La Hoya de Don Gil, debe ser uno de los parajes más bonitos de la provincia de Murcia. Es un rincón con magia, sobre todo si se tiene la perspectiva de admirarla en toda su plenitud desde aquí arriba. Ya vemos que está rodeada de montañas y esa forma de cuenco, favorece que el agua de lluvia se encamine hacia la planicie central, haciendo de éstas tierras, un dechado de fecundidad, muy apropiadas para el cultivo de frutales, viñedo y cereal.
Pero después del susto sufrido con los dinosaurios, que a la postre resultaron ser menos fieros de lo que aparentaban, necesitamos unos momentos de relajación y que mejor para conseguirlo que dejarnos embriagar de la música. Aquí en el campanario, damos la campanada y valga la rebuznancia, con estos temas que a continuación se ilustran y representan...
Tema legendario cantado por la incombustible Dionne Warwick y compuesto por Barry Gibb, el más guapo y mayor de los Bee Gees, el de frondosa cabellera, que hacía sus pinitos en solitario y también componiendo magistrales canciones para otros artistas.
Otro incombustible de voz inconfundible, Kenny Rogers. En 1978, la canción de El Jugador, sonó hasta en la sopa y lo hizo más famoso de lo que ya era.
¡Menudo potosí de música a cual mejor!
¡Vaya, este tema no necesita presentación y la película cuya banda sonora representa, mucho menos, ayss, qué tiemposss!!!¡Qué guapo el Richard Gere...! Y algunas escenas de esta inolvidable película han quedado para la historia.
Me encanta Nat King Cole y desde luego su hija Natalie Cole. Tengo muchos discos de ella. Existen en internet cuatro o cinco conciertos en los que está soberbia, y muy bella, dándole al Jazz y al soul, una vez superados sus tremendos problemas con el alcohol y las drogas duras, y ahora que parecía había cogido el camino de la buena senda, madurez necesaria, indudable talento heredado del padre y todo lo demás, sus excesos pasados, lastran su salud y el hígado le falla, sometiéndose a un trasplante en 2009 del que no se termina de recuperar, falleciendo en 2015 a la edad de 65 años. (Aquí a grandes rasgos su historia, en un artículo de El País). A mí me gusta más Unforgettable como lo canta el padre en solitario, por los arreglos de la orquesta que lo acompañan y demás, aunque el tema que incluye el cedé del 1991 de la hija, aprovechando aquella técnica que se puso de moda durante un tiempo, de coetanizar artistas de nuestro tiempo con otros ya desaparecidos hace varias décadas, simulando cantar a dúo, tampoco está nada mál. En fin, pincho las dos versiones y el legendario When I Fall In Love del que se han realizado tropecientas mil versiones, siendo la de Natalie junto al padre en este bellísimo video y la de Michael Bublé en solitario de las que más me gustan.
No se ve ni rastro de los dinosaurios, se ve que han salido de estampida al sonar los primeros compases de esta colección musical que les traigo, y eso, que vienen a ser más o menos de la misma época, en fin, se nota que no tienen ni chispa de gusto.
Otro temazo, que en España haría popular la Orquesta Platería pero que sonaba igual de bien sino mejor, en el original, a cargo de Rubén Blades, en versión larga duración. La estrofa final de la canción ha quedado para la historia y como enseñanza de vida..."La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida...¡ay dios!, Pedro Navaja, matón de esquina, quien a hierro mata, a hierro termina...laralí laralá".
Pinchamos las dos versiones.
Pinchamos las dos versiones.
Hemos dejado para el último a Miguel Bosé. Como buen hortera romántico que soy, tengo que admitir, que a mí me gustaba más el Miguel de antes que el de ahora. Tiene unas cuantas canciones bonitas en su repertorio, incluidas en esta casset, que tanto a ellas como a ellos, nos sirvieron de banda sonora de nuestros amores adolescentes. Morir de amor es una de mis preferidas, y la letra de El Juego del Amor, ¡ummmmmm, como me ponía de tiernooooo, dulce y románticooo!!!
