26 noviembre 2020

WHITNEY I

En esta ocasión, tal y como hiciéramos con Natalie Cole, por aquello de que lo prometido es deuda, vamos a dedicar un monográfico a Whitney Houston, artista, en todos los sentidos, que llegó a cautivarme desde su primer disco, allá por el año 1985. Dado su inmenso talento, sobrehumanas dotes vocales, innata capacidad hechizante sobre los escenarios, todo a favor para haber disfrutado de una boyante y larga carrera artística, lo que ocurrió fue todo lo contrario, esto es, que una vez alcanzada la fama, su vida comenzó a descomponerse de manera extravagante y trágica. La película "The Bodyguard" (El Guardaespaldas), que supondría su primera incursión en el cine, la catapultaría al estrellato y fama mundiales lo que a la postre significaría el preludio de su destrucción. Tal arrolladora progresión y acaparamiento de talento, belleza y otras virtudes, reunidos en un solo ser, auguraban un futuro sin precedentes en lo conseguido hasta la fecha por ningún otro artista, fuera blanco o negro, hombre o mujer. Pero hete aquí que vino a tropezarse en su rutilante camino, un calavera follarín, un tarambana, un jarramantas barriobajero de lo más ordinario y mendrugo, un beodo rapero tan envidioso como cerril que contribuyó de modo decisivo a frenar y más tarde arruinar la que hasta ese momento estaba siendo la más insólita y meteórica carrera cosechada nunca antes por una artista. De sobra es conocido que siempre tiene que acontecer algo o alguien que viene a fastidiarlo todo. Pero injusto sería que endilgáramos toda la culpa al rapero, sobre todo si tenemos en cuenta que Whitney ya consumía estupefacientes, incluso mucho antes de conocerlo. Como se suele decir en estos casos: ¡cada palo que aguante su vela...!
La mayoría de las veces, identificamos canciones o temas musicales concretos con momentos inolvidables que en muchos casos nos marcaron. A veces me ocurre que escuchando una determinada canción, para bien o para mal, esta me recuerda a una persona, un momento o incluso una época de mi vida. Los tres primeros discos en vinilo de Whitney, me evocan la saga de "Los hijos de la Tierra", de Jean Marie Auel, ya que, mientras leía las dos primeras novelas de la fabulosa odisea, escuchaba los discos de la Houston a un nivel muy bajito para no perderme ningún lance de las aventuras y desventuras que tenían lugar entre Ayla y Broud, Iza y el Mog-ur, Whinney y Bebé y más tarde Jondalar. La cantante también rememora los largos viajes que hacía desde mi casa a mi lugar de trabajo en Vitoria. No hace mucho, apareció como en una revelación, aquella cinta de casset donde se encontraban grabados sus tres primeros discos y cuando me puse a escucharla, lágrimas me brotaron de pura emoción y nostalgia. En mi mente todavía tintineaba el orden de los temas mezclados que había dispuesto en la grabación; en la cara A, las baladas, en la B, los más moviditos. Por entonces contaba con un flamante equipo de música que en su día me agenciara en Andorra, al que había suplementado con dos platos giradiscos de ocasión, en excelente estado de conservación, de la marca TECHNICS (de lo mejor que había entonces), combinado con una mesa de mezclas AKIYAMA, que en proporción, me costaron más caros que el propio equipo. Todo a cambio de renunciar a ponerle el aire acondicionado a un Opel Kadett que había adquirido en la capital alavesa; a pagar en cómodos plazos durante tres años (por entonces, el lujo del aire era optativo y considerado como un extra) y cuya diferencia ahorrada venía a costar lo invertido en la cadena de música y demás complementos. Recuerdo que me decía el vendedor, oriundo de Almería: ¡pero hombre de dios, piénsatelo bien que no siempre vas a estar aquí, que algún día volverás a tu tierra, a no ser que te enganche alguna alavesa; que en Murcia hace mucho calor, que te vas a arrepentir! Pero yo estaba más tieso que la mojama y tenía no solo que pagar la primera entrada del coche, sino irme de vacaciones y hacer un viajecito a la zona franca para intentar pasar de contrabando un equipo de música, que es lo que por entonces se llevaba y con el que soñaba desde hacía mucho tiempo. Era por así decir, mi sueño dorado, el anhelo más deseado. Con un excelente equipo de sonido en el que zumbara como yo esperaba, mi música preferida, me imaginaba a mí mismo como el mozuelo más feliz del universo. Claro, había que escuchar el sonido dulce, delicioso que era capaz de emitir este equipo, con el tiempo mejorado con unas cajas INFINITY, que aún conservo y que todavía aguanta digno, los avatares del tiempo y del uso, gracias a que en aquellos años, aún no existía eso del principio de la obsolescencia programada, de la que hoy no se libra ni una simple bombilla; y a las pruebas me remito, más de treinta años funcionando y ahí lo tienes, regalando dulzura y melodía a raudales, tal y como el primer día.
