"Mi Viky y Yo" : ALDEAS OLVIDADAS DE PONTONES I

02 junio 2016

ALDEAS OLVIDADAS DE PONTONES I

Hace unos días, despertada la curiosidad de conocer una zona, por una ruta que Jose Antonio, el de Montañas del Sur había publicado en su blog, le propuse a mi amigo Carlos Alcázar, hacer una excursión por la sierra del Segura, que no fuera muy dura y que nos diera la oportunidad de hacer vivac ya que, me apetecía probar un saco de dormir, que hacía lo menos un lustro, había comprado y aún no había tenido la oportunidad de estrenar. Tuve suerte pues se conocía la ruta casi al dedillo, y como también padecía mono, ansia montañera, no tuve que suplicarle mucho para que aceptara y en su cabeza confeccionara un recorrido que aunara belleza paisajística y dosis moderadas de exigencia física pues en honor a la verdad, con estos calores, no están nuestros motores para muchos trotes.

El recorrido que al final le salió al calasparreño consta de algo más de 27 km y resultó ser espectacular, pues nos encontramos que la primavera y luminosidad que de ella dimana, lo ensalzaron e hicieron brillar con todo su esplendor.

Me gusta salir de ruta con Carlos porque es tan paparachi senderista como yo, disparando a todo lo que se menea o capta su interés y por ello yendo con él, no me tengo que preocupar de aburrir o desesperar al personal, por mis constantes paradas y maniobras fotográficas, al tratar de capturar este o aquel objetivo que por una u otra razón, ha llamado mi atención. Así no nos entorpecemos y aunque vamos juntos, cada cual disfruta con su escopeta de caza, como diría Frank Sinatra, a su manera.

Para que no se nos hiciera excesivamente tardía la hora de ponernos en marcha, a las seis de la mañana ya cogíamos la carretera rumbo hacia Santiado de la Espada. La ruta comenzaba, pasado Pontones, por las inmediaciones de Pontón Alto. Al llegar al punto de inicio, dejamos el coche sobre un prado lozano e inmaculado y una vez incorporados todos los apechusques sobre el cuerpo, asegurados de haber cerrado el coche y poner a buen recaudo la llave, nos pusimos a caminar, eufóricos y ahítos de buenas expectativas y ganas.

El plano orográfico de la ruta sobre Google Earth es este. Desde nuestra puesta en marcha, enfilaríamos hacia Peña Mujo, como así reza el mapa, un topónimo que he visto en internet que mucha gente confunde o denomina de las más variadas formas, a saber, Amusgo (la confunden con otra peña próxima a las Canalejas), Musgo, Mustio, Amujo, Mugio etc, que Carlos ya conocía y constituyó el primer plato fuerte de este sabroso banquete senderista que sin racanear, con dos o tres afotos más o menos bien enfocadas, intentaré describir en imágenes.

Carlos la tiene muy larga, el zoom de su cámara quiero decir, equivalente a unos 20-1.200 mm fotográficos y con semejante telescopio terrestre, no puede existir pájaro, criatura sobre su campo de visión, que se encuentre a salvo de su objetivo, por muy lejos que se encuentre de este. Sin embargo, este pajarillo parecía amigable, acostumbrado a la presencia humana, y ni se inmutó ante mi modesta y más rabicorta Fuji.

Por aquí, ha llovido algo más que por nuestra tierra, y se nota.

El cielo estaba precioso.

Estos cirrus fibratus acicalaban la esfera celeste.

Carlos, metiendo ya, billones de pixeles ergo paisaje en su mochila

Viky lo seguía de cerca

Enorme buitre leonado, seguramente observando desde su ocasional atalaya, nuestras lentas evoluciones. Nos permitiría acercanos bastante a su punto de observación antes de levantar el vuelo