Desde este mirador natural obtenemos unas vistas excelentes hacia Peñarrubia, puente sobre la Vía Verde y Cehegín.
En este punto me tropecé con un senderista caravaqueño con el que hice buenas migas y anduvimos en amena charla hasta que nuestros caminos se separaron en las inmediaciones de Caravaca.
Desde aquí le mandamos un afectuoso saludo
Los agentes de tránsito, empapelando a un infractor.
Observando el paisaje desde el paraje La Bebedora
Cuando llegamos a un segundo depósito en el trazado del Canal del Taibilla, existen unas escaleras por las que hemos de subir para continuar sin pérdida nuestro camino. Al poco, ya se nos van ofreciendo bellas vistas hacia la magnífica y bella ciudad santa de Caravaca. No nos podemos resistir a su influjo y disparamos sin cesar hacia la villa y su castillo.
El Nevazo y la Peñarrubia caravaqueña
Estaremos atentos porque llega un punto en que hemos de abandonar el camino que transita sobre el canal. Nos despedimos de nuestro amigo y giramos a nuestra mano izquierda, adentrándonos casi monte a través, buscando coronar el cerro de Mai-Valera. En este tramo siempre pierdo un poco la senda, para recuperarla poco más tarde pues surgen hacia un lado y otro cuatrocientas. El monte está muy trillado y resulta fácil confundirse y dejarse llevar por otra que te lleve a vaya usted a saber donde. El track en este tramo es orientativo, y aunque no transites exactamente por encima, al poco ya conectas con un definido sendero que te conduce sin yerro hasta la cima.
Alcanzar la cumbre exigirá un poquito de nuestro esfuerzo, pero nada sofocante que nos deje sin resuello ni fuerza como para impedirnos disfrutar del extraordinario paisaje que se divisa en derredor. Peñarrubia Ceheginera y Caravaqueña, Cañada Riquelme, La Escarigüela, Sierra de Burete, Sierra de las Cabras, Sierra de Quípar, Sierra de Mojantes, Sierra del Pinar Negro, Sierra del Gavilán, etc.
Aunque lo que más acapara nuestra atención es la belleza pintoresca del casco viejo de Cehegín.
Cabezo del túnel y Cehegín
Abandonamos la cima en suave descenso, para llegar al poco a una pinada que atravesamos por una senda no demasiado precisa. Tras esta nos encontramos una coqueta zona rocosa que nos sigue invitando a la contemplación del paisaje. En otra de las ocasiones en que hice esta ruta me acompañó mi amigo Diego.
La rica vega del río Argos
FINAL SEGUNDA PARTE
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