Estos días he estado leyendo este libro sobre Sierra Espuña...
Lectura, tremendamente amena e interesante, que nos propone 30 rutas a pie y
en bicicleta para conocer a fondo el macizo montañoso más querido y visitado por los murcianos.
Como dice el libro en su presentación, el
Parque Regional de Sierra Espuña, es uno de los espacios
naturales más emblemáticos de la Región de Murcia,
debido a su historia, a la variedad de ambientes tan diferentes y a la
diversidad que encierra este parque.
Ángel
Ortiz Martínez y Lázaro
Giménez Martínez, autores de esta
gran obra, nos dicen que la
naturaleza es una gran escuela de aprendizaje, un libro
abierto de conocimientos, lleno de cosas por descubrir como la
flora, la fauna, la geología, el
clima...y otros temas que
despertarán nuestro
interés, como la
fotografía, la historia,
la cultura, la artesanía, las fiestas...
Cada uno, tenemos un lugar
en la naturaleza y
un motivo por el que
acudir a ella.
Además, la
naturaleza es el
gimnasio más
sano y quizás
más barato que
existe, pero no
sólo
acudimos a ella
en busca de
lugares
ocultos y
sorprendentes,
lo hacemos
también para
compartir
con los
amigos la
alegría y la
satisfacción
que proporciona
el pasar
un día al
aire
libre,
sintiéndonos
integrados
en ese
entorno
natural
de
donde
procedemos.
Antes
de
quedar
irremediablemente
atrapado,
enganchado
por
esto
de
patear
el
monte,
solo
conocía
Sierra
Espuña
desde
sus
accesos
por
carretera,
y
la
mayoría
de
las
veces,
lo
hacía
para
sufrir.
Subir
al
Morrón
de
Sierra
Espuña,
saliendo
desde
Cehegín,
Mula,
Pliego,
El
Berro,
collado
Bermejo
y
volver
por
Aledo,
Zarzadilla
de
Totana
y
Bullas,
era
el
etapón
que
necesitaba
como
piedra
de
toque
para
abordar
con
garantías,
cicloturistas
tan
exigentes
como
la
de
Moratalla
o
la
Quebrantahuesos,
en
mi
anterior
etapa
como
aficionado
al
ciclismo.
Y
ya,
en
mi
nueva
y
estimulante
faceta
de
aficionado
a
la
montaña,
solo
había
visitado
Espuña
en
dos
ocasiones.
Una
de
ellas
con
los
amigos
Miguel
Angel
y
Patxi,
en
un
bonito
y
micológico recorrido
que
quedó
registrado
en
este
mismo
blog.
Así
que,
después
de
examinar
el
libro
de
Sierra
Espuña
con
un
renovado
e
ilusionante
interés,
decidí
darme
una
vuelta
por
el
parque
a
ver
qué
sensaciones
reales
me
transmitía,
pues
me
he
propuesto
con
el
debido
tiempo
y
una
caña,
llegar
a
conocer
Espuña,
todo
lo
mejor
que
pueda.
Programando
una
travesía
que
englobara
distintos
recorridos
de
los
que
se
proponían
en
el
referido
libro,
y
contando
con
la
inestimable
colaboración,
para
mayor
asistencia,
de
wikiloc,
fué
como
volví
a
coincidir
una
vez
más
con
nuestro
ubicuo
amigo
Alsamuz.