela y licor café para agradecer el honor que le hacían sus vecinos. Un rito cuya tradición procedería de los primeros habitantes de estos contornos. Por increíble que parezca, es de las pocas casas del pueblo que aún resiste el desplome.
Ahí está lo que queda de la faz del alcalde de Mancheño, tuerto, sin orejas ni nariz, de frente amplia que hasta le habían pintado pestañas. Pero tiene su mérito que todavía se sostenga pegada sobre la pared tan magna testa. El albañil que hizo el trabajo, a la altura de los mismísimos alarifes romanos. 
Demos un amplio garbeo por el pueblo, para que quede constancia en mayo de 2021, de lo poco que aún queda en pie de Mancheño
No he visto nada igual en toda mi vida de andarín.
LA EFIGIE DE MANCHEÑO
La fuente de Mancheño, comida por la maleza.
El Gigante (1493m).
En fin, ahora sí que es preciso hidratarse, ajustarse bien el sombrero porque nos hallamos bajo un sol de justicia y toca abandonar el pueblo. Sabemos que tenemos que abordar un tramo de pista (recién trajillada) en subida donde no corre un pelo de aire hasta que alcancemos tierras más altas, esto es, cruce de caminos entre los Poyos de Celda, calares de Mancheño y Manrubio. 
Pista hacia la antena de la Hoya Alta (camino de La Junquera a los Poyos). Nos acercamos a ver el panorama que se divisa desde aquí.
Mi querida Sierra de Mojantes
La ermita de los Poyos de Celda (San Isidro Labrador) y cerro en cuya cumbre se hallan los vestigios de lo que fuera una fortaleza mora de la época medieval, siglo XII. Es un yacimiento visitado por conocedores de la antiquísima historia que atesora esta región. En el lugar, podemos observar los restos de un torreón, aljibe, contrafuertes y lienzos de muralla. El acceso lo tiene a través de una oquedad habilitado a pico. Formaba parte de la línea defensiva lorquina. Fue destruida en el siglo XVI para evitar que habituales salteadores de caminos de esta comarca, la aprovecharan como refugio. 
En una entrada de hace cinco años, dedicada a La Capellanía, ya dábamos cumplida cuenta de la historia de esta ermita.
El cerro del Carro
Sembrados de Mancheño. El paraje y caminos del Carrizalejo es mencionado con nostalgia por la madre del Raulico porque al parecer, era muy frecuentado por los mancheños. Un día de estos, habrá que darse un garbeo a ver qué nos depara su paisaje.  
Estas fotografías corresponden a una nueva aproximación que hice a la zona para perfeccionar el track, habiendo dejado el coche en el cortijo de la Jarosa Quemada, por tanto, no pertenecen a este recorrido. No obstante, no deja de ser una variante más directa hacia Retamalejo si queremos obviar nuestro paso por la Capellanía. Es un camino muy bonito y actualmente bien trajillado que discurre entre el Calar de Manrubio y el cerro de Pedro. Si nos ahorramos algún kilómetro será con pena.
Después de haber dado a conocer esta derivación o alternativa a nuestro recorrido, seguimos con el plan originalmente establecido, enfilando por camino hacia la Capellanía.
Sierra de La Zarza
Iremos entretenidos observando lo bien cuidada y a pleno rendimiento que se encuentra la finca y explotación agraria de Los Poyos de Celda.
El Carro
FINAL TERCERA PARTE

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