01 enero 2023

EN DERREDOR DEL ALMORCHÓN CIEZANO II

Hemos de tener en cuenta, que estas excursiones por las inmediaciones del Almorchón, las hice sobre el mes de febrero, cuando todavía no había sobrevenido aquel temporal de lluvias ininterrumpidas que sufrimos durante los meses de marzo y abril, que tanto daño causaran a la agricultura murciana. Por ello, y dado cómo de agostado se encontraba el pantano, me sorprendió encontrarme en algunos puntos con el discurrir del agua, teniendo en cuenta la zona tan árida por la que transitaba. Pensé en estos barrancos durante aquellos días de incesante lluvia, lo nunca antes visto por mí, en cómo tenían que venir de sobrecargados de agua circulando hacia el pantano. Entendí la gran importancia de este para con la evitación de estragos y calamidades que pudieran producir las crecidas, tan habituales en otras épocas antes de su construcción.
En todo caso, suponía una completa delicia andar por aquí, siempre expectante ante los pequeños obstáculos orográficos que se te iban presentando en cada recodo del barranco.
En algunos puntos tenías que buscarte la vida para intentar no pisar los charcos, haciendo algún que otro equilibrio para luego trepar por unas rocas desprendidas que te permitían pasar al otro lado. Nada importante en realidad pero brindaban un punto de aventura a la travesía.
El barranco recoge las aguas del Cabezo del Mesonero y de otros cerros de las inmediaciones, todos ellos con alturas en torno a los quinientos metros, excepto las del Pico Salinas que los sobrepasa (525m). El barranco comienza en las proximidades del Camino Viejo de Cagitán, que para nosotros termina con estas panorámicas hacia el Almorchón y sus torres de escolta.
La interesante Sierra del Oro (927m), en el sistema Bético, que ya conocemos.
Por estos vehículos siento una antipatía especial, pues gustan de salir a recorrer los caminos recién llovido, y sobre el barro crean unos surcos, a veces trincheras que cuando seca, dejan a aquellos (los caminos) hechos una birria. Los vehículos todo terreno, rodando sobre terreno blando, causan idéntico resultado. Pasaron frente a mí, siete u ocho, a toda pastilla, menos mal que aún no había aterrizado en el camino, de lo contrario hubiera tragado polvo a cascoporro.
Residuales espartizales. Seguro que en su época dorada, tuvo que tener la industria del esparto un lugar destacado de recolección en los Cagitanes de Mula, Cieza y Calasparra.
Casa de la Fuente del Rey y tomando nota de los lugares futuros a explorar.
Un tramo de camino muy bien conservado que recorre un paraje que en la cartografía figura con el topónimo Ripión, que a su vez, se bifurca en otros caminos, todos con conexión hacia la carretera RM-532, la que va hacia Cieza y viene de la RM-15.
Aquel día no tuve tiempo para más y recordé que tenía invitados en casa. Tenía que buscarme la vida y atajar por donde pudiera para alcanzar el coche cuanto antes. Pero se me pegó el arroz porque los almendros se encontraban en flor y a ver quien se resistía a inmortalizarlos en tan bonita tesitura como se hallaban. Soy de los que piensan que cada momento es único e irrepetible, que pueden haber parecidos pero nunca iguales, por tanto, este instante había que aprovecharlo y ya soportaría las regañinas familiares, si acontecieren, que fueran menester.
¡Ya hace casi un año de estas fotos, quién lo diría...!
Ya iba improvisando, utilizando la tecnología para escoger el mejor y más corto camino a seguir en dirección a la Casa de la Magdalena, lugar donde por la mañana había dejado el coche. Pero entre trecho y trecho, bancal de almendros con fondo de maravilla almorchorana, ¡a ver quién se resistía a capturar tanta profusión de belleza soberana...!
Prominencia de nombre La Herrada
Las Lomas
Enfocando hacia el Madroñal en la sierra del Oro
A los pocos días de esta excursión volví por aquí, pero con un itinerario trazado sobre el mapa a vuelapluma, utilizando empero un tramo del anterior que transita por otro barranco de nombre Rambla del Cárcabo o Ripión, que no tuve tiempo de recorrer, para tener una guía de referencia más, aunque más tarde sobre el terreno me llevara a meterme en líos, obligándome a rectificar sobre la marcha.
FINAL SEGUNDA PARTE

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