Las vistas hacia la montaña nevada y Jérez del Marquesado, resultan soberbias. Por fin, en un último esfuerzo, eludiendo por las zonas rocosas, las concentraciones de nieve de traicionera altura e incierto terreno donde se asienta, llegamos a las Paratas de Chorreras Negras, lugar exacto donde se detuvo el avión militar, después de tomar tierra, a primeras horas de la tarde del 8 de marzo de 1960. Nos situamos a 2408 metros de altura, por lo que, los casi tres metros de nieve que se estima, se habían ido acumulando en los días previos al del accidente aéreo, amén de otros factores como la pericia del piloto y la suerte, fueron las circunstancias que coadyuvaron a que el fatal suceso no acabara en tragedia. En este lugar, se halla un panel informativo, ya muy deteriorado, con la explicación del aciago, aunque después, dichoso episodio.
En este tramo, nos ha resultado bastante penoso el avance, incluso nos hemos planteado abortar la misión y darnos la vuelta, pero finalmente, sorteamos los pasos críticos. Tras imaginar las escenas espeluznantes que se tuvieron que vivir a bordo del avión, sobre todo en los instantes previos al aterrizaje, trocándose al poco de quedar detenido el aparato, en indescriptible sensación de alivio y felicidad, al comprobarse que de momento, se había logrado conservar la vida, (¡que por nadie pase!), continuamos nuestro precario avanzar, abandonando prestos este enclave, porque aún no sabemos de las dificultades con que nos vamos a tropezar por delante. El tiempo apremia. Nos queda más de la mitad de ruta y ya son casi las dos de la tarde.
Algunos moradores de estos parajes se muestran curiosos en nuestra presencia.
Como siguiendo el track, hemos de atravesar varios ventisqueros por la umbría y nos fiamos poco de su acaso traicionera profundidad o conversión en hielo deslizante, nos escoramos a nuestra izquerda por la ladera, buscando los pasos más rocosos y con menos nieve que pueda estar congelada.
De vez en cuando volvemos la vista atrás para contemplar lo que dejamos a nuestra espalda.
Pronto damos vista a la vertiente del barranco del Alhorí iniciando un pronunciado descenso, pasando bajo el imponente Tajo de la Cebolla, siguiendo a cierta distancia el track, (por las razones aludidas antes) que nos va acercando progresivamente a la bonita estampa de la sucesión de cascadas que he visto en fotografías de Wikiloc, con las que el río Alhorí se precipita en su vertiginoso descenso desde su nacimiento en el circo glaciar, ubicado unos metros más arriba. A nosotros empero, esta característica fotografía del parque, hoy se nos veta, habida cuenta, la intensa nevada que solapa su encuadre. Nos planteamos ascender unos metros por el curso de agua, pero vemos que la sombra se cierne sobre su lecho, y decidimos dejarlo para mejor ocasión y oportunidad. A otra vez será.
Pero no obstante, el río Ahorí nos sigue regalando su impronta, aunque con otro estilo de decorado, igualmente bello y seductor.
Retomamos la senda, pasando por la desembocadura del barranco de la Cesta en el río Alhorí, adentrándose ahora el sendero por un espeso piornal, a intervalos, jalonado de manchas de nieve helada, que resisten en las zonas de perpetua sombra. Al poco alcanzamos las Hazas de los Asensios, amplia y despejada explanada donde tomamos un camino forestal que nos lleva a la Loma de Enmedio pasando por la orilla del bosque de pinos que queda a nuestra izquierda. Esta loma representaba el ancestral camino tradicional por el que se comunicaban las comarcas de Las Alpujarras con la del Marquesado, a través del Puerto de Trevélez, por la que ya se puede uno imaginar, la egregia encrucijada, el trasiego de gentes que de un lado hacia el otro de la sierra, habría de pulular por aquí.
Una vez en la loma ya tenemos a la vista el Refugio de Postero Alto al que llegamos en línea recta siguiendo el cortafuegos que nos conduce a él. Este bonito y pintoresco alojamiento, inicialmente conocido como refugio Ballesteros, está situado en la cota 1900 y fue inaugurado en 1996, siendo un refugio guardado, perteneciente a la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía.
Pedro, interesándose por estos micólogos, recolectores de setas, muy frecuentes, habituales en esta comarca.
Postero Alto
Ahora, toca pegarse un alpargatazo de más de siete kilómetros. Pero después de lo accidentado del terreno, hasta rebasar las Chorreras Negras, y dado lo rendidos que a estas alturas de partido, ya nos vamos encontrando, casi se agradece que el camino que nos resta hasta llegar a meta, consista sin más complicaciones que en dejarse llevar.