Whitney Houston nos dejaba un sábado 11 de febrero de 2012. Cuando aquella fría mañana de domingo me enteré de su muerte, me quedé perplejo y durante bastante tiempo, callado. Viajaba con unos amigos camino de la sierra de las Cabras albaceteña, y en ese momento no podía dar rienda suelta a toda la torrencial nostalgia que me embargaba. Andábamos mentalizados de que aquella mañana pasaríamos mucho frío, ya que se pronosticaban sensaciones térmicas de al menos diez grados bajo cero, y en el coche no se hablaba de otra cosa. Ya había pasado antes por la casa de mi amigo Eloy, y me decía que las cañerías de su casa estaban congeladas. En el techo de Albacete, a dos mil y pico metros de altura, la percepción térmica sería todavía más gélida. En la radio comentaban de pasada la luctuosa noticia que despertaba en mí las emociones más tristes y encontradas porque al final se cumplían mis peores augurios pues conocía que, pese a sus muchos intentos de desintoxicación, no acababa de conseguirlo. Tan pronto me llegaban noticias de que estaba a punto de grabar un disco o actuar en un filme como que todo se suspendía por súbitos problemas de salud. Me conocía el percal y tantos altibajos presagiaban el peor desenlace. La había visto en un par de ocasiones, muy mejorada, más guapa que nunca, con unos kilos de más que le sentaban fenomenal, sobre todo después de haberse divorciado (¡por fin!) de Bobby Brown, ese lastre, esa mala influencia que tanto había intoxicado su vida, malogrando una carrera que tenía todos los mimbres para haberse convertido en la más brillante de toda la historia de la música Pop y R&B. Entonces pensé que todavía quedaba alguna esperanza de volverla a ver sobre los escenarios, que tenía alguna posibilidad de recuperarse y reconectarse a la estela de su antigua estrella. Que seguiría el ejemplo de recuperación de su amiga Natalie cole, con unos cuantos buenos años creativos de margen por delante, para rectificar y recuperar el tiempo perdido. Conocíamos que su compañía discográfica la estaba ayudando, por puro interés, resultaba evidente, pero eso que más daba si lograban recuperarla y rescatarla de sí misma. Pero al final, todo fue en vano pues aquella fría mañana del mes febrero, mientras me dirigía a la sierra de las Cabras con unos amigos, me enteraba por la radio de que a Whitney se la habían encontrado muerta, ahogada por accidente en la bañera de un hotel, probablemente, víctima de la tiránica dependencia de un vicio del que nunca se pudo librar. Comprendí de pronto, con infinito e indescriptible pesar, que su fulgurante estrella se apagaba para siempre.
Wihtney ES una de las mayores artistas de nuestro tiempo. Años después de su muerte, se realizaron varios documentales y una película, con las consiguientes polémicas y debates suscitados en ellos. Si bien lo fundamental de lo vertido y sugerido en estos, ya era vox populis incluso antes de su muerte, se hacen algunas conjeturas que pertenecen a la mera especulación, sobre todo cuando aborda la cuestión de las verdaderas causas que pudieron gestar su permanente infelicidad y talante auto destructivo. En los documentales se plantean razones y claves para su declive, que no solo las drogas, sino también los posibles abusos que sufrió durante la infancia, por parte de una de sus tías y una bisexualidad oculta que terminarían forjando sus demonios internos. Hasta incluso se plantea como trauma personal ulterior el que un día sorprendiera a su madre, yaciendo en su propia casa con el pastor de su iglesia y que para más inri, la invitaran a participar de la "comunión sexual". Cabe suponer que si ese episodio fue cierto, las relaciones entre madre e hija debieron haber acusado algún tipo de aprensión consecuente, pero no parece que fuera el caso, y si lo fue, lo disimularon muy bien. Así pues, creo en lo que se postula en los documentales, lo justo y necesario, es decir, lo cojo con pinzas, hasta que no se demuestre lo contrario pues ambos reportajes tienden a un evidente sensacionalismo. Nippy, por quien sentía verdadera pasión desde bien pequeñita era por su padre, aunque ya veremos más adelante que también su relación con él acabo de la forma más sórdida, cuando enfermo este de cáncer, postrado en la cama de un hospital y quedándole dos telediarios de vida, fue capaz de demandar a la hija en cien millones de dólares, por la comisión de unos contratos que supuestamente se hallaban pendientes de pago en el periodo en que había sido su representante. Como se puede entender, tan mezquina maniobra de su propio padre, afectarían sobremanera a Whitney.
