29 abril 2023

CALAR BLANCO por INAZARES I

Después de hollar la cima del Servalejo y desde tan excelente atalaya, otear su paisaje en derredor, tenía claro que mi siguiente objetivo a alcanzar tenía que ser Calar Blanco, ambas cumbres, vecinas y de altitudes similares, 1659 y 1677 metros respectivamente. Lo que se me ocurrió fue que podía abordar la montaña desde el lado de Inazares, obteniendo así un itinerario de aproximación distinto al de mis últimos recorridos. Una vez estudiada y memorizada la cartografía, esbocé un trazado sobre el mapa que pudiera seguir en el gepese, que con las seguras modificaciones que tuviera que hacer sobre el terreno, me permitieran alcanzar la cima. Lo de volver, ya valoraría in situ por donde. El resultado final fue este, el dibujado sobre el mapa.
Aquí el trazado de la ruta delineado sobre Google Earth.
Y sobre esta ilustración, ubicación del recorrido respecto de la orografía que lo circunda, con vistas hacia el OESTE y SUR, que determinarán los bellos paisajes que nos vamos a encontrar sobre todo a la vuelta.
Inazares puede presumir de ser el pueblo situado a más altitud de la Región de Murcia, así lo atestiguan sus 1350 metros sobre el nivel del mar y las peculiaridades geográficas de sus inmediaciones rocosas, con los relieves del Macizo de Revolcadores y la cercana Sierra de Villafuerte.

La misma carretera local que nos conduce a la vecina Cañada de la Cruz nos da la posibilidad de llegar hasta Inazares, una estrecha carretera que nos ofrece el peculiar paisaje de cultivos de cereal de Moratalla, así como el deambular de los ganados ovinos que suelen reposar en las aldeas de Tartamudo de Abajo y Tartamudo de Arriba.

Su pequeño templo parroquial, iglesia de San Nicolás de Bari, construido en 1889, mantiene la estructura y parte del mobiliario original, una configuración y estética que nos recuerdan, entre otras cosas, la realidad histórica de este pequeño pueblo dedicado desde tiempo inmemorial al cultivo de cereal, los frutales de secano y el pastoreo de su ganado ovino.

Algunos documentos sueltos de carácter notarial nos mencionan Inazares ya en el siglo XVI, pero por el momento no existen referencias que nos precisen más acerca del origen de su topónimo o su realidad histórica.

A San Nicolás de Bari quedan dedicadas las fiestas locales de Inazares, fiestas sencillas pero muy animadas ante la familiaridad de sus escasos vecinos y los visitantes que llegan con frecuencia al pueblo.

Las casas rurales de la villa son uno de los destinos favoritos de los amantes de los emplazamientos cercados por la abundante naturaleza y las serranías del Noroeste. La población se multiplica durante los fines de semana y ni siquiera las nieves del invierno dejan solitaria la localidad.
Y aparte de todo lo que esgrime nuestra socorrida web, también puede alardear Inazares, dada su situación geográfica y falta de contaminación lumínica de estar catalogada por la NASA, como la de "mejor cielo" de la península ibérica para la observación astronómica, ahí es nada. Por demás, yo la he "sufrido" en alguna que otra ocasión, por motivos profesionales, ya que, en cuanto coincide una nevada con fin de semana, ya tenemos el pifostio servido, sobre todo el domingo por la mañana, en que suele ser tal la afluencia de familias que acuden al lugar en sus vehículos, que hay que restringir el acceso hacia la coqueta pedanía moratallera, debido al colapso circulatorio que se origina. 
Aún antes de adentrarnos en la calle principal de la turística Inazares (donde se encuentran la fuente y los populares restaurantes El Nogal y El Asador del Caserío), lo primero que llama la atención es la existencia de esta suntuosa construcción que recuerda el Falcon Crest de la célebre serie de los ochenta. Me detuve un momento a tomar estas fotos.
Se trata de la finca de recreo del exitoso empresario malagueño José Ramón Carabante, en su momento, patrón del equipo murciano de Fórmula 1 Hispania Racing, hoy denominada FINCA MAYBRI, actualmente administrada por su hijo, que se puede alquilar para eventos. 
De hecho, en este egregio edificio tiene la meta una carrera de trail y senderismo organizada por los moratalleros, denominada Maximum Revolcadores, que va ya por la IV edición, de la que en este enlace se pueden ver algunos fotos de los participantes del año pasado.
En Inazares y sus inmediaciones te puedes encontrar con algunos caminos que se hallan acotados mediante vallado, por lo que hube de modificar la salida que previamente había planificado sobre la cartografía. Tal eventualidad entraba dentro de lo posible de modo que no me desalenté demasiado y lo intenté por una vía alternativa. 
La fuente del Caserío de Inazares que los más antiguos conocen por la Fuente del Pilar.
La visión de tan lujosa vivienda con hechuras de palacio erigida casi al pie de Los Odres resulta espectacular, acaparando la atención de propios y extraños. ¡Menuda choza!
La idea es adquirir un poquito de altura para obtener una buena panorámica de Inazares con la mansión destacando entre Los Odres y la villa. Al fondo, la sierra de Mojantes.
Pero el camino que inicialmente pretendo es una propiedad privada y me veo obligado a volver al pueblo para intentarlo por otro derrotero.
Enfilo por el camino de Masarazan que lleva la dirección que me interesa hacia la finca Majarazán.  
Ahora sí comienzo a alejarme del pueblo, obteniendo la perspectiva que buscaba.
El pico de Los Odres, 1878m. dominando el paisaje junto al Falcon Crest del Tíbet murciano, ubicado en la Loma de Inazares.
Esta es la captura que perseguía
La tierra se encuentra sedienta, aun así, los campos intentan sacar adelante los plantíos aprovechando las últimas reservas de humedad que les quedan, aunque si no llueve YA, las cosechas de cereal de este año están condenadas al desastre. 
Durante mis pesquisas internáuticas para saber un poco más acerca de Inazares, tropecé con la publicación en 2019 de un delicioso libro, escrito por un bullero, hallado fácilmente en Casa del Libro, que por el módico precio de 3€, pude agenciarme en formato ebook. Al adentrarme en sus primeras páginas, ya no pude parar; de auténtico deleite su lectura. La recomiendo.
Encontré esta magnífica reseña sobre el libro, que le viene al pelo, donde define de forma acertada y precisa, lo que anida tras sus páginas:
 
