12 abril 2025

POR EL ARROYO DE HONDARES CON LOS AMIGOS SENDERISTAS IV

Lo que creo que ha debido pasar es que, con la gota fría y fuerte crecida del arroyo, se ha labrado un surco, y el cauce a esta altura se ha debido estrechar. En fin, sigue siendo un enclave mágico, con duende, que merece la pena visitar, pero la cascada ya no luce igual de colorista que antaño.
De la charca de las Tortugas, subimos un fuerte repecho y nos trasladamos a la famosa fisura de Hondares, de la que en noviembre, cuando pasé por aquí, sin introducirme en la hendidura, decía en aquella entrada que: nos enfrentamos a la popular grieta de unos veinte o treinta metros de longitud, donde muchos senderistas que recorren estos parajes, gustan de hacerse una foto y recorrerla, mientras la estrechez de sus paredes en relación al volumen de su chasis se lo permite. Según los geólogos, nos hallamos ante una falla en desplazamiento de rumbo o desgarre.
Salimos de nuevo a la luz. Me hubiera gustado llegar al menos hasta el cortijo de Hondares de Abajo, pero cuando uno va en grupo, tiene que amoldarse a los designios de la mayoría o del que vaya haciendo de piloto, sobre todo, teniendo en cuenta, que los cinco teníamos interés en llegar a una hora prudencial a casa para la comida familiar del domingo. 
Postreras fotos a este bonito cuadro de los característicos elementos que conforman el Barranco de Hondares, incluidos sus olmos y los cortados del Calar de Sevilla, donde más o menos tiene su nacimiento el arroyo de Hondares. Así pues, a paso ligero, con buen criterio, decidido por el guía, salimos pitando por el mismo itinerario del seguido a la ida. La bajada siempre es más llevadera aunque hemos se seguir concentrados en cada vadeo del riachuelo, no sea que acabemos con nuestros güesos y todos los pertrechos en el susodicho.  
A velocidad casi de trote cochinero, estamos de vuelta en el Puntal del Fraile. Nos hemos cruzado con varios grupos de senderistas que resulta probable que lleven el mismo destino del que nosotros venimos. El calor del bien pasado mediodía, ya se deja sentir, y por esos repechos convertidos en un canchal, que ahora nosotros bajamos, nos produce cierto alivio el no estar en la piel y piernas de quienes los suben, que parecen sudar la gota gorda, a juzgar por sus gestos crispados de esfuerzo, con el lorenzo atizándoles las costillas; que ya lo dice el refrán, a quien madruga, la cuesta siempre con la fresca...😅
Hemos llegado a los coches, sin novedad, y por ese camino de cabras lleno de hoyos en que se ha convertido la pista hasta el camping, ponemos proa hacia Cehegín, con los depósitos de la serotonina a tope, habiendo disfrutado a norre, de la caminata, de la Pachamama, y por ende de la fotografía. No se me ocurre mejor plan que este para pasar una mañana de domingo.
Unos días antes, me había dado un garbeo por el camping de La Puerta de Moratalla, que me habían dicho que también se habían producido daños por causa de la reciente gota fría que hemos padecido por el noroeste murciano, y que el sendero que discurre a la vera del río, una vez llegado al final del camping, se hallaba impracticable. De hecho, había quedado cortado a la altura del azud. Y del ratillo que estuve deambulando por tan coqueto espacio natural, lo que sigue es lo que pude cosechar.
La crecida tuvo que ser fortísima porque hasta se llevó parte de la barandilla del puente. Por aquí, allá y acullá, sobre todo por los senderos contiguos al río Alhárabe, existen cintas restringiendo el paso por socavones y riesgo al corrimiento de tierra. 
Para hacernos una idea, alguien graba un vídeo con el tlf, de las aguas torrenciales que en ese momento estaba recogiendo el río Alhárabe, a su paso por el camping. Creo que se trata de una avenida posterior a la fuerte de, creo entender que dice de octubre, que entre otros desperfectos, se había llevado parte de la pasarela del puente. La reportera decía que afortunadamente, las parcelas del camping permanecían intactas.
FINAL DE LA CUARTA PARTE


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