De hecho, cuando al poco tiempo murió, Whitney decidió no acudir a su entierro. Así de triste acabó la relación con su padre. Volviendo a la relación entre Bobby y Houston, he visto con atención ambos documentales e impresiona comprobar a través de algunas escenas, el grado de grosería arrabalera en que llegó a caer la pareja, cuando en estado de embriaguez y delirio estupefaciente, son entrevistados (y televisados) por algún periodista, al que, mirando a la cámara, entre bostezos y eructos, profieren exabruptos de lo más zafios que solo pueden despertar vergüenza ajena. Evidencias de lo más chabacanas que pueden hacer tambalear el mito de cualquiera. No obstante, entrambos documentales se advierte la evidente intención efectista de tal modo que no queda claro que las razones esgrimidas fueran suficientes por sí mismas para que la cantante orientara su vida hacia el propio aniquilamiento. Sabemos que otros artistas han acabado del mismo modo y no por ello se han barajado experiencias previas que justificaran tal desenlace. Opino que el inusitado éxito, fama, ingresos astronómicos y despilfarro consustancial a todo ello, y sobre todo, la ingesta de todo tipo de drogas y alcohol a mansalva, fueron los desencadenantes de una pérdida de control y capitulación fácil hacia el inframundo de las sensaciones (efímeras) que proporcionan las sustancias psicotrópicas y estupefacientes, sin que subyaciera en tales hábitos, abusos precedentes, complejos, sexualidad reprimida o en definitiva, traumas infantiles o juveniles no resueltos. A Whitney, el consumo de crak y cocaína le venía de lejos, proporcionada por sus propios hermanos, desde que era una jovencita, (14 años) ya que en su entorno, era lo que por entonces se estilaba, inconscientes tal vez del peligro de adiccion de que serían víctimas y arrastrarían en el futuro. En aquellos años, consumir droga con fines recreativos era considerada una práctica de lo más popular y cotidiana. Bobby Brow, lo que ya traía en sus alforjas y aportó al matrimonio fue un alcoholismo en ciernes, por lo que no es dificil colegir que de esa combinación no pudiera surgir nada saludable. En una de las escenas del documental, el mayor de los hermanos Houston, el que había sido jugador profesional de la NBA, a la sazón inhabilitado precisamente por dar positivo en consumo de drogas, se mofa del ex cuñado, cuando entre risas, mirando a la cámara, manifiesta que Bobby era un flojeras que con media raya se colocaba. Una vez más, las apariencias y las maniobras de blanqueo tan en boga en nuestros días, engañan, pues aquí, en esta lamentable y triste historia, la que le pegaba fuerte a la cocaína y otras "yerbas" era la santurrona con cara de no haber roto nunca un plato, la divina, LA VOZ, esa que aparecía sobre los escenarios con su aureola de DIOSA, desplegando sobrenaturales alardes vocales, sin apenas despeinarse. Siempre me he preguntado porqué ese que llaman "el hacedor" se empeña una y otra vez en proveer de pan (voz) a quien no tiene dientes (seso).
Pero comencemos desde el principio, y en la medida de lo posible, de manera cronológica porque lo sucedido a esta prodigiosa artista, todavía hoy parece inexplicable. La profusión de material que existe en Internet de Whitney Houston, en cuanto a fotografías y videos, libros y artículos se refiere, parece inabarcable. De hecho, para esta humilde biografía de la cantante, que me he propuesto elaborar, he tropezado con muchos apuntes sobre su vida y milagros que ignoraba. Así que, comencemos. En los años ochenta, una guapísima joven de New Jersey conquistó el mundo con una voz absolutamente increíble. Se llamaba Whitney Elizabeth Houston y entre su gente se la conocía por el cariñoso apelativo de “Nippy”. Su éxito fue tan arrollador como apoteósico. Según las cifras del Guinnes, a día de hoy, Whitney sigue siendo la artista con más premios y cifras récords de la historia: nada menos que dos premios Emmy, seis Grammy, treinta premios del Billboard. Más de 400 trofeos a lo largo de su carrera, más de 170 millones de discos vendidos, la única artista que ha conseguido siete números uno consecutivos en Estados Unidos. En los años ochenta, Whitney era la diva de la música pop en todo el mundo. Hija de John Russell Houston y de Cissy Houston, a los once años comenzó a formarse como vocalista en el coro góspel infantil de la iglesia New Hope Baptist de Newark, New Jersey, y más tarde, acompañaría a su madre en los conciertos. Aunque de denominación cristiana bautista, estudió en un colegio católico.
Después de aparecer en el álbum de 1978 de su madre, "Think It Over", empezó a hacerle los coros a otros intérpretes reconocidos, tales como Chaka Khan, Jermaine Jackson, y Lou Rawls. A los 16 años, le ofrecieron ser la voz principal en el sencillo de la banda de Michael Zager, "Life’s a Party" en 1978.

