19 octubre 2013

FRAGUANDO LA FALCOTRAIL 2013 2ª PARTE (Intento de completar el recorrido de una sola tacada...batacazo)


Dice el dicho que a quien madruga dios le ayuda...y otro, que se lo inventaría algún gandul en contraposición al anterior, que no por mucho madrugar amanece más temprano. La cuestión es que, una vez tenía claro el recorrido de la FALCOTRAIL, con las modificaciones efectuadas para este año, bien podría parecer que me urgía ejecutarlo al objeto de tener sensaciones de primera mano.

Así fue que ayer me levanté a las cinco de la mañana con la ingenua intención de pegarme el palizón a ver que tal impresiones recibía. Estaban dando las cinco y media cuando aparqué el coche en los estacionamientos del albergue que regenta el Cuky.

Una casi cegadora luna llena se recortaba cautivadora sobre la familiar silueta de la peña rubia, irradiando luz por doquier.

No corría ni un pelo de viento, y el típico fresquito de la madrugada, brillaba por su ausencia; el día se auguraba caluroso.

La mochila me pesaba más de lo deseable porque llevaba provisiones y agua para todo el día.

De esta última, más me valía llevar de sobra.

A las seis menos cuarto, a pocos metros después de la salida del túnel para él, de la entrada para mí, me tropecé con un conocido sastre de Caravaca, que comentaba jubiloso que parecía de día.

Así era en efecto, la potente linterna de los chinos, esperaba paciente a que le llegara su turno de entrar en combate, una vez comenzáramos a atacar las primeras estribaciones de la Peña Rubia.

Hacía mucho tiempo que no comenzaba esta subida, por el trazado original de la Falcotrail del año pasado, así que me sorprendió comprobar lo pulida que está. Fue muy sencillo seguir una senda que estaba muy bien marcada.

Con paso excesivamente cansino progresaba y con cierta preocupación constataba, que no había alegría en mis piernas.

Nada más comenzar y ya las notaba cargadas, como si me pesaran toneladas...será la mochila y el no haber descansado estos días lo suficiente, me decía, y confiando en la recuperación, seguía hacia delante.
 Este año la Falcotrail es más dura porque el organizador ha añadido cuatro pasos inéditos.

La primera parte de la carrera hasta la Hoya de Don Gil, es exactamente igual a la del 2012. Tan solo hay una variación nada más subir el As de copas y bajarlo por la pista, y consiste en que, en vez de seguir por esta, nos salimos hacia la izquierda y echando monte a través, atravesamos los Poyos y La Morra.
Desde esta loma podremos divisar excelentes panorámicas de Burete, la Sierra de las Cabras, la Umbría del campanario, El Nevazo, la Peña Rubia de Caravaca, la sierra del Gavilán...hasta el Almorchón se recorta solitario como siempre y majestuoso, allá por el horizonte...y si estamos atentos y nos percatamos de su presencia, podremos asomarnos a un pozo, del que ni repajolera idea tengo para qué hubo de servir o fué su cometido, en el que espero, no se cuele nadie.
Y después de pasar el merendero de la Hoyaleja así como las casas de las inmediaciones que otorgaron el nombre a aquel, enfilamos rumbo a la sierra de Burete, no sin antes cruzar la RM504, para comenzar a subir a través de una pista muy accidentada que se hace más larga que un día sin Wasap y desde la que obtendremos estas vistas...
 Siguiendo el trazado, desembocaremos en el barranco del canalón que en sentido ascendente nos conducirá al camino del reventón del que, tras un kilómetro, más o menos, nos desviaremos buscando el pico del Águila, la cota más alta de la prueba, rozando los 1200m, y en donde nos espera el avituallamiento sólido y líquido más gordo de todos, amén las migas de los Andapijo que con solo una sartén, ya se han convertido en marca y enseña de la prueba. 
Con el estómago lleno de migas, vino del copetín de Bullas, del Puntarrón y otras vituallas, deambularemos, andaremos o trotaremos durante algunos kilómetros por una pista bien asfaltada que llaman camino del Reventón hasta desviarnos a la derecha para a los pocos metros, coger a la izquierda una senda que nos encarrila a la famosa cuesta del Reventón que ayer, cágate lorito, me la encontré hormigonada... 
    Bajaremos un tramo de esta cuesta y tendremos que desviarnos a nuestra derecha sorteando unos riscos enormes hacia una senda en la que, no se por qué, siempre doy algún traspiés.
El final de esta senda desemboca en la pista del bancal de la sierra que solo hay que cruzar pero, previamente, nos encontraremos con una rampa de dos metros que hay que salvar, y que muchos bajaremos al modo arrastraculo, porque lo de dar un salto al estilo Arrui, se me antoja  "demasiao pal body"
Antes de que nos demos cuenta, aterrizaremos otra vez en la pista, viendo a lo lejos el trazado de la carretera que hay de nuevo que cruzar para buscar el camino hacia la casa de la Hoya de Don Gil, mientras la silueta de un, aparéntemente inofensivo, Campanario, se cierne amenazador, sobre la confiada y seguramente incauta figura de andarines y corredores.
En la Hoya de Don Gil, paramos mi perrita y yo unos minutos para avituallarnos, y descansar un poquito bajo la sombra. Eran las once y media de la mañana y el calor apretaba de lo lindo. Había subido dos veces el campanario, mientras se perfilaba el trazado, pero con las fuerzas más o menos intactas, sin el palizón previo de los veintiséis que ya llevaba en las piernas. Afrontarlo hoy, con este calor, y con el esfuerzo acumulado de tantos kilómetros, resultaba una incógnita.

