22 noviembre 2023

LA NARIZ DE SALCHITE (Moratalla) II

Aparte de los alicientes propiamente culturales, esto es, arqueológicos, la cueva de la Nariz tiene una entrada secreta, o por mejor decir, oculta, que le añade un plus de atractivo. Si no la conoces, desde el exterior permanece camuflada, escondida al caminante ignaro que visita estos pagos. ¡Que me lo digan a mí, que me ha estado toreando su registro desde la primera vez que la conocí! Nada más asomarse al hueco, esta es la monumental visión con que uno se enfrenta al agacharse frente a una abertura, que todo parece indicar, según dicen los estudiosos, que fue agrandada en su día, de forma antrópica, es decir, por la mano del hombre, lo mismo que algunas paredes de la cavidad, con el fin de que pudiera penetrar hacia el interior, la luz del sol (se recrea en un vídeo). En mi caso, me tuve que desembarazar de la mochila para poder franquear un orificio de entrada, que entonces se traspasa con cierta holgura. Una vez colados al otro lado, nos apoyaremos en pequeños escalones que nos facilitan la bajada y acceso a la cámara principal de la cueva. 
Esta es la hendidura por la que hemos de colarnos para poder penetrar en el santuario, vista desde el interior de la cueva.
Como antes decía, ya le dediqué en 2019, que anduvimos por aquí, acompañados en aquella ocasión, de Pedro y Viky, unas interesantes reseñas al respecto de los restos arqueológicos hallados en este lugar:

La cueva de la Nariz se encuentra dentro del Campo de San Juan, en las estribaciones de la sierra de la Capilla, concretamente en el paraje denominado Umbría de Salchite en un cantil de difícil acceso, en el que se abre una pequeña antesala desde la cual se accede a cuatro cavidades, cuya profundidad máxima llega a alcanzar aproximadamente 15 metros. Esta cueva-santuario presenta una amplia secuencia de uso que abarca desde el bronce final hasta época ibero romana (siglo III-II antes de nuestra era). Una de las características de este santuario es el aspecto que presenta al exterior; su acceso parece conformar un rostro –muy esquemático- que destaca en la pared rocosa de la Umbría. Esta peculiaridad, claramente visible desde el territorio circundante, pudo haber sido percibido como un hito en el paisaje desde épocas tempranas tal como parecen testimoniar tanto los materiales del bronce final documentados en su interior, como la estación de arte rupestre y los asentamientos de La Risca y de la cima del Calar de la Cueva de la Capilla, todos ellos datados en la edad del bronce y situados en las proximidades del santuario.
Esta entrada al santuario presenta otro par de singularidades, las últimas excavaciones han descubierto por un lado, que el acceso se debía realizar mediante una pequeña senda en recodo –oculta en el paisaje- que por el gran desgaste que presentaba la roca debió de ser empleada de una forma continuada en el tiempo por una gran afluencia de gente. Y por otro lado, que las paredes de la cavidad fueron modificadas antrópicamente para permitir que en el ocaso del solsticio de invierno el último rayo de sol penetrase en el santuario e iluminase la pileta de agua situada al fondo de la cueva.
La cueva de La Nariz se encuentra además estrechamente vinculada al agua, tanto en el exterior: donde brota una corriente de agua en la ladera adyacente y en el entrante a la cueva, cuyo escarpe, facilita el fluir del agua; como en su interior, donde se han documentado varias piletas excavadas en la roca para recoger el agua en el espacio sagrado.

Frente a la interpretación que se venía ofreciendo sobre su carácter supraterritorial prácticamente desvinculado del poblamiento de la zona, recientemente ha sido planteada su conexión con el territorio -y la memoria- de las comunidades asentadas en el área del llano de Moratalla-Calasparra, entre otras razones, precisamente por ser un punto de referencia visual para éstas y por el agua que discurre tanto en su interior como su exterior, aspectos que singularizan al espacio sagrado dentro del paisaje.
Noticia de fecha: 13/04/2021 
MURCIA (EP). La dirección general de Bienes Culturales, adscrita a la Consejería de Educación y Cultura, ha incoado el procedimiento de declaración de Bien de Interés Cultural (BIC), con categoría de zona arqueológica, a favor del santuario ibérico de La Nariz, en la Umbría de Salchite (Moratalla), según recoge este martes el Boletín Oficial de la Región de Murcia (BORM).

