Presa del Portillo, valle de Castril y algunos equinos que nos observan con curiosidad, poco antes de dejar atrás, el collado del Cerezo
Nos brindan estas bellas e impagables pinturas ecuestres
Bonito alazán que no nos perdía de vista y hasta trataba de acercarse a nosotros.
Yo por si las moscas, me apresuré a poner tierra de por medio...
Yo por si las moscas, me apresuré a poner tierra de por medio...
Estupenda panorámica hacia el valle de Marfil y de Castril
Sendero rocoso y muy agreste a través del que descendemos
Una vez que hemos salido de la zona rocosa, el tenue sendero, bastante desdibujado y en ocasiones casi perdido, desciende por un frondoso matorral de majuelos, agracejos y rosales silvestres. En la parte baja confluimos con el sendero del barranco de la Osa.
En el barranco de la Osa
(que en el camino de regreso nos pillaba a nuestra derecha) existe un
tejo milenario que por desconocimiento en el momento de hacer la ruta,
me quedé sin retratar para registro y constancia en este blog.
Algo que habré de reparar en próximas visitas a Castril.
Algo que habré de reparar en próximas visitas a Castril.
Al
parecer se trata de un solitario y espectacular tejo que presenta un
denso follaje de color verde oscuro. Un mastodóntico individuo
catalogado como Árbol Singular, debido a su rareza, tamaño y edad. A
este solitario espécimen se le estima una edad que ronda los mil años, y
presenta un robusto tronco de unos seis metros de perímetro. Lástima
no haber estado al tanto de la existencia de este prodigio de la
naturaleza porque pasé apenas a unos cientos de metros de donde se encuentra. Mil años ni más ni menos contemplan a esta criatura. Ya
estaba en la baja edad media musulmana y por supuesto cuando Colón
descubrió América y los Reyes Católicos conquistaron Granada. Y seguirá
estando cuando tú y yo ya no seamos más que una remembranza lejana en la
memoria difusa de nuestros descendientes. Agapapito Malasaña, me pide a
gritos fotografiarse al lado de este árbol matusalénico, y tendré que
darle gusto...¡qué remedio!
Imágenes prestadas de Internet para hacernos una idea del aspecto que presenta el jovencito en cuestión...
Continuamos descendiendo suavemente ahora por un sendero muy bien perfilado y nos encaminamos hacia el cercano barranco de Marfil. Una vez que hemos atravesado este, la senda emprende un largo tramo rectilíneo para desembocar en el derruido cortijo del Peralejo.
Antes de llegar al cortijo, decidimos descansar un poquito a la escasa sombra que nos brinda esta enorme peña. Aprovechamos para hidratarnos.
Mientras tanto, nos deleitamos con el majestuoso y planeador vuelo de buitres dominando los cielos de la serranía castrilense...
De nuevo nos tropezamos con el esplendor ilustre del Cortijo del Peralejo
Suntuoso palacio que nos evoca los cuentos de las Mil y una Noches...
Regios y fastuosos pórticos
Columnatas de gran porte en este edificio de la sierra de Castril
Al poco de abandonar la lujosa mansión del Peralejo, tenemos ya a la vista y tiro de piedra el Nacimiento del Río Castril. Tan estruendoso fragor ejerce sobre nosotros una poderosa atracción.
En esta ocasión, vengo con propósitos de remojarme los pies en sus gélidas y purificadoras aguas
En esta poza sumerjo las canillas hasta las rodillas pero no soy capaz de aguantar tan álgida inmersión más de un minuto
El efecto empero, es muy reparador
Quién no conozca el nacimiento del río Castril se ha perdido una de las surgencias más espectaculares y bellas de estas sierras. Chorros y surtidores de agua que brotan con fuerza de las rajas de una pared de piedra, hasta formar un auténtico río, uno de los más salvajes de Andalucía. El nacimiento recoge sus aguas de ese inmenso embudo que son los Campos de Hernán Pelea, lo que asegura el caudal, aunque en años secos merma.
—Mire, ve usted aquella cueva que alguna vez ha servido de abrigo al ganado. De allí salía otro río de agua los años que venían cargados de nieves. Eso llevamos ya mucho tiempo sin verlo echar agua, porque parece como si los niveles del freático se estuvieran rebajando, aunque el caudal no ha disminuido tanto.
