Me temo que por aquí me despisté un poquillo y no seguí al dedillo el
recorrido por donde me marcaba el track. Debí dejarme por arriba sin patear,
alguno de los picachos de las Dolomitas, porque por este nombre también se
conoce al Cabezo de la Estrella, y de ahí que obviara la emblemática Cruz de los
Militares. El atractivo de este tramo radica en ir evolucionando por la
cresta, salvando la sucesión de picos existentes mediante más o menos,
sencillas trepadas y destrepadas. Algunos pasos se presentan algo expuestos
y aéreos por lo que se ha de llevar cuidado al progresar por aquí, sobre
todo por el lado que da al mar. Determinados vértices han sido provistos de
cadenas y anclajes para facilitar las maniobras de escalada, por lo que,
para los más atrevidos, y aficionados principiantes de esta disciplina,
seguro que es adecuado y óptimo espacio de práctica y entretenimiento.
Por lo que parece, aquí existe una artística cruz tallada en la roca, que
ha sufrido el saboteo de alguien. Al otro lado existe una cadena
para facilitar el descenso y ataque al siguiente picacho, solo accesible a
los muy aventureros, ya que es el más expuesto de todos.
Este es uno de los pasos que hemos de sortear, en mi caso, en bajada,
aunque como llevaba la cámara colgando del cuello, preferí hacerlo al modo
arrastraculo. No me parece que sea de utilización imprescindible, ni en
subida ni bajada.
En el lado de la cadena que da al mar, el precipicio existente puede
producir algo de vértigo.
Aunque el track indicaba el avance por un sendero existente en el lado
izquierdo de la cresta, decidí adentrarme por el lado derecho, por la
solana, pues también parecía haber senda, con unas vistas inmejorables
hacia el Roldán. El paso por aquí se me hizo muy penoso por la cerrada
vegetación y el calor reinante, amén de que no corría un pelo de aire,
pero pude cosechar las capturas siguientes, que de otro modo hubieran
quedado en el limbo. Más tarde, me vi obligado a retroceder porque no veía
claro el descenso y posterior conexión con la senda de las Escarihuelas,
dado lo abrupto e intrincado del terreno.
La estampa del Roldán se ofrecía en todo momento, majestuosa.
Aquel es el sendero por el que más tarde emprenderemos la vuelta.
Insisto, estas fotografías, no estaban a priori, contempladas dentro del
recorrido, siendo improvisadas in extremis.
Al retroceder se me ocurrió acercarme a esta gruta por si encontraba en
ella algo de interesante, ya que desde abajo, no se apreciaba la verdadera
profundidad o dimensiones de la misma. Resultó ser una oquedad y poco
más,
Una vez recuperado el sendero correcto.
El lomo del dinosaurio que vamos dejando atrás.
Las Dolomitas cartageneras, tomadas desde el collado o mirador de
Roldán.
Me quedo con las ganas de subir por la senda que afronté en
cuatro ocasiones durante las primeras ediciones de la Ruta de las
Fortalezas. Creo que a partir de 2016, se suprimió esta emblemática subida a la Batería de Roldán, por motivos medioambientales. En las primeras carreras, era la última gran ascensión (y bajada por el otro lado) de entre los aproximadamente cincuenta y algún kilómetros de que constaba el recorrido, y aunque se llegaba exhausto al pie de este sendero,
te animaba sobremanera el hecho de saber que, una vez alcanzaras la cima, ya tenías casi metida en el bolsillo LA RUTA DE LAS FORTALEZAS. En la actualidad se ha modificado el trazado, de manera que ignoro si se experimentarán las mismas sensaciones de entonces.
Un ventanuco pétreo que existe en uno de los recodos del sendero de las
Escarihuelas (GR-92).
El Roldán aún nos va brindando bonitas tomas a nuestra espalda.
Sendero de las Escarihuelas, que tenemos por delante, y por encima de él,
Las Dolomitas o Cabezo de la Estrella, tomado por su lado más meridional.
Bonitas instantáneas que todavía nos ofrece nuestro recorrido de
hoy.
Asomando el sendero hacia Fatares y La Torrosa
Una vez más, la inconfundible silueta longitudinal de Cabo Tiñoso.
La senda de las Escarihuelas resulta ideal para entrenamientos de trail,
sobre todo si se empalma con el Roldán. Ya por la tarde, me crucé con unos
cuantos traileros que subían o bajaban que se las pelaban. Aunque me pilla
un poquito lejos, lo tendré en cuenta para citas venideras (FALCO) en que
participe.
Ya solo queda seguir el bonito sendero en descenso hasta desembocar en la
Rambla del Portús y tras recorrer un buen trecho a través de ella, salir a
la carretera en dirección al pueblo, donde habíamos dejado estacionado
nuestro vehículo por la mañana. En definitiva, un interesante y bonito
recorrido, como se ha podido comprobar, muy fotogénico, que nos ha servido
para conocer, otro espléndido rincón de nuestra región.
Y para hacerse una idea más real de parte de la orografía del recorrido, he aquí vídeo, amenizado con excelente música, editado en panorámica resolución.
¡HASTA LA PRÓXIMA!
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