La Resolución apunta que este espacio ibérico constituye uno de los principales exponentes de este tipo de santuarios rupestres de la Región de Murcia, así como uno de los yacimientos más significativos para el estudio de la religiosidad de la cultura ibérica. Además, su potente presencia le convierte en un hito en el paisaje sobre los campos de San Juan, pues parece articular el territorio ibérico en torno al valle del río Alhárabe.

El Santuario Ibérico de La Nariz fue dado a conocer por el profesor Pedro Antonio Lillo en su trabajo sobre el poblamiento ibérico en Murcia. Asimismo, fue objetivo de un estudio monográfico en el marco del XVI Congreso Nacional de Arqueología, celebrado en Murcia bajo el título Una aportación al estudio de la religión ibérica: la diosa de los lobos de la Umbría de Salchite.

La importancia y la singularidad del yacimiento se ponen de manifiesto en el fuerte impacto que estas publicaciones produjeron entre los especialistas, ya que desde su descubrimiento ha llamado la atención de investigadores que han tratado obre la religiosidad ibérica.
Más recientemente, el yacimiento fue objeto de una excavación arqueológica oficial por J.A. Ocharán, en el marco de la parte central de su tesis de Doctorado.

En la cumbre del mismo cerro se localiza un poblado prehistórico tradicionalmente encuadrado en la Edad del Bronce. En la Carta Arqueológica Regional se le denomina Poblado de la Umbría Salchite, y es un yacimiento ubicado donde la tradición popular situaba un castillo moro.

Según los informes, es posible que corresponda al Puntal de la Cueva de la Capilla, citado en un estudio del investigador Emeterio Cuadrado. Debido a la proximidad de ambos yacimientos, cuyos polígonos de protección se solapan, se considera que el procedimiento debe englobarlos a los dos.

Ambos yacimientos se localizan en la Sierra de los Calares de la Capilla. Las cuevas de La Nariz se hallan en la fachada meridional, próxima la cumbre, virtualmente colgadas en el cantil de calizas dolomíticas que domina la panorámica de los Campos de San Juan. El yacimiento se localiza en una altitud de 1.300 metros y una altitud relativa sobre el valle por el que discurre el río Alhárabe de 270 metros.

Sus accesos son de notable dificultad a lo largo de las cornisas del cantil. Una vez a la altura del yacimiento, el único acceso es a través de una estrecha cueva que, haciendo de codo, da a la reducida explanada de pronunciada pendiente que hay frente a las cuevas, una por la que se accede y las siguientes, que son casi idénticas.

En toda la zona, y también en el túnel de acceso, se observa que
las aberturas naturales se han retocado por el hombre, que las ha agrandado rompiendo la roca.

El poblado prehistórico ocupa un espolón rocoso delimitado por cantiles de 40 metros de altura y por una ladera de fuerte pendiente al noroeste, mientras que al noreste es la prolongación de la línea de cumbre, con un terreno prácticamente llano.

Desde el lugar se controla visualmente la totalidad del Campo de San Juan al situarse sobre 250 metros de altura en el cierre nororiental de esta depresión. La zona se caracteriza por una línea de cumbre amplia y casi llana, que contrasta con los cantiles de casi 50 metros de desnivel de la vertiente meridional.
Descripción del yacimiento

El santuario ibérico se halla en un profundo abrigo compuesto por cuatro cavidades contiguas, las dos intermedias de menores proporciones pero más profundas que se asemejan, en la distancia, con unas fosas nasales, aspecto por el que recibe el nombre de La Nariz.

Los materiales arqueológicos son frecuentes en uno de los sectores, fundamentalmente cerámicas compuestas por pastas comunes, asociadas a anforiformes y tinajillas, cerámicas de cocina, ollas de borde vuelto y producciones de importación.

Especialmente significativo fue el hallazgo de un fragmento cerámico pintado que muestra una figura femenina -sacerdotisa o diosa-, sobre cuya lectura iconográfica e interpretación se ha centrado la mayor parte del debate hasta ahora.

Por otro lado, también se encuentra industria lítica en sílex y cuarcita, así como se tiene referencia del hallazgo de objetos en bronce y de un as republicano. Las excavaciones efectuadas por J.A. Ocharán han identificado cerámicas desde el bronce final a época íbero-romana, siendo esta última fase la que ofrece mayor cantidad de materiales.

