20 noviembre 2023

LA NARIZ DE SALCHITE (Moratalla) I

Desde hace algunos años, la entrada a la cueva de la Nariz de Salchite, se me resistía. Llegado el momento, no me tomaba el asunto demasiado en serio, porque de una vez para otra, se me olvidaba que encontrar la entrada al santuario íbero tenía su miga, que no era cosa sencilla. Y en junio pasado que repetí por estos bonitos parajes con un amigo, vuelta la burra al trigo y de nuevo la condenada gruta que me volvía a dar esquinazo. ¡Me cachis la mar! Me sucedía lo mismo que en otras ocasiones, la penúltima, allá por 2019, yendo con Pedro y Viky, que me colocaba ante sus mismas barbas, casi en el umbral y no veía clara la entrada a la caverna sin riesgo de caer por el despeñadero. Preso de la frustración, y temiendo que se nos echara la mañana encima, sin haber culminado, en tiempo y distancia, el itinerario senderista que llevábamos programado, me entraban las prisas, y me veía obligado a reanudar la marcha, aplazando la exploración y localización de la entrada a la Nariz de Salchite, para mejor ocasión y oportunidad. Así las cosas, la espina permanecía clavada en mi pundonor, aunque esperaba el momento propicio para arrancármela y reparar así, el amor propio zaherido.
Por fin, ya puedo decir, que la Nariz de Salchite ha sido hollada por el que suscribe, y que una vez conoces su punto de acceso, resulta su visita de lo más fácil y asequible a cualquiera que esté un poco acostumbrado a desenvolverse entre riscos. Como dice el refrán, el que no sabe es como el que no ve...pues siempre tuve la entrada, a escasos metros de mí, pero por no avanzar dos metros, nunca antes había sido capaz de dar con ella. En fin, nunca es tarde si la dicha es buena, lo que viene a confirmar lo que el otro día me decía un amigo durante una tertulia de sobremesa, esto es, que comenzamos a hacernos mayores y quizá también, un poco sabios, cuando para describir estados de ánimo y situaciones, recurrimos a los dichos, sentencias y refranes con más reiteración de lo acostumbrado.
Para ilustrar esta nueva aventura senderista que llevo entre manos, tengo pensado combinar dos sesiones fotográficas realizadas en momentos estacionales distintos, que corresponden a la excursión que hice con Juan a principios de verano y otra reciente que hice en solitario, a mediados de noviembre, decidido de una vez por todas a dar con la entrada a la cueva de la Nariz de Salchite, así me dieran las uvas, antes de conseguir mi propósito. 
Inmediaciones de Las Casicas de San Juan y embalse de La Risca.
Los cielos, de un tiempo a esta parte, lucen más enmarranaos que nunca...
Calar de la Cueva de la Capilla y Majal de la Cruz (1434m).
Sierra de Villafuerte
Puntal del Carreño y Peñón de los Tormos
Campos de Moratalla
Hacia el Lanchar de Salchite
Ascendiendo por el Collado de la Piedra del Viento
Inconfundible silueta de la Sierra del Frontón
Mi amigo Juan, encaramado en este monumental risco que llaman Piedra del Viento.
El paraje de ubicación de la cueva de la Nariz, resulta espectacular, imponente.
Atacando la empinada subida
Alargada muralla natural la formada en el Lanchar de Salchite
Rincón de profundas reminiscencias ancestrales
Paisajes de lo más bucólicos en derredor, para disfrute de todos los sentidos.
Recorrido asombroso y cautivador, y mucho más si se incorpora la cueva que tanto se he hecho de rogar.
Juan, posando en este aprisco
Grupo de cabras que sorprendí, yendo en solitario, al paso por el referido aprisco. Formaban un rebaño de al menos, diez ejemplares. Estos que logré capturar eran los más rezagados.
Mirando hacia la Cueva de la Nariz, que desde aquí, resulta inaccesible.
Pero el día en que acudí por aquí, en solitario, aparecía esta escalera de hierro, utilizada por los científicos arqueólogos, a todas luces, para facilitar el acceso a la cueva. Por su disposición, sabía que no conducía a parte alguna. Además, no se encontraba apoyada en forma segura. La deben colocar en una especie de hendidura o canaladura cuasi vertical, que existe a la derecha de la fotografía. Yo estaba decidido a encontrar la entrada a la cueva, pero sin asumir riesgos innecesarios. Lo tenía que ver muy claro para dar el paso decisivo hacia la consecución de mi objetivo.
La escarpadura se presenta más vertical y elevada de lo que parece a simple vista, a tenor de lo que sugieren fotografías tomadas desde la distancia. Una vez maniobrando y desenvolviéndose por encima del precipicio, despistes y tropezones, los mínimos.
Desde nuestra posición, las vistas hacia el promontorio rocoso donde se encuentran las cuevas, resultan cada vez más espectaculares, según vamos alcanzando altura, situándonos a su nivel.
"La nariz" nos mira esquiva e indiferente, sin saber todavía si seremos capaces de poder guiscarle a sus fosas nasales.
La ascensión por entre las cornisas del cantil, hay que hacerla en modalidad de semi trepada, pero resulta fácil, segura y muy adherente. Ya tiene que ser tu calzado malo del todo a chien, para que las suelas no agarren bien. Y menos vertical de lo que parece. La subida es de apenas unas decenas de metros pero en todo caso, siempre hay que moverse con tiento. En mojado (heladas o lluvias), trajinar por aquí, no parece una práctica muy recomendable.
Acercándonos a la entrada secreta de la cueva, desplazándonos en horizontal por entre las cornisas del cantil.
Cuando vine con Juan, una vez más, me quedé encasquillado aquí. El acceso a la cueva, lo veía poco claro y peligroso, aunque sabía que debía existir una hendidura de entrada, que todavía no era capaz de descubrir, y eso que se encontraba en mis morros, a escasos metros de mí.  
En la última ocasión, solo tuve que bajar un peldaño más en la línea de cornisas del cantil, asomarme al otro lado del arbusto, acercarme a esa rajadura y...¡voila, por fin...! ¡Había encontrado la entrada secreta a la cueva de la NARIZ DE SALCHITE!
FINAL PRIMER CAPÍTULO

No hay comentarios:

Publicar un comentario