Acariciarte, despacio y en silencio
Acompañarte, hasta el suelo con un beso
Y suavemente, quitarte tu vestido
Sobre tu cuerpo, quedarme así... dormido
Si fuese justo, diría no, no puedo
Es demasiada la fuerza de tu sexo
Entre tus brazos, pequeño y tan perdido
Cierro los ojos y siento que has ganado
Por que en mi mente estas tan solo tú
El resto no me importa Existes solamente tú
Yo te daré, la vida si la quieres
A cambio de tu amor De más amor, de más amor
Y ahora buscas tu ropa muy deprisa
Dentro de un rato con tu madre tienes cita
En ese espejo te arreglas como puedes
Mientras me miras y entiendo lo que quieres...
Bueno, bueno, ya está bien que se nos hace de noche aquí en lo alto del Campanario. Como es de rigor, una foto en el vértice, en esta ocasión con mi camiseta independentista de los Bee Gees, unas panorámicas del paisaje desde el mojón y a ver si damos, con el paso que nos permita pasar al otro lado.
A la derecha del mojón en dirección sur encontramos la vía en modalidad sencillo destrepe que nos va a permitir poner pie firme en la umbría. Desde esta vamos a alcanzar de nuevo la cresta, tras andar unos metros por la ladera. No obstante, incluiré al final de esta entrada, el correspondiente track, subido a Wikiloc. Ya nos encontramos al otro lado de la brecha.
Una buena toma de la Sierra de las Cabras. Recordarán algunos de mis seguidores, que Viky se perdió en lo alto de aquella. Como se puede colegir, no resultaba fácil salir de allí y tomar el camino correcto hacia el pueblo, como ella hizo.
Llevo en el gps el recorrido de la Falco 2013, así que, me oriento en dirección sur, siguiendo toda la cuerda, sin excesivos problemas hasta conectar con el antiguo trazado. Aún permanece una estaca de señalización de aquella. ¡Qué tramo más bonito y salvaje el del Campanario de aquel año!
Lo más complicado ya está conseguido, que es conectar las dos partes en que las divide una tajadura. Una vez en la cresta, tenemos la ventaja de disfrutar los paisajes de un lado y otro de la montaña, según se mire hacia el Quipar o Burete. El contraste que ello ocasiona, entre la solana y la umbría, en función de la orientación Sur o Norte, queda de manifiesto en esta sierra. En la umbría aparece un denso bosque de pino carrasco y sotobosque de enebro, coscoja y lentisco. También ejemplares aislados de encinas, sabinas y quejigos. Todo ello hace que sea muy dificultoso el evolucionar con tanta maleza por doquier. En la solana lo que hay en mayor densidad es jara y esparto, por lo que resulta más llevadero el desenvolverse por ella.
La Hoya de Don Gil con sus feraces campos preparados para el cultivo.
En algunos pasos un tanto aéreos, se puede acelerar el avance, haciendo equilibrios, fácilmente eludibles y con mayor seguridad por la solana. No hay necesidad de arriesgar.
El transitar por la cresta del Campanario, con tanta contorsión y destrepe, pondrá a prueba nuestras articulaciones y grado de desgaste de que ya son objeto nuestros cartílagos...
También nos tropezamos con una profunda sima. Preferí no adentrarme en ella por si se trataba de la guarida de los dinosaurios.
Para artrosis y todo tipo de achaques de puro matusalén milenario los que deben aquejar a Yoda el Pesadumbres. Lo de pensador de las cumbres lo vamos a dejar para otro día que de un tiempo a esta parte está de un remolón indolente que no veas. Con eso de que se ha debido sentir algo eclipsado por Hulk, lo veo con poco afán de protagonismo, y eso que sale bien guapo en las fotos dada su ancestral a la par que cinematográfica fotogenia, pero en fin, ya se puede vislumbrar que de todo se harta uno, porque si te falta la ilusión, es que te falla todo...¡Venga Yoda, arriba esos ánimos!
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