Hemos de confesar que llevábamos en el garmin, dos recorridos, uno, kilómetro y medio más largo que el otro. En esta ocasión, optamos por el oficial de la ruta El avión, que como ya se dijo, consta de 25 kms, aunque contemplábamos la idea, si el margen de horas de luz lo permitía, de desviarnos hacia el área recreativa de la Tizná. Esta zona, he descubierto a posteriori, que merece una excursión aparte por sí misma, de modo que, en el futuro, a ser posible en otoño, habrá que tenerlo en cuenta. Tiene el atractivo aliciente de recorrer el barranco de Alcázar, del que nosotros, en esta primera ocasión, solo vamos a degustar una pequeña parte desde cierta distancia, llegando al pueblo y ya casi en sombra, dada la hora de la tarde que se nos hizo a su paso.
Jérez del Marquesado, precedido por el bello colorido del barranco de Alcázar.
Aquí vemos a Pedro, posando con la montaña nevada al fondo, en las inmediaciones de la Casilla de Morales
Ruinas de la antigua central hidroeléctrica Casilla de Morales, ubicada en el lecho del barranco de Alcázar.
He aquí un panel explicativo de su historia
Proseguimos nuestro caminar hacia el pueblo
Pedro posando bajo un centenario nogal en la Junta de los Ríos
Atardeciendo, sobre el barranco de Alcázar
Siempre nos gusta poner unos minutos de video, a modo de complemento, de algunos de los tramos por donde anduvimos, amenizados, eso siempre, con buena música que solo vas tener la posibilidad de paladear aquí.
EPÍLOGO
La historia del avión americano me ha entusiasmado. No la conocía y por parecerme tan extraordinaria, me resulta increíble que no se haya trasladado todavía a la gran pantalla. Desde luego, el suceso contenía todo los mimbres, para que se hubiera hecho algo emotivo de aquella asombrosa gesta, tan cinematográfica y con el aliciente del final feliz. En fin, no descarto formar parte de la próxima edición de la Ruta Solidaria el Avión. Este recorrido se nos hizo a Pedro y a mí, mucho más duro que aquel de la Vereda de la Estrella, porque aparte del problema de la nieve que nos encontramos en las Chorreras Negras, se supera un desnivel positivo de 1200 metros que no está nada mal. Aunque apenas permanecimos unos minutos en la zona cero, sí tuve tiempo de comprobar in situ, cuan hábil y afortunado estuvo el piloto del aquel Douglas DC-4. No te explicas como demonios, el valiente comandante pudo encontrar la forma de eludir a la primera, las montañas que circundaban y acorralaban al avión. Yo creo que el desesperado aterrizaje, tuvo que efectuarse de este modo, porque otra no cabe...me he entrenido en Google Hearth, recreando sobre el relieve, la única posibilidad que encontró el piloto de amerizar sin matarse. ¡A este habría que haberle erigido en el lugar, un obelisco, en recuerdo de su inconmensurable habilidad y serenidad, ante una situación tan extrema!
Se trata de un hito único en la historia de la aviación
militar y civil, ya que el avión cayó a una cota de 2.500 m de altitud, con las
dificultades de acceso que eso supuso.
El 15 de junio de 1960, 3 meses después del accidente, Mr.
John Davis Lodge, embajador de EEUU visitó el pueblo de Jérez para agradecer la
generosidad y humanidad de quienes arriesgaron sus vidas en el rescate. Este
agradecimiento se materializó en la donación de los restos del avión a las
gentes del pueblo y en el envío de comida y ropa a los jerezanos durante los
años posteriores.
Cincuenta años después, los hijos de Jérez del Marquesado celebraron el aniversario para recordar a aquellas personas que desinteresadamente y sin conocer a los accidentados arriesgaron sus vidas para salvarles. Se vivieron una serie de actos, desde el día 1 al 6 de septiembre de 2010 en los que participaron diversas autoridades tanto americanas como españolas, entre ellas el Sr. Embajador de EEUU Alan D. Solomont, el Alcalde de Jérez, equipos del Sereim de la Guardia Civil de Rescate de Montaña. Entre las actividades pudieron verse exposiciones varias y conferencias con participantes (entre ellos, dos de los tres supervivientes de aquel accidente y que al día de hoy aún viven, James Frank Zaio y Francis John Rup).
Cincuenta años después, los hijos de Jérez del Marquesado celebraron el aniversario para recordar a aquellas personas que desinteresadamente y sin conocer a los accidentados arriesgaron sus vidas para salvarles. Se vivieron una serie de actos, desde el día 1 al 6 de septiembre de 2010 en los que participaron diversas autoridades tanto americanas como españolas, entre ellas el Sr. Embajador de EEUU Alan D. Solomont, el Alcalde de Jérez, equipos del Sereim de la Guardia Civil de Rescate de Montaña. Entre las actividades pudieron verse exposiciones varias y conferencias con participantes (entre ellos, dos de los tres supervivientes de aquel accidente y que al día de hoy aún viven, James Frank Zaio y Francis John Rup).
Aquí podemos ver a uno de los jerezanos que intervinieron en las labores de rescate, de hace casi 60 años, fotografiándose con alguien que también encuentra interesante esta extraordinaria, sorprendente epopeya del avión americano, en tierras de Jérez del Marquesado. ¡Impresionante!
¡HASTA LA PRÓXIMA AMIG@S!