Existe un tema que, en los últimos años, ha ocupado numerosas páginas en diarios y revistas españolas: la despoblación de grandes zonas rurales de nuestro país. La llamada España vacía (o vaciada) se ha erigido, además, en la protagonista de varios libros que se han ocupado de las causas y las consecuencias de que algunas comarcas de provincias españolas como Soria, Cuenca o Teruel hayan visto descender su número de habitantes drásticamente en las últimas décadas. A volúmenes de la trascendencia de La España vacía (2016) de Sergio del Molino, se suma ahora este Una vida retirada del periodista bullense Antonio Fernández Jiménez.
Este libro parte de una paradoja: una de las provincias con una población más joven y con una tasa de natalidad más alta del país como es Murcia posee algunas zonas en las que cada vez habita menos gente. En concreto, Fernández Jiménez elige como protagonista al pueblo de Inazares, una pequeña localidad perteneciente al municipio de Moratalla que cumple todos los requisitos para pertenecer a esa España que se ha ido vaciando en las últimas décadas. Este pueblo murciano, ubicado a más de mil metros de altura, ha visto su población decrecer desde varios centenares a las pocas decenas, ancianos y adultos todos ellos, que hoy pueblan sus escasas calles.
Fernández Jiménez, en la mejor estirpe del periodismo literario, describe con precisión los paisajes que rodean este paraje del Noroeste murciano, empleando una riqueza léxica en los colores, en los aperos de labranza o en la fauna y en la flora del lugar que imprime a su prosa una gran plasticidad. El autor visita Inazares en varias ocasiones durante todo un año, mostrando en cada uno de sus capítulos cómo el paso del tiempo influye tanto en el pueblo y sus alrededores (de la nieve invernal a las largas tardes de verano) como en sus habitantes (de la soledad del frío al bullicio de los turistas del estío).
Al contrario que otros escritores que cultivan este tipo de crónica sobre la España vacía, Fernández Jiménez cede el protagonismo a los verdaderos actores de esa historia: los vecinos de Inazares. Especial peso en el libro tienen dos de los últimos habitantes que quedan en la población: el anciano y sabio Paco y el peculiar Julián. Además, y casi como si de una novela policiaca se tratara, al principio se adelanta la muerte de uno de los personajes cuyo nombre sólo sabremos casi al final de la obra. El autor observa y describe, pero, sobre todo, escucha y transmite las palabras de los locales y de personas vinculadas al pueblo (antiguos maestros, especialistas en geografía, periodistas) sobre la historia del lugar y las causas de su despoblamiento, otorgándole al libro una equilibrada mezcla entre erudición y sabiduría popular.
Una vida retirada es una obra tranquila, reposada, de un autor que sabe palpar el ritmo de vida de los habitantes del pueblo, que comparte con ellos tardes en el bar y recuerdos de romerías y fiestas que ya no volverán. Al contrario de lo que pudiera parecer, el libro, preñado de nostalgia en muchas de sus páginas, deja un poso de optimismo, representado en el complejo rural que en los últimos años ha revitalizado el pueblo y que vuelve a llenar de niños y jóvenes, cada puente y cada verano, las vetustas calles de Inazares.
Por la ladera del Cerro de los Pechos se me cruzó un bicho enorme, al que solo pude ver los cuartos traseros, sin poder definir si se trataba de un macho montés o un ciervo, pero era grande de veras.
Los Odres
Paisajes de las inmediaciones de Inazares que fui capturando con la cámara según me alejaba y avanzaba hacia Calar Blanco.
Un corral de ganado que hay por aquí
Cerro del Tartamudo, 1310m.
El pino Carrasco de estas latitudes se encuentra infectado, atacado de orugas de procesionaria, una auténtica plaga.
Pozo, acequia, balsa, pinos centenarios altísimos y antiguo lavadero que te encuentras por el camino de Masarazan (según el mapa no lleva acento), poco antes de tropezarte con una puerta que prohíbe el paso a toda persona ajena a la finca.
Cerro Gorrumbres, 1563m.
La cerradura no tenía puesto el candado por lo que me hice el sueco que no entiende el español y descorriendo el pasador, pasé al otro lado. ¡Que Dios me ampare!, me dije.
FINAL PRIMERA PARTE