Pero lo que yo quería contarle es el extraño fenómeno que pasó aquí hace unos años. Aquello fue por primeros de julio de 1983. Andaba de mañana con el ganado por estos riscos, cuando sin venir a cuento me entró un regomello, al tiempo que las cabras quedaron apocadas, como de muestra, sin coger bocado.
No sabía que pasaba. En época de lobos hubiera pensado que era cosa de las fieras. Hasta que caí en la cuenta. ¡La leche, si no se oye el estruendo del río! Me asomé de un salto a este puntalillo donde ahora estamos, y me quedé frío. El agua había dejado de brotar, como si alguien hubiera cerrado el grifo. Ni que decir tiene, que durante los días que duró la seca por allí apareció mucha gente a ver el extraño fenómeno. Algunos muy preocupados, como es lógico, como los regantes de los pueblos de esas vegas, desde Castril a Cortes de Baza (hoy Cortes a secas), y las gentes de la fábrica de la luz. Ya me dirá. La vida del río, en especial las truchas y las nutrias, no se resintió mucho, porque buscó resguardo en pozas y chilancos hasta el barranco de Túnez, mientras que de allí para abajo el río volvió a correr por los nacimientos de Túnez, la Malena y Lézar, que no se vieron afectados. A los quince días o por ahí una suave explosión hizo manar de nuevo el nacimiento como si tal cosa, y hasta ahora. La gente decía ¡milagro de Dios, milagro de Dios!, y corrió a avisar por esos bajos para que la corriente no se llevara a ninguna criatura. Había oído hablar de aquel extraño suceso. El corresponsal del periódico Ideal de Cortes de Baza tituló el suceso como Extraño fenómeno en las Fuentes del río Castril en la edición del 17 de julio de 1983. La verdad es que en esto de las aguas no deja uno de ver cosas nuevas, sorprenderse y aprender. Lo que allí pasó fue como un agudo infarto del venero. Seguramente, días antes se desplomó la bóveda de una gran sala subterránea, cerrando la salida natural del agua. «¿Algún corrimiento de tierras? ¿Hundimientos internos? ¿Terremoto profundo, en las mismas entrañas de la tierra?», fueron las preguntas que se hizo el periodista. Y allí estuvo reembalsándose hasta que volvió a romper a su querer. Fue un hecho que en esas dimensiones viene a ocurrir una vez en varias vidas de un hombre. Sin embargo, a escala más modesta, por el tiempo transcurrido y por el caudal del manantial, ocurre más a menudo de lo que se piensa. Serían como pequeñas anginas de pecho del venero, siguiendo el ejemplo de antes. Otra cosa es que uno se percate de ello.
Los desprendimientos de bóvedas de salas subterráneas pueden taponar momentáneamente el flujo del agua, pero también pueden abrirse fracturas que comuniquen bloques o conductos, o cerrarse o colmatarse estas. Son reajustes naturales de los macizos kársticos que pueden dar lugar a intermitencias y cambios, más o menos bruscos, del caudal de las fuentes. Muchas veces se han asociado estas súbitas variaciones de caudal con terremotos, pero no son estrictamente necesarios para que se den, aunque naturalmente ayudan.
Ahora recuerdo otro hecho insólito que viene a cuento. En el gran terremoto de Andalucía, ocurrido el 25 de diciembre de 1884, que causó 800 muertes, los manantiales termales de Alhama de Granada sufrieron importantes transformaciones. Variaron de caudal y de temperatura y apareció un manantial nuevo, conocido desde entonces por esa razón como Baños Nuevos.
Tras abandonar el Nacimiento del Río Castril, comienzo a escuchar unos suaves golpecitos en la parte superior de mi mochila
Los "Angels Big Bang Orchestra" están asados de calor y me piden les facilite un remojón en las tonificantes aguas del río Castril; deseo que atiendo al instante.
Tras de remojarse los tobillos, acuerdan premiar mi gentileza con la interpretación de unas cuantas piezas extraídas de su angelical y sublime repertorio de Jazz
Por desgracia el saxofonista resbala de este improvisado escenario y al poco se nos pierde corriente abajo. La bella y dulce voz de Nat King Cole ataca "Love Is Here To Stay" y casi al instante, el mismo curso del río se detiene. La fotografía es Jazz para los ojos que decía un tal William Claxton, y en efecto, la fotografía puede ser tan sensible al sonido como a la luz...