Asimismo, se han documentado exvotos y ofrendas sobre la roca y dentro de pequeñas grietas: adornos de carácter personal, fíbulas, anillos, pulseras, pequeñas puntas de flecha, pesas de telar, fusayolas, punzones y conchas de almejas.

Estos elementos denotan la realización de ciertas prácticas. Por ejemplo, la presencia de anillos y aros se ha relacionado con la iniciación y la posible ofrenda ritual de pelo en la Umbría, al igual que en otros lugares del Mediterráneo antiguo y en los santuarios íberos de la Alta Andalucía.

Los hallazgos de formas cerámicas abiertas apuntan a posibles prácticas de libación durante la frecuentación del santuario.

Tanto las características de los materiales cerámicos como el patrón de asentamiento, esto es, un espolón cerrado con muralla, se ajustan al modelo de poblamiento de la Edad del Bronce conocido en la comarca, si bien no se encuentran elementos que se puedan considerar como argáricos --por ejemplo, urbanismo en terrazas, enterramientos en hábitat y morfo-tipos cerámicos, entre otros.
Una vez te mueves por aquí, la inclinación no es tan acusada como parece apreciarse a simple vista desde la distancia, por lo que te puedes desplazar con relativa soltura y comodidad, sin riesgo aparente, con solo mantener la debida distancia respecto del borde del precipicio. El lugar es mágico y merece una visita en escrupuloso cuidado del recinto y recogido silencio. Yo que soy bastante sugestionable, no me cuesta mucho imaginarme las escenas que hace 4000 años, debieron vivirse bajo los altísimos techos de este lugar de culto. He hablado con Yoda, y parece ser que lo que explican los investigadores y se escenifica en el vídeo de abajo, es lo más riguroso y fiel a lo que en verdad aconteció en este enclave y otros similares del levante español donde estuvieron asentados los íberos.  
Magnífica recreación cuasi cinematográfica, realizada por los mismos interesados, con miras, supongo, a conseguir patrocinio para las excavaciones e investigaciones de este místico lugar.
Más apuntes sobre este lugar:
El pasado 9 de noviembre desayunamos con una estupenda noticia sobre uno de los yacimientos más excepcionales del municipio de Moratalla, el Consejo de Gobierno de la Región de Murcia, aprobó la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC), con categoría de zona arqueológica, a favor del Santuario Ibérico de la Nariz, en la Umbría de Salchite, Moratalla. La declaración incluye también el poblado de la Edad del Bronce sito en la cumbre del mismo cenajo, dada la proximidad de ambos yacimientos, ya que los polígonos de protección de ambos se solapan. Y es una gran noticia, por las expectativas que se abren en torno al lugar, además de gozar de protección específica, y reconocer así su valor histórico como bien cultural.
La cueva de La nariz, es bien conocida desde antaño por todos los pobladores del Campo de San Juan, pero el primer interesado en su valor arqueológico fue D. Marcial García García, historiador local, y quien lleva allí al doctor en arqueología D. Pedro Lillo Carpio especialista en cultura íbera a explorarla por primera vez. En aquel primer estudio superficial, aparece el que, a la postre, ha sido el resto más significativo, un fragmento de cerámica pintado que representa una escena ritual, su descubridor la bautizará como Diosa de Los Lobos. Años después, el doctor en arqueología D. José Ángel Ocharán Ibarra, incluirá a La Nariz dentro de su proyecto “Santuarios rupestres ibéricos en la bastetania oriental”.
Este ambicioso proyecto es una recopilación sistemática y exhaustiva de todas las cavidades conocidas consideradas como santuarios íberos por diferentes autores y cartas arqueológicas. Más de cuatro años de trabajo, cientos de cavidades visitadas, que arroja un resultado sorprendente: de las cavidades correspondientes a la Región, el estudio revela que, la cueva de La Nariz de Moratalla, es el único santuario rupestre de cronología íbera fuera de toda duda razonable, y el único susceptible de ser intervenido de forma científica mediante excavación arqueológica programada dada la excelente conservación de sus restos. Así, y no sin pocas complicaciones, ya que tuvo que recurrir a una campaña de crowdfunding que fue un éxito, llevará a cabo el “Proyecto Arqueológico del Santuario Rupestre