14 octubre 2016

EL ESTRECHO DE LA AGUALEJA (ALEDO) II

El Estrecho de la Agualeja, paraje protagonista que motiva nuestra visita a esta coqueta villa de Aledo es un lugar ciertamente interesante. Cuenta además en sus inmediaciones con una amplia zona recreativa que dispone de agua, barbacoas, mesas para comer en familia etc. Espacio suficiente para dejar los coches y en fin, todo lo necesario para pasar un día de domingo con críos bastante más que agradable. No me defraudó y a través de esta web de la región de Murcia y el video que yo mismo grabé, se puede comprobar ciertamente lo seductor del lugar. Hasta me tropecé con una anaconda que por poco nos zampa.

EL ESTRECHO DE LA AGUALEJA
El tramo medio de la rambla de Lébor, posee un rincón geológico de los más bellos de la región de Murcia, el estrecho de la Agualeja. Un paraje que permite al visitante conocer o más bien, disfrutar de la sinergia de los procesos geológicos antiguos, ocurridos hace millones de años, medios marinos profundos, arrecifes coralinos, playas y deltas, con los procesos geológicos recientes. El agua, la herramienta que la Naturaleza ha utilizado para modelar estas viejas rocas, ha dado lugar a uno de los desfiladeros más bonitos y sobrecogedores de Murcia. Se puede catalogar de importancia regional, por su geomorfología, por los procesos geológicos que en ella ocurren y por la historia geológica que nos cuenta. Es sin duda un libro pétreo factible de ser usado en todos los niveles de la enseñanza, incluso para uso geoturístico y recreativo.

 

Mirad, hasta aquí ha llegado el premio nobel de literatura 2016
Encuentros en la tercera fase del Estrecho de la Agualeja
Al fondo el EVA 13
Puente de Agualeja Madison
La serpiente pícara viborita, bonito ejemplar, ganas me entraron de echármela al cuello.
Se dejó querer y hasta que no la retraté a placer no reptó hasta desaparecer entre las sombras de la rambla
Por lo que se observa, Aledo tampoco se libró de los especuladores y la nefasta consecuencia del estallido de la burbuja inmobiliaria. Urbanizaciones fantasma que nunca representaron ni la sombra de lo que sus promotores habían augurado y que por contra, muchas de ellas solo se quedaron en redes de alcantarillado a medio hacer, calles cuyo trazado pronto fue borrado por matojos y zarzales, chalet a medio construir, pretenciosas hileras de palmeras, emulando las de Miami Beach, que antes sucumbieron al picudo rojo que a la misma crisis del ladrillo. En fin, la codicia, avaricia, la rapacidad del hombre, el ansia, su ciega ambición, rebozado muchas veces de corrupción, que lo convierte en títere, monigote, fantoche, verdugo y a su vez víctima del fatuo egoísmo que lo atrapa, pervierte y pierde.
Esa palmera, metáfora de la desmesura, la ambición frustrada, quebrada, la espuria avaricia que rompe el saco del juicio y la razón.
FINAL SEGUNDA PARTE

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