30 septiembre 2018

EL CALAR DE JUANA III (desde el Picón del Molinillo)

Al poco, acertamos a ver apostado en este paso, al cabrón del tío del mazo. No está del todo materializado, pero perfila su siniestro contorno por momentos. A cada cual se le manifiesta de una determinada manera. En mi caso, no avisa. Cuando me atiza detrás de las corvas o en el lomo, ya es demasiado tarde. Si me da tiempo a verlo como es el caso, es buena señal. Es momento de echarse un buen trago de agua, comer algo de fruta, pero nunca detenerse del todo y sentarse, mucho menos tumbarse, pues si lo haces, le estás concediendo opciones para que te sacuda el sartenazo definitivo desde el que ya no te reanima ni Rita la cantaora.
En caminatas de más de cinco horas de duración, el tío del mazo me suele visitar y acompañar al paso, blandiendo la maza, durante más o menos diez minutos, transcurridos los cuales, mis constantes vitales se recuperan y me suele dejar en paz.
Ya lo vemos aquí, como superada la crisis, se difumina entre los pinos bandera, hasta volatilizarse y desaparecer por completo. ¡Jódete mamarracho perrofláuta, que por esta vez te quedas con un palmo de narices...!
Después de esta pequeña digresión, continuamos la marcha.
Para eludir Peña Juana, nosotros nos desviamos por donde indicaba el track, esto es, por la izquierda de esta.
Una vez superada, buscamos la dirección de Puerto Pinillo
Mirando hacia el Puntal del Buitre y Pico del Águila
Al fondo, despuntando la cima del Cabañas
La Cuerda de los Agrios
Nos tropezamos con singular risco en forma de monolito
Antes de llegar a Puerto Pinillo, hemos de enfilar a mano izquierda hacia la Nava de la Peguera que vemos por debajo de nosotros y nos servirá de referencia. Descendemos aprovechando el cáuce seco de un regato. Una vez en Las Navillas, tomaremos un bonito sendero que nos sale a nuestra izquierda. Este tramo es para disfrutarlo porque se nota que antaño fue una senda muy frecuentada y por ello cuidada, con muros de mampostería y arces a cada lado de la vereda, que dentro de unas semanas, alcanzarán el bello colorido del otoño.
Llegamos a un ramal bien visible en la zona de la Hoya del Bailaor, donde marca el gepese desviarse. Hay que estar atentos porque la senda es tan agradable de seguir que podemos incurrir en el despiste de continuarla bastantes metros antes de advertir el descuido. A posteriori he visto en el mapa que nos llevaría a los collados de la Cruz y de las Huesas. Nosotros tomamos el sendero de la izquierda, que continua hacia el Sur, descendiendo en busca del barranco de Arroyo Frío. Al llegar al cauce del mismo, a nuestra derecha, unos metros aguas arriba existe una bonita cerrada con pequeñas cascadas donde en su vertiente izquierda se encuentra un monumental tejo que hay que estar ciego para no verlo. Aunque solo sea por admirar a este verdadero Matusalén de la sierra del Pozo, ya damos por buena la excursión. Sonará a tópico, pero el lugar resulta mágico, fascinante, pues tener a este carcamal milenario, observando tus movimientos, intimida, sobrecoge un poco. A saber las variopintas gentes que ha debido ver pasar por aquí, a lo largo de los siglos. Si uno piensa, que ya estaría ahí plantado, en la edad media, durante la reconquista, antes del descubrimiento de América, de las dos guerras mundiales, de nuestra guerra civil, antes del golpe de estado de Puigdemont...la de parejas que en este rincón se "tirarían los tejos" (jejeje), que se declararían, que harían el amor. Gentes que escogieron este lugar, después de una larga caminata para descansar y pasar la noche. Seres vivos que todavía sacian su sed en las pozas, que se refrescan bajo su sombra. Maquis que durante la guerra civil, lo tendrían como lugar de encuentro con camaradas y familiares. En fin, si uno piensa lo que este extraordinario ejemplar ha debido ser capaz de presenciar, ver pasar bajo sus longevas ramas a lo largo de los siglos, la verdad es que impresiona y te pone a cavilar.
A finales de septiembre, el caudal de agua que discurre por este barranco y que las vierte en Arroyo Frío, es ínfimo. Pero suficiente para beber e incluso refrescarse en algunas de sus pozas donde se remansa. 
Aquí tenemos al tejo de hoja perenne siempre verde
Y esta la modesta cerrada que le sirve de abrigo
Y bien podemos decir, que acaban de encontrarse dos coetáneos
Serán de un tiempo, pues Yoda creo recordar que en alguno de los episodios de Star Wars, falleció por causas naturales, osea de viejo,  a la edad de 900 años, que vienen a ser los que deben contemplar al tejo. Nosotros lo resucitamos para nuestra causa lo que no debe interpretarse como una utilización ilegítima de los derechos de autor. Espero que dado el inocuo cometido de acompañamiento senderista que ahora tiene encomendado, por demás, en situación de reserva y cesado de empleo y sueldo, no me vaya ahora el señor George Lucas a interponer una demanda criminal por vulnerar vaya usted a saber qué Copyright.
-¡Señor Yoda, le veo ya un poco cansado, y eso que viaja usted a todo confort en la mochila...!
-¡Ni tanto flipeo ni  tanto meneo, ni tanto vaivén, a mí sentarme bien! ¡Aligerar el culo y levantarlo debes que hasta el nabo quedo de tanto postureo...! 
-Bueno, no se ponga usted así, y no sea mal hablado señor Yoda que no le pega; le echo la última afoto y con esta y un bizcocho, le prometo que terminamos antes de las ocho...
-¡Hasta los calzoncillos me tiene el terrestre este de tanto pedestre ripio!
-Cómo dice usted?
-Con lo que yo he sido y pa lo que quedao...!
-¿Qué masculla usted?
-¡Que la fuerza me acompañe!
Después de este leve desencuentro con el maestro Jedi en la cerrada del Tejo, se hace el silencio, solo quebrado por el constante borboteo del agua fluyendo sobre la cerrada. Aprovecho para beber y comerme el bocata, absorto en la contemplación del árbol milenario. Agarro por las orejas a Yoda, lo guardo en la mochila. Me reacomodo los aperos y continuamos la marcha.
Observar el tejo una última vez, me evoca aquella frase de Arturo Graf que decía "¡Las grandes elevaciones del alma no son posibles sino en la soledad y en el silencio...!". Extraordinario y adecuado lugar este para la meditación. Me pregunto ¿cuantos años será todavía capaz de sobrevivirme...?
En la última parte del recorrido, hay que ir muy atentos al gps por los constantes cruces en los que hemos de desviarnos. La punta de los senderos que se enlazan, a veces no se manifiestan a simple vista y corres el riesgo, seguramente provocado por la fatiga, de sobrepasarlos, si no vas pendiente del aparato.
Pero todo llega, y al cabo de un tiempo, de más o menos lidiar con la fatiga, nos tropezamos de nuevo con el embalse de La Bolera.