      En 1982, hizo su primera grabación como cantante con el conjunto de Jazz-Funk Material. La canción se titulaba "Memories" y fue incluida en el álbum del grupo "One Down".
Lo de Whitney Houston fue un caso de talento precoz, artista en ciernes a la que los buitres de la industria discográfica, también llamados cazatalentos, seguían los pasos desde tiempo atrás, atentos al menor indicio de su eclosión. Una vez se confirmaron las muestras inequívocas de su enorme potencial, varios sellos discográficos se la rifaron, rivalizando en obtener sus servicios, pero fue el fundador de Arista Record, Clive Davis, quien en 1983 se llevaría el gato al agua, después de escuchar una portentosa actuación en un club neoyorquino llamado "Mikell's". Al poco, el proceso de realización de su primer álbum se puso en marcha.
En 1984, obtuvo su primer éxito comercial con "Hold Me" un dueto con Teddy Pendergrass (el cual fue incluido en el álbum del cantante, "Love Language" y, después, en su primer álbum). El sencillo, alcanzó el puesto 50 en la lista de éxitos pop de Estados Unidos y el top 5 en la lista de éxitos de R&B.
        
Lo mismo ocurriría con una preciosa balada de ritmo movidito (de las que a mí tanto me gustan), que cantaría a dúo con Jermaine Jackson, el más guapo de los hermanos Jackson, cuyo innato talento no andaría muy a la zaga del de Michael, aunque nunca lograría alcanzar ni el éxito ni el prolífico genio creador del hermano, que siempre terminaría eclipsándolo. "Take Good Care Of My Heart" fue incluida en su elepé de 1984, "Jermaine" y un año después, en el disco debut de Whitney Houston.
Durante ese tiempo, cuando porfíaba por abrirse paso en el mundo del espectáculo, decidió presentarse a una prueba para el papel de Sondra Huxtable en The Cosby Show (el cual perdió frente a Sabrina Le Beauf) y apareció como estrella invitada en programas como Gimme a Break y Silver Spoons.
En 1985 debuta por fin con el nombre artístico por el que se la conocería en el mundo entero y parte de la galaxia. Tenía 22 años. Su ascenso en las listas de ventas, fue promovido por el éxito de sus sencillos "You Give Good Love" con el que consiguió la posición número 3, y "Saving All My Love For You", "How Will I Know" y "Greatest Love Of All" que fueron todos ellos números uno.



