03 junio 2019

SIERRA DEL FRONTÓN III

En todas nuestras anteriores excursiones a la sierra del Frontón, habíamos estado divisando una de sus esquinas, la prominencia que descollaba hacia levante. Sabíamos que se trataba de su arista oeste, y aunque en ella no se hallaba el punto más elevado, ese que ya hemos visitado, sospechábamos que nos ofrecería las mejores vistas hacia Salchite y el valle del río Alhárabe, y por supuesto mirando hacia el sur, los ya gozados visualmente, campos de Béjar. Emprendimos esta nueva aventura senderista en un día de finales de mayo de intenso calor en que se asaban los pájaros. Si ya tenemos estas temperaturas cuando aún no ha comenzado ni junio, ¡menudo otro verano interminable y asfixiante nos espera...!
 Dejamos el coche a la sombra de un pino, a pocos metros de la pista que ya conocemos, que toma dirección Moratalla city, sin track y en modo previsiblemente saltalindes. En esta captura de Google Earth, se puede observar donde se halla ubicado su vértice geodésico respecto de la arista que afrontamos ahora. La cadena montañosa con que enlaza por detrás es la sierra de los Álamos con el pico Las Torcas (1487m) como punto más elevado.
Aprovechamos una pista de saca forestal, que adentrándose hacia el Frontón, al poco se interrumpe pero nos deja casi al pie de la arista. Solo tenemos que atravesar una pequeña rambla para comenzar la ascensión. Es posible que exista una senda bien definida de ataque al Frontón que solo conocen cazadores y algún que otro senderista busca caracoles serranos pero nosotros lo hicimos en el modo intuitivo de siempre...ir avanzando y progresando campo a través, esto es, a la buena ventura.
Lo que sí teníamos meridianamente claro es que las vistas que se nos ofrecieran hacia el valle del Alhárabe, Salchite y El Lanchar, no nos iban a decepcionar.
Majal de la Cruz y los cortijos de Fotuyas y Fotuyas de Enmedio, topónimos que hemos visitado a pie de campo. Apenas distinguible el cuatro latas del cortijo de la Fuentecica.
La arista del Frontón desde nuestra posición se nos ofrecía seductora, atractiva, invitadora, muy trepadora, esperaba que no necesariamente escaladora.
En la cima veíamos sobrevolar algunos ejemplares de buitre leonado...
...y algo difuso moviéndose, desplazándose lentamente entre las rocas.
Una observación más concienzuda, meticulosa al promontorio rocoso pronto nos revela una presencia insólita ...al poco se hacen visibles y presentes en sus descomunales dimensiones y atronadores rugidos unos dinosaurios con indistinguible marchamo de Burete. Ya hemos afirmado en otras ocasiones que el doctor Parreño ha exportado su aterradora creación, a todo el monte del noroeste murciano y limítrofes. Las consecuencias de semejante desatino no pueden ser nada halagüeñas pero mientras estos bichos sean veganos, consumidores de cerrajas y collejones, y se comporten de lo más amistosos con los humanos, no hay miedo, aunque su aspecto resulte sobrecogedor y ante su avistamiento, provoquen la descomposición intestinal del más pintao. Así pues, decido arriesgarme, porque en todo caso, llevo un as en la manga, esto es, en la mochila: unas obleas de alfajor y un buen puñado de cacahuetes rebozados en miel, una delicatessen que seguro entusiasma y les hace verme con buenos ojos, tal y como me sucediera con aquellos otros ejemplares con quienes me tropecé en los montes de Bullas.  
Sierra de las Lavaderas y el Puntal del Carreño (1594m)
A medida que vamos ascendiendo, sin excesiva exigencia ni contratiempos, nuestras pupilas van ganando panorámicas hacia todos los rutilantes alrededores
Hallándonos casi a la misma altura de las antenas del Lanchar
El vasto horizonte del valle del Alhárabe y el campo de San Juan se extiende y rinde a nuestros pies
Hacia el sur nos tropezamos con el primero de los tiranosaurio rex que retoza sobre una enorme plataforma rocosa, excepcional mirador, tribuna natural hacia los campos de Béjar. Solo nos ruge pero no nos muerde. Al poco se tiende y reanuda sus reparadores aunque estentóreos ronquidos jurásicos. 
Mientras tanto, las postales visuales se suceden
Hulk, invitado ocasional sin vela en este entierro, intentando infundirnos miedo sin conseguirlo. Detalle del escarpado tramo por el que seguimos evolucionando hacia la cima.
Algunos pináculos y rocas zoofórmicas nos salen al paso mientras seguimos progresando en pos de la cumbre...
Los Campos de Béjar se nos ofrecen radiantes en toda su exuberante y bucólica belleza
De vez en cuando nos sorprende algún que otro ejemplar de reptil mesozóico que invitamos a que muestre su aspecto más fiero para transmitirle garra a la foto. A falta de modelo humano con que ensalzar y embellecer el paisaje, tenemos que dar el pego utilizando estos afeites 
Pero la fuerza per se del policromado paisaje moratallero se muestra inasequible al presunto poderío eclipsante del lagarto bureteño.
Esta otra subespecie, resultado de la manipulación genética en laboratorio y posterior cruce a pelo de segunda generación entre ejemplares creados en las factorías de la Hoya Don Gil y república de China, se muestran más solícitos y proclives al postureo.