Mirando hacia el valle del Guadalentín y la Lancha del Almicerán
Por fin, cerramos el círculo y le echamos una foto al Garmin donde quedan registrados entre otros valores los kilómetros realizados. Una vez llegas al coche, las puntuales penurias pasadas durante la ruta, se olvidan pronto y solo queda la satisfacción de los buenos momentos gozados. Ese remanente junto con el reportaje fotográfico, servirá para elaborar mi particular versión de la jornada senderista vivida. He aquí una forma de disfrutar la caminata por partida doble. No sabría decir cual de las dos me gusta más y si ya sería capaz de gozar de la una sin la otra. Cada loco con su tema, que dice Serrat en una de sus más bonitas canciones.
De un tiempo a esta parte, y de momento, que no se cuanto me durará, viene siendo habitual en Mi Viky y Yo, que tenga reservado un apartado musical, por aquello de matar varios pájaros de un tiro, en referencia a los diferentes pasatiempos que intento compaginar y "llevar palante".
En esta ocasión, y dados los muchos kilómetros a realizar, en vez de ir cargado con peso extra durante todo el camino, decidí dejar la música en el coche, pues al final de la ruta, tenía previsto el sitio donde fotografiar los discos. Bien es cierto, que la intención era llegar hasta el mismo cáuce del Guazalamanco, pero no vi sencillo podez alcanzarlo, así que, fotografiamos el bonito rincón desde arriba.
Los hermanos Tavares, son un popular grupo de música americana disco, R&B Y soul, compuesta por cinco hermanos de New Bedford, Massachusetts, de origen caboverdiano. El grupo tuvo gran éxito en los años 70, en especial en el movimiento musical disco; participaron en la banda sonora de Fiebre del sábado noche, (Saturday night fever) con la canción compuesta por los Bee Gees More Than a Woman. Igualmente intervinieron en la banda sonora de Los Ángeles de Charlie con la canción Heaven must be missing an angel. (wikipedia)
Música irrepetible, que marcó una época inigualable y que los que pasamos de los cincuenta tuvimos la inmensa fortuna de disfrutarla y vivirla. De la misma estética y puesta en escena de los Tavares, hubieron muchos otros grupos de negros, por aquellos entonces, con su pelo a lo afro, vestuario psicodélico a lo The Jackson Five y en fin, incomparable e inconfundible forma de moverse en el escenario. Aquí enlazo uno de sus temas bailongos más conocidos.