Ibérico de La Nariz (Moratalla, Murcia). La fuerza de las pequeñas respuestas al gran problema o cómo investigar en época de crisis” con el fin de obtener recursos materiales para la puesta en funcionamiento de la excavación arqueológica. El resultado, una primera prospección que se traducirá en dos campañas de excavación y riguroso estudio, en abril y octubre de 2013. Estos trabajos, demostraron que La Nariz, forma parte de los lugares sagrados de carácter natural, cavidades con aguas sagradas que representaban importantes lugares de culto del mundo íbero, los loca sacra libera cuevas de uso ritual proveniente en este caso de etapas más antiguas e influenciada por la cultura fenicio-púnica, un yacimiento mágico, único y excepcional del S.II A.C.
El estudio científico, demuestra lo que los sentidos te enseñan cuando enfrentas por primera vez los cenajos horadados desde su fronto, ese aspecto de cráneo descarnado, casi agresivo que ofrece los orificios nasales abiertos de la divinidad. Un acceso peligroso y angosto, escondido en la roca, permite la entrada al entorno de las dos cavidades, engarbadas sobre el abismo, y dentro de ellas, sendas surgencias de agua que se infiltra por el coloso pétreo, manan de la mismísima roca, agua sagrada que gota a gota es recogida en unas piletas naturales retocadas por manos humanas. La última luz del solsticio de invierno, incide sobre una de las piletas… la última luz del ocaso besa el agua, besa a la diosa.
Y su monumentalidad espacial… la primera vez que te enfrentas al paisaje que se abre desde el vacío, a tus pies, en el Santuario Íbero de La Nariz, inconscientemente, te ves envuelto en una perturbadora sensación de irreal sacralidad. Sientes la fuerza del paisaje cómo símbolo, y es que, lo que ven tus ojos influye en tu espíritu, en tus sensaciones y sentimientos. Desde la más remota antigüedad, el ser humano ha sabido utilizar la fuerza de los paisajes, de los entornos, para influir en nuestras percepciones. Este es probablemente uno de los motivos (entre otros muchos factores asociados) por los que esta cueva en concreto, fue elegida desde tiempos remotos como un espacio de culto que tuvo su apogeo en época íbera. Ahora, se abren nuevas vías de reconocimiento, estudio y recuperación, como nos hacía imaginar Javier Medina, tan añorado… “cerrar los ojos e imaginar, una escalera que suba hasta un espacio preparado para la visita colgado en la pared, para sentir donde viven los dioses antiguos” …
Texto de Cristina Sobrado. WEB FUENTE
Yoda, en la Cueva de la Nariz de Salchite, el último de su especie, que nunca envejece. 
La cueva se me resistió durante un tiempo pero ahora que he podido arrancarme la espina, me despacho a gusto tirando fotografías a pajera. ¡Lástima que no llegara a conocerla Viky...! Siempre estuvimos muy cerca. Aunque sentí su presencia...
Desde el umbral de la cueva se pueden disfrutar de bonitos paisajes del Campo de San Juan. Cuando las plantas aromáticas se encuentren en pleno apogeo y colorido floral, habrá que volver por aquí, incluso antes, en primavera, a ver qué aspecto ofrece la campiña moratallera.
Me cuesta abandonar el lugar, pero siento el regocijo interior propio del que ha conseguido su objetivo, y este ha colmado todas sus expectativas. La cabezonería no siempre es defecto.
Ahora, mi intención es seguir hasta final del muro, en dirección sur, en sentido opuesto a las antenas, aunque voy a compaginar, sin solapar, las fotografías tomadas el día en que hice este recorrido con Juan. Ni qué decir tiene, que no dejé rastro de mi fugaz presencia por esta catedral ibérica, salvo las respetuosas instantáneas que dejo a buen recaudo en Mi Viky y Yo.
Fotografía tomada desde el vestíbulo o antecámara de la cueva
La salida al exterior tampoco entraña ninguna complicación. Se puede alcanzar la abertura, a través de varios resaltes, apoyos para los pies que existen en el muro por debajo de la hendidura, que una vez sobrepasas, en la antesala, hasta te puedes erguir para colgarte de nuevo la mochila. Me fascinó el lugar, y desde luego, su entrada secreta.
Últimas fotografías girándome hacia la entrada y espacio de la Napia de Salchite y vamos con la tercera y última parte de esta nueva andanza senderista.
FINAL SEGUNDA PARTE

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