El senderista y diletante retratista maneja la cámara en el pueril intento de infundir vida y significado a la antediluviana composición fotográfica. Asimismo observe el avezado espectador el efectista desenfoque selectivo respecto del paisaje Alharábico de fondo.
Qué duda cabe que estas criaturas dominaron la tierra y estos parajes unos cuantos millones de años antes que aparecieran por estos andurriales los primeros homínidos que más tarde llenarían de grafitis los abrigos, guaridas y cuevas de la zona. No nos cuesta excesivo esfuerzo imaginar, durante un atardecer, a uno de esos primitivos líderes homosapiens, (que siempre los ha habido) sentado en el borde de una de estas plataformas rocosas, las piernas bamboleándose al vacío, oteando el vasto horizonte para hacerse una idea de las posibilidades en conjunto que le ofrecía el territorio que visualmente dominaba en derredor. Aquellos eran tiempos duros pero con menos estrés a los de ahora. Sin tener que trabajar, dedicándose a la caza, pesca, comer, fornicar y dormir. Para que luego digan que ahora se vive mejor. El trabajo es el prestigioso refugio que la sociedad ha inventado para que nuestras veleidades metafísicas no pasen de ser un pasatiempo y nunca podamos convertirnos en profesionales de la meditación ni le pongamos peros a la vida. ¿Cabe acaso mayor hipnosis colectiva? En el trabajo, el ser humano se olvida de sí mismo, lo cual, sin embargo, no produce en él una dulce ingenuidad, sino un estado próximo a la imbecilidad...(Ciorán dixit). Quienes, además de trabajar, aman el trabajo, son como los burros de noria, burros con ronzal que no sabrían ni andar si los liberasen del jubo que los condena a dar vueltas y vueltas alrededor de la nada. No debemos avergonzarnos si no nos gusta trabajar. No es como ser impotente, tener halitosis o puntuales accesos de flatulencias incontrolables e imprevisibles. Del mismo modo que en tono sentencioso y grandilocuente para impresionar a tu auditorio exclamas: ¡ese infeliz es tan pobre que solo tiene dinero...!, inspirada tal inconfesable aseveración en el cantamañanas nuevo rico de tu vecino, puedes igualmente proferir: "es tan aburrido y adoquín que no sabe hacer otra cosa que trabajar...", y a todo esto, si me estaba centrando en mis dinosaurios de los chinos, ¿a cuento de qué ahora me salgo por la cotangente de una digresión que ni con Loctite viene al caso?,¡ahhh, no me siento el cerebro, que diría John Rambo...!
Estos bichos tarde o temprano recuperarán lo que les pertenece, pues no en vano, hace unos cuantos millones de años eran los dueños y señores de la tierra, y ahora, por mucho que de momento prefieran alfalfa y ababoles, en cuanto les venga de nuevo el instinto carnívoro, no dejarán a un humano indemne sin antes hincarle el diente para catarlo. 
Y si no a ver pa qué esa hilera de dientes en forma de hoja de motosierra. Despilfarrar los recursos dados es algo impropio de la naturaleza. En eso quienes se llevan la palma son los humanos. 
De todos modos, por mucho que algún visitante ocasional de este blog piense por cuanto digo, que estoy algo majareta y en todo caso, mal de la azotea, yo no me fiaría mucho de los chinos. Si el filántropo ceheginero doctor Parreño ha sido capaz de clonar estos ejemplares a partir de materia fósil hallada en tábanos y garrapatas prehistóricas que se alimentaron de la sangre de dinosaurios durante la época jurásica y que estuvieron preservados en ámbar desde entonces, no veo yo por qué los chinos, que han sido capaces de plantar lechugas y patatas en la luna, no logren tarde o temprano clonar también un dinosaurio...¡y hasta un mamut o megalodón si se lo proponen! Es cuestión de tiempo.
Entretanto sigamos disfrutando del postureo y evoluciones de estos ciclópeos especímenes de la era mesozoica, aquí, en la abalconada sierra del Frontón, porque será nuestro objetivo fotográfico una barata figura peuvecé de los chinos y todo lo que tú quieras, pero no me negarás que existe cierta sublimidad en estas rugosidades plasticosas del personaje que hemos recortado con un paisaje hiper desenfocado de fondo. 
¡Que no cunda el pánico que solo están jugando!
Sin conocer el lugar de antemano, ya vaticinaba yo que los buretesaurios lucirían de fábula entre estos parajes
En algunas zonas de la arista, esta se muestra inexpugnable.
He aquí una perspectiva inmejorable de los abrigos (paso de la cabra), Majal de la Cruz, valle del río Alhárabe y Cortijo del Frontón, con otras dos casas rurales inmediatas, de reciente construcción. 
Volvamos con nuestros bichitos a ver cual de los dos gemelos posa mejor y mete más miedo
Que sea el visitante de Mi Viky y Yo quien sea capaz de descubrir las siete diferencias...
¡Vaya par de gemelos...!
Nos queda un puñao de fotos que subir y con la siguiente y última parte prometo que ya finalizamos esta entrada hasta seguramente la temporada que viene. 
FINAL TERCERA PARTE

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