Esta es la selección musical, cogida a boleo, que para la ruta del Calar de Juana, me eché en el morral.
A estas alturas del campeonato no vamos a descubrir que me considero un romántico empedernido, un cursi sentimental al que pirran las baladas y canciones sensibleras. Tengo muchos discos en mi colección del estilo, pero ahora le toca a este, que sin duda, nadie mejor que la bellísima Jeane Manson, para interpretarlo. Típico tema de lentas indeleble que me recuerda a la discoteca QUIJOTE de Caravaca, AMITY de Bullas y TOKY EDEN de Cehegín. En cuanto a música se refiere, cualquier tiempo pasado fue mejor al que actualmente vivimos.

Y ya con este, se me abren directamente las carnes. Es tanta la nostalgia que me invade que hasta se me envidria la vista. Gigi el Amoroso...jajaja, el napolitano pensaba hacer fortuna en Hollywood y al cabo de un tiempo, regresó a su pueblo, compuesto y sin la novia americana. Típico de muchos gigolós aún en nuestros días. Aquí dejo este temazo, todo un clásico para remembranza de una época inolvidable.
De la casset de Nubes Grises, grupo de los años 70, extraemos dos de sus temas más conocidos. Háblame me gusta especialmente, y hubiese sido perfecto para representarnos en eurovisión. Se quedó a las puertas.


La preciosa e incluso lacrimosa canción de El último baile, de Christian Anders, osea el disco, me costó en su día, gran dificultad el conseguirlo. Por entonces, se hallaba muy solicitado en la comunidad friky coleccionista. Hemos de situarnos con anterioridad a la era internet, en que todo resultaba mucho más complicado de encontrar y fusilar. Curiosamente, el tema del single que llegó a tener mayor éxito fue el de la cara B. Cuando lo ponían en la discoteca en el tiempo de lentas, y sacabas a bailar a alguna chica, tú capacidad de seducción contaba con mayores posibilidades de éxito, por más adefesio, espantajo que fueras...vamos, ya tenías que ser un completo mamarracho grotesco, exhalando permanente hedor a sobacos para, bailando agarrao esta canción, no conquistar a alguna zagala. Claro, que eran otros tiempos. Ahora te pones sensiblero con una tía, y te manda a tomar por culo más pronto que un mixto, que dirían en mi pueblo. Vamos a escucharlo porque la letra de la canción no puede ser más melodramática...desde luego, que el chico debía ser el típico cenizo que no tenía suerte pa ná. Para una vez que conoce a la mujer de su vida, bailando lentas en un bar, aprovechando que suena un bonito tema romántico en el Jukebox; se quedan solos, hasta el dueño del local les tiene que decir que ya está bien por hoy, que se vayan a comer churros, que sigan su flechazo en otro lugar, que él tiene que cerrar y dormir y entonces salen juntos cogidos de la mano y ¡vaya!, al cruzar la calle, entonces sucedió, oh nooooo...un coche se cruzó con tan mala suerte que la atropella. Vamos, un caso de gafe del copón bendito de libro. ¡Que por nadie pase...!¡Pa haberse matao! Y nunca mejor dicho.