Cuando reanudé el paso, tuve muy malas sensaciones.El calor era asfixiante, y aunque intentaba no pensar en lo que todavía me quedaba por delante, la realidad contumaz, se ofrecía lacerante ante mí. En el flamígero camino, cubierto de toneladas de polvo, veía como se enterraban hasta los cordones, mis gastadas zapatillas, lo que aumentaba mi sensación de agobio.
Nada más salirnos del camino a mano derecha, hay que subir una rampa de varios metros por el lado izquierdo de un pino joven que parece darnos la bienvenida o la extremaunción, según se mire.
El trazado, sigue desde lo alto, la línea de una rambla que queda a nuestra izquierda, hasta que se introduce en el monte.  
No corría ni un pelo de aire. Calma chicha total. Que unido al bochorno reinante, más que el campanario parecía el averno apabullante. A pesar de que la apertura de esta vía es reciente, se nota que ya ha sido visitada con alguna frecuencia, por lo bien pateada que está.
En honor a la verdad, no me parece que sea una subida excesivamente exigente por cuanto matas de esparto y otros asideros acudirán en nuestra ayuda durante la ascensión y además, no son demasiados metros y en menos de media hora conquistaremos la cima, pero es el esfuerzo acumulado precedente, lo que sin duda la hará imponente. Y lo que nos queda. Pensar en lo que queda es lo más torturante. Mejor no pensar, mejor no saber.
Mente vacia y puestas las orejeras, solo mirar hacia adelante.
Si acaso, darse la vuelta de vez en cuando para admirar el paisaje.
En diciembre, la Hoya de Don Gil estará en todo su apogeo, bien protegida y escoltada por Burete, la sierra del Quipar y de las Cabras.
Y el clima frío será más propicio, al menos para mí.
Y ya que estamos hablando del Campanario, al igual que este año en la Almudayna, nos tocaron las gaitas en el corral de la Hoya Quemada, no estaría de más que en la Falcotrail alguien nos tocara la campana desde la cima del Campanario, para que quienes lo estuvieran subiendo, comenzaran a preguntarse " ¿Por quién doblan las campanas?" Seguro que Ernest Hemingway, desde su inmortal atalaya, se partiría el culo de la risa.
Porque está claro, que en la Falcotrail de este año, el Campanario va a dar el campanazo.  

La pobre, resignada, cabizbaja y estoica Viky, recogida en sus pensamientos, parecía saber el infierno hacia el que se dirigía...

Como se puede apreciar, los mojones dispuestos en la cima, no son nada discretos, y habrá que ir mu mu ciego pa no advertir su presencia.
 La sierra de las Cabras, omnipresente desde el Campanario...
Fin 2ª Parte

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