"Greatest Love Of All" era un tema que ya conocía porque George Benson, uno de mis guitarristas y cantantes de R&B preferidos, lo había incluido en los setenta, en uno de sus discos. La canción, de Linda Creed y Michael Masser fue grabada originalmente como "The Greatest Love of All" para la película de 1977, Muhammad Ali film The Greatest. Pero el tema alcanzaría cotas de popularidad mundiales en la versión de Whitney, que en opinión de algunos, la cover superaba la original. En mi caso, si tuviera que decidirme por una u otra, me pondría en un brete, dado que al tratarse de estilos y compases diferentes, la comparación se me antoja, no solo odiosa sino también ociosa. No obstante, la fuerza emocional y efecto hipnótico que logra transmitir Whitney en este videoclip es incomparable y además, luce divina, espectacular. Otro tanto ocurrió con el éxito de Glen Medeiros "Nothing's Gonna Change My Love For You". Tema compuesto por Gerry Goffin y Michael Masser, cantado por George Benson, que pasó sin pena ni gloria hasta que en la versión del joven y guapo norteamericano, supuso todo un hit, un auténtico bombazo. 

Volviendo a la Whitney, he leído que ya desde el principio de su carrera, se decantó por el uso de pelucas, ignoro si por decisión propia o recomendaciones de imagen. También aparece en el video, su madre, aquella que tanta coerción y férrea disciplina ejercería durante su adolescencia para forjarla como artista. Hacia el final, el mensaje que parece escenifica el videoclip es precisamente el agradecimiento que la estrella siente por su bienhechora. La canción es tan bonita que ya en su momento sentí la curiosidad de traducirla al español para entender mejor lo que se describía en ella. Como les sucede a tantas personas, "consejos vendo que para mí no tengo", pues lo cierto es que nunca supo aplicar la esencia de la canción a su propia vida (quererse a sí misma), pues como hemos sabido después, todo lo que le rodeó, incluida su familia, fue una soberana mentira, sintiéndose siempre incapaz de profesar e inculcar esos buenos valores a su propia hija, lo que resultaría de lamentables consecuencias para ambas.

Creo que los niños son nuestro futuro;
Enséñeles bien y déjelos liderar el camino.
Muéstrales toda la belleza que poseen por dentro.
Dales un sentido de orgullo, para que sea más fácil;
Dejemos que la risa de los niños nos recuerde cómo solíamos ser.
Todos buscan un héroe;
La gente necesita a alguien a quien admirar.
Nunca encontré a nadie que satisficiera mi necesidad.
Un lugar solitario para estar, así que aprendí a depender de mí.
Hace mucho tiempo que decidí no caminar a la sombra de nadie.
Si fallo, si triunfo.
Al menos viví como creo.
No importa lo que me quiten
No pueden quitarme la dignidad.
Porque el amor más grande de todos me está sucediendo.
Encontré el mayor amor de todos dentro de mí.
El mayor amor de todos es fácil de lograr.
Aprender a amarse a sí mismo es el amor más grande de todos.
Creo que los niños son nuestro futuro;
Enséñeles bien y déjelos liderar el camino.
Muéstrales toda la belleza que poseen por dentro.
Dales un sentido de orgullo, para que sea más fácil;
Dejemos que la risa de los niños nos recuerde cómo solíamos ser.
Decidí hace mucho tiempo no caminar nunca a la sombra de nadie.
Si fallo, si triunfo, al menos viví como creo.
No importa lo que me quiten
No pueden quitarme la dignidad.
Porque el amor más grande de todos me está sucediendo.
Encontré el mayor amor de todos dentro de mí.
El mayor amor de todos es fácil de lograr.
Aprender a amarse a sí mismo es el amor más grande de todos.
Ese lugar tan especial con el que siempre has soñado
se encuentra en tu corazón, en la fuerza del amor.