Y bueno, qué vamos a decir del brasileño Roberto Carlos...todo un clásico de la música romántica, por tanto, uno de mis preferidos. De su disco "Sonríe", vamos a enlazar dos bonitos, yo diría que preciosos temas...hay que fijarse en la letra, cuando esta describía estados del alma y del corazón romántico, casi siempre no correspondido. En el segundo tema, podemos disfrutar de un solo de guitarra a cargo de Ramon Stagnaro, absolutamente sublime. ¡Qué canciones más bonitas!
    

 Y ya para desengrasar un poco el ambiente, para que entre el aire de tanta tonada almibarada, cargada de empalagosa melaza que puede provocar que nos suba el colesterol emocional, enlazo dos temazos de la música funky que a mi me gustaba bailar en las discotecas. Ya en los años 80, era complicado encontrar lugares donde pincharan buena música funky de negros que en aquellos tiempos llamaban de importación. En el año 83, haciendo la mili en Murcia, descubrí una discoteca en Alicante que llamaban Pirámide. El pincha discos era el típico negraco cachas, made in América que ponía una música a cual más bailonga y discotequera, que todavía no había llegado a España y como es el caso, nunca llegó a cruzar el charco. Este tema es coetáneo del legendario Triller de Michael Jackson. Uno y otro, y muchos otros más, como el que pincho de Delegation, sonaban en la discoteca alicantina para disfrute y acercamiento al cielo danzarín de los apasionados de esta genuina música disco. Cual no sería mi sorpresa cuando hace unos años, encontré el video del tema de O'Bryan en Youtube. En nuestros días, sería imposible, dada la actual dictadura LGTB y feminazi, el producir un video tan inocente y machista como este, y no descarto que tarde o temprano lo eliminen.


Después de esta sesión musical, y para recuperarme del palizón senderista que me aticé entre pecho y espalda, guardaba un as en la manga. Quizás no exista el paraíso, y si existe solo al alcance de los ricos, pero después de casi 27 kilómetros pateados, no puede existir mayor placer en el mundo, que pimplarse una Estrella de Espinardo, bien fría, acompañada de cascaruja, en lo alto del puente sobre el arroyo de Guazalamanco...
Pues yo creo que ya se le puede poner el finiquito a esta entrada del Calar de Juana. Más o menos han quedado detallados los lugares por los que discurre esta ruta senderista que estimo muy recomendable. La única complejidad radica en la distancia que se puede indigestar, pero por demás, resulta perfectamente asequible a cualquiera que sea capaz de sacarle a sus piernas 25 kilómetros.
A título complementario, añado un video de diez minutos, en el que alterno cortes de la primera incursión y la segunda al Calar, donde podremos ver a la Viky, ya algo renqueante, la panorámica desde el vértice geodésico, por supuesto el tejo, así como algún que otro tramo del recorrido. Me despido hasta más ver.
   
 ¡HASTA LA PRÓXIMA AMIG@S!

