27 abril 2024

PEREGRINACIÓN A CARAVACA DE LA CRUZ, desde Mula (Año Jubilar 2024) II

¡Simpatiquísima la gente, así daba gusto!
Muy próximo a la villa de Cehegín, entre otros, con mis amigos Antonio y Juan, compañeros de andaduras por los montes de Cehegín y Caravaca.
Y con Juanpe, otro rotovator Perking, duro de pelar.
Atravesando el cruce por el que, con alguna frecuencia, paso yo con la bici.
Cehegín al fondo
A la altura del Albergue (antigua estación de Cehegín), se nos unieron más peregrinos.
Juan, con Ana y Maravillas
Juanpe, disfrutando durante un trecho del camino, de la amigable compañía de "esos locos bajitos", que diría Serrat.
He aquí dos simpáticas y guapas peregrinas. La de la izquierda, creo haberla visto en alguna parte. Igual en mi casa😃.
Antonio, con su esposa e hija.
Llegando al refrigerio, esto es, a la cervecita fresca. Fue un gran acierto por parte de la organización.
El fotógrafo amateur llegando al piscolabis.
A punto de reanudar la marcha. Nos queda el último tirón hasta la basílica santuario de la Vera Cruz. Lo que conocemos por el "castillo de Caravaca".
Mis amigos y parienta encabezando la marcha.
Bonitas y compactas instantáneas del grupo.
Nos hallamos a tiro de piedra de la basílica.
Un espectacular mural protagonizado por un ángel querubín de mármol y con referencias a la leyenda de la Aparición de la Vera Cruz, dará la bienvenida a los peregrinos que lleguen a Caravaca a pie o en bicicleta por el Barranco de San Jerónimo, donde confluyen los caminos de peregrinación de la Cruz. La gran obra realizada por Diego As -uno de los artistas urbanos con mayor proyección del momento y autor del 'Mejor Grafiti del Mundo' por el mural dedicado a Julio César en la ciudad de Lugo- se encuentra localizada el tramo final del Camino de la Cruz, a pocos metros del Museo de la Fiesta y del futuro Centro de Recepción de Visitantes.
Con ganas ya de acabar y alcanzar nuestro objetivo final.
Por las calles de Caravaca en dirección a la Cuesta del Castillo.
Haciendo cola para el sellado de la credencial. Quien lo ponía echaba las muelas porque había llegado la comitiva pasadas las dos de la tarde y estaban a punto de "cerrar", y no éramos cuatro peregrinos precisamente. Pero se lo tomó de buen talante.
Fotografías de grupo con mi cámara y la del fotógrafo oficial.
Durante la comida, en los Salones del Castillo
En resumidas cuentas, un día redondo y mágico, actividad distinta a la habitual, hecha en grata y multitudinaria compañía, para no olvidar. Hasta he quedado arregostado.
Ofrenda floral a la santísima Cruz de Caravaca.
¡HASTA LA PRÓXIMA!