     En marzo de 1986, Whitney Houston alcanzó el primer lugar de las listas de ventas de discos. El álbum vendió cerca de 28 millones de copias en todo el mundo, 13 millones sólo en Estados Unidos. A mí en aquellas fechas me pilló en Tarragona y aunque siempre había que esperar no menos de un año a que los éxitos de USA nos llegaran a España, recuerdo que ya comenzaban a pinchar en la radio algún que otro tema del disco. Ni qué decir tiene que al haberme sentido siempre un marginado en cuanto a gustos musicales se refiere, lo primero que escuché de Whitney llamó poderosamente mi atención y ya anduve desde ese momento a la caza y captura de cuanto pudiera enterarme sobre artista de tan prodigiosa y angelical voz. En aquellos tiempos, los únicos cauces de que disponía para informarme sobre mi música preferida era, o bien las pocas primicias de estilo R&B que llegaban desde las emisoras de radio FM o en la revista catálogo, Discoplay. La de abajo es una balada contenida en este disco que me gusta especialmente.

El segundo disco de la cantante fue todavía más completo y exitoso. Los productores de Arista le preparan un repertorio de canciones hechas a su medida, entre baladas y algunos temas aptos para las pistas de baile. Lanzado en junio de 1987 con el genérico título de "Whitney", llegó a ser el primer álbum de una artista femenina en debutar en el puesto número UNO en Estados Unidos. El primer sencillo, "I Wanna Dance with Somebody" subió directo al número uno, junto con los sencillos "Didn’t We Almost Have It All", "So Emotional" y "Where Do Broken Hearts Go". Una auténtica locura. Incluyo un directo en el que se pueden apreciar las capacidades vocales absolutamente extraterrenas de la cantante.



Con ello, logró un total de siete números uno consecutivos en los Estados Unidos, superando la marca previa de seis números también seguidos, compartidos por The Beatles y Bee Gees, ahí es nada. Con el sencillo "One Moment In Time", un tema de dificilísima interpretación, solo al alcance de unos pocos, consiguió el número uno en Inglaterra en 1988, además de un nuevo top 5 en su país natal y un clásico internacional. Esta legendaria actuación en los premios Grammy de 1989, en vivo y en directo, sin trampa ni cartón, todavía logra emocionarme y provocarme un transitorio nublamiento visual trocado al poco en rendida admiración hacia la cantante. La actuación es prodigiosa y roza lo divino. Muchos de los artistas presentes, entre ellas Natalie Cole, que asisten embelesados a la interpretación, saben que primero está ella, estrella de otra galaxia, y después, todas las demás. La simbiosis perfecta en cuanto a potencia, control, emoción, alma, acrobacias vocales, vibrato, notas altas y bajas, pronunciación, tono, belleza...,¡ay la virgen! Whitney representaba la perfección, lo sublime en cuanto a interpretación y cualidades vocales se refiere.  

Uno de mis temas preferidos del disco. ¡Ay, esa entrada de saxo, cómo me gusta...!



El tercer disco de su carrera, "I’m Your Baby Tonight", fue lanzado en noviembre de 1990, consiguiendo llegar al puesto número 3 en la lista de ventas de la revista estadounidense Billboard. Las baladas siguen manteniendo el nivel pero los temas rápidos me gustan algo menos, ya que el sonido propio de los noventa, más sobrio, enlatado, sintético, escaso de instrumentos de viento y cuerda, nunca me llegó a entusiasmar. La portada del disco está muy lograda, acorde a los noventa y el mote por el que se la conocía entre los amigos, luce en la placa de matrícula de la moto. Los primeros dos sencillos; "I’m Your Baby Tonight" y "All The Man That I Need" fueron números uno en los Estados Unidos, proporcionándole un total de nueve en este punto de su carrera, algo inaudito. 