29 septiembre 2018

EL CALAR DE JUANA II (desde el Picón del Molinillo)

Recordemos en mi primera visita a estos parajes, que Viky me acompañaba. En aquella ocasión, atacamos la subida final al tubo por su flanco derecho.
En la segunda, lo rebasé por la izquierda y antes de treparlo eché unas fotos al panorama que desde allí se divisaba.
En las siguientes imágenes, destacándose en lontananza la cumbre del pico Cabañas y a la derecha de este, El Aguilón del Loco, Picón del Guante, la Cuerda de los Agrios, la Cuerda del Gilillo, la Sierra de Baza, Sierra Nevada, Puntal del Buitre etc.
Atacaremos el peñasco donde se halla plantado el vértice trepando por esa hendidura que se observa a la derecha de la imágen.
Cuando se acuda en grupo, habrá que extremar las precauciones pues la localización del vértice dispone de espacio reducido.
La llegada al vértice geodésico de cualquier montaña suele ser el momento cumbre. Por ello libramos de su coyuntural encierro, que lo está deseando, al maestro de maestros Jedi. Helo aquí, Yoda el pesadumbres, el patriota de las cumbres, posando así de chulo y sin complejos con la bandera insignia de uno de los países más bonitos del universo conocido. ¡Dicho por él, eh?, que si lo dice por algo será...!
Bien a la vista queda que nuestro galáctico talismán ofrece muchas más posibilidades de interacción y juego que el ya olvidado Agapito Malasaña. Por no hablar de su mayor estabilidad ergo garantías de soportar el recio viento que acostumbra soplar en toda eminente cumbre que se precie de serlo.
No le preguntaremos en esta ocasión por lo que parece un inopinado y acaso insólito a la par que inaudito sentimiento y ardor español por no ponerlo en compromiso. Dejaremos que tanto la bandera que enarbola como el espíritu hispánico de que hace gala, ondeen al viento del Calar de Juana.
El escudo de la bandera de España, recortándose sobre el fondo desenfocado de las Banderillas...
La castrense apostura para el postureo así como el semblante pétreo, adusto, impasible, decidido que emana de su rostro, nos emociona. Sin duda nos proporcionará en las cimas que nos aguardan por conquistar, exultantes momentos de gloria.
Pese a su mayor base de apoyo respecto de aquel que otrora fuera nuestra inestable mascota fetiche, hemos de ponerlo al amparo de la fuerte corriente que de pronto sopla.
Concedemos también al cronista, su pequeña cuota de pixeles para que no pueda aducir que nos olvidamos de él...
Siempre que alcanzamos la cima de una montaña, si el viento no lo impide, nos gusta recrearnos en el relieve que nos circunda, confrontando la visual con los trazos orográficos que muestra el mapa. Solo así cabe la posibilidad de ilustrarse con parte de los topónimos que se visitan o se nos ponen al alcance de la vista.
Yoda lo tiene más fácil, pues dada su secular inteligencia, de un solo vistazo, se queda con todo el mapa. A saber la de galaxias que habrá recorrido, como para ahora atrancarse por una simple chincheta de la región de un país, de un planeta perdido en el último rincón del cosmos.
No debemos demorarnos más en el vértice geodésico, que aún nos queda mucho camino por recorrer. Hace calor, y el tramo que ahora hemos de afrontar, toboganes sin cesar, es el más hostil, el más ingrato, el más penoso, el más expuesto a las inclemencias solares.
Pero antes de marcharnos, recordemos algunas fotos que se salvaron de la incursión anterior en el vértice, en homenaje a Viky, antes de que le sobreviniera el problema que ahora la mantiene en el dique seco.
Con paso cansino pero decidido, comenzamos a dejar El Calar de Juana atrás.
Mientras, el azul del cielo comienza a poblarse de graciosas y algodonosas nubes que lo ensalzan.
Aspecto del relieve incómodo, accidentado, que aún tenemos por delante.
Con esta última captura del vértice geodésico del Calar de Juana, finalizamos esta segunda parte, mientras la sombra del tío del mazo, comienza a perfilarse sobre el horizonte...
FINAL SEGUNDA PARTE