Dos canciones más se añadieron a su colección de sencillos, "Miracle" y "My Name Is Not Susan", logrando el número 9 y el número 20 respectivamente. Otra canción del álbum, "I Belong To You" también alcanzó repercusión en emisoras urbanas a lo largo del país y subió al número 10 en las listas de R&B. El álbum vendió 14 millones de copias en todo el mundo, siendo cuatro de ellos en los Estados Unidos. Era habitual que después de cada lanzamiento, la compañía discográfica pusiera en marcha la respectiva gira mundial de la que en el documental queda evidente que Whitney acababa hasta el moño. Pero ello contribuía a que obtuviera más premios y con ello, dinero a norre para todos los implicados. El pelotazo de Arista con la cantante tuvo que ser tremendo, ingresando dividendos a pajera.
En enero de 1991, cantó el himno nacional de Estados Unidos, en la Super Bowl nº XXV (la final de fútbol americano) celebrada en Tampa (Florida). Supuso toda una sensación.

Esta interpretación fue posteriormente grabada como sencillo debido a la demanda popular, alcanzando el número 20 en los Estados Unidos, siendo la única versión del himno americano que consigue ser un éxito de ventas, obteniendo el disco de platino. El sencillo también ayudó a recaudar fondos para la Cruz Roja Americana en beneficio de los Veteranos de la Guerra del Golfo y sus familias.
En 1992 hizo su primera incursión en el cine junto a Kevin Costner en la película "El guardaespaldas". Whitney grabó seis nuevas canciones para la banda sonora, incluyendo una versión del tema de Dolly Parton "I Will Always Love You" con la que rompió esquemas y superó todas las expectativas. En el guión original figuraba que el personaje de Whitney cantaba “What Becomes of the Broken Hearted”, pero fue el mismo Kevin quien propuso al compositor y arreglista David Foster, incorporar a la banda sonora, en sustitución de aquella, la canción de la exuberante cantante de country, y que esta comenzara a capella. El productor atendería la sugerencia que le hiciera el protagonista de Bailando con Lobos, corroborando el efecto hipnótico e imponente que ese modo de arrancar el tema podía conseguir. Ni qué decir tiene que la decisión fue todo un acierto.
En la foto de abajo, Whitney embarazadísima y guapísima, con Kevin Costner.
Bajo mi punto de vista, a partir de ese momento, y tras su matrimonio (ese mismo año) con Bobby Brown, comenzaría una lenta decadencia trocada con el tiempo en inexorable caída hacia el abismo. 
Pero ese desastroso final, aún tardaría en llegar.
En una grabación de estudio.
Lanzado como sencillo en noviembre, fue su décimo número uno en Estados Unidos llegando a ser el sencillo más vendido de 1992 en el Reino Unido y Estados Unidos, manteniéndose 10 semanas y 14 semanas respectivamente en ese puesto.
Andando el tiempo se convirtiría en uno de los sencillos más vendidos de la historia. El álbum también incluye "I Have Nothing", escrito por David Foster y Linda Thompson, llegando a ser un súper ventas en 1993, siendo nominada como mejor canción para los Premios Óscar.

Le siguieron más sencillos exitosos: una versión del "I’m Every Woman" de Chaka Khan, y "Run To You" (también nominada para los premios Óscar a la mejor canción) y "Queen Of The Night", coescrita por la propia Whitney. El álbum vendió 43 millones de copias en todo el mundo en su primer año y más de 48 millones hasta ahora, convirtiéndola en la banda sonora más vendida de toda la historia de la música.


El 18 de julio de 1992, pese a las reticencias de gran parte de su familia, sobre todo de la madre, (¡ay las madres, qué sabias son las madres!) Whitney se casó con el cantante Bobby Brown. En sendos documentales, la mayoría de familiares de la cantante, no se cortan ni un pelo en sus manifestaciones y echan pestes sobre Bobby Brown, haciéndole responsable de todos los males que en vida afligirían y condicionarían a Nippy.
FINAL PRIMERA PARTE

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