Mientras la Angels Orchestra sigue sonando yo intento capturar sus mejores momentos...
Todas las criaturas fluviales que confluyen en esta parte del río acuden a presenciar el espectáculo, fascinadas sin duda por la aterciopelada voz del Rey
Tras finalizar su miniconcierto, vuelven a su guarida.
Me pregunto si el saxofonista habrá llegado ya a Castril..
Los desprendimientos de bóvedas de salas subterráneas pueden taponar momentáneamente el flujo del agua, pero también pueden abrirse fracturas que comuniquen bloques o conductos, o cerrarse o colmatarse estas. Son reajustes naturales de los macizos kársticos que pueden dar lugar a intermitencias y cambios, más o menos bruscos, del caudal de las fuentes. Muchas veces se han asociado estas súbitas variaciones de caudal con terremotos, pero no son estrictamente necesarios para que se den, aunque naturalmente ayudan.
Ahora recuerdo otro hecho insólito que viene a cuento. En el gran terremoto de Andalucía, ocurrido el 25 de diciembre de 1884, que causó 800 muertes, los manantiales termales de Alhama de Granada sufrieron importantes transformaciones. Variaron de caudal y de temperatura y apareció un manantial nuevo, conocido desde entonces por esa razón como Baños Nuevos.
Tras abandonar el Nacimiento del Río Castril, comienzo a escuchar unos suaves golpecitos en la parte superior de mi mochila
Tras de remojarse los tobillos, acuerdan premiar mi gentileza con la interpretación de unas cuantas piezas extraídas de su angelical y sublime repertorio de Jazz
Por desgracia el saxofonista resbala de este improvisado escenario y al poco se nos pierde corriente abajo. La bella y dulce voz de Nat King Cole ataca "Love Is Here To Stay" y casi al instante, el mismo curso del río se detiene. La fotografía es Jazz para los ojos que decía un tal William Claxton, y en efecto, la fotografía puede ser tan sensible al sonido como a la luz...
El ojo oye lo que el oído echa en falta...
Todas las criaturas fluviales que confluyen en esta parte del río acuden a presenciar el espectáculo, fascinadas sin duda por la aterciopelada voz del Rey
Me pregunto si el saxofonista habrá llegado ya a Castril..
A través del automático de la cámara, con el que dispongo de diez ajustadísimos segundos para "colocarme", capturamos la última instantánea sobre el puente del río Castril, que cierra el círculo de una estupenda y refrescante ruta de senderismo, asequible para todo quisque que sea capaz de andar 16 kms sin fenecer en el intento.
A fuerza de verme
un día y otro, salir en bicicleta y cuando lo hacía para andar, irme sin ella,
la otra tarde me pregunta mi Viky: tú me ocultas algo, ¿no es cierto?, y no
tuve más remedio que decirle la verdad.
No llores Viky,
hay que aceptar las cosas como vienen. Todavía tendrás tus buenos raticos en el
monte, pero a partir de ahora, deberás cuidarte un poquito más, dosificar
tus esfuerzos y no pegarte ya esos tutes, que por mi culpa, muchas veces te atizas de más.
Qué malvado e
inconsciente dueño de mi mascota fuera, si en tus actuales circunstancias, algo
así permitiera.
¿Que intentas,
consolarme...?
Venga Viky, no te
pongas en plan tocagüevos, que te conozco.
Todo tiene su
principio y su final que la vida está compuesta de ciclos.
Acaba uno y
comienza otro.
Todo final es un
comienzo. Todo final es una oportunidad para recomenzar.
¡Vaya tela!, en un
momento como el que me aflige, tener que aguantar tus frasecitas falaces en
plan místico espiritual; tus impostados mensajitos tipo camelo Paulo Coelho.
¿A quien quieres
engañar?
Si no me voy
contigo al monte, me espera una vida aburrida, de futuro indigesto metida en mi
cesto.
(Joder que hija de
perra del diablo, a ver como enderezo esta situación sin desatar su ira y expresiones
cargadas de venablos...)
Viky, por mí
puedes seguir acompañándome a donde vaya pero ya sabes que en una de nuestras
escapadas a Castril o donde sea, nos salen más kilómetros de la cuenta, más
cuestarrones de los previsibles y te puede sacudir un latazo el corazón que te
deje patitiesa en el sitio sin tiempo ni para la absolución.
Bueno, eso de la
redención es cosa de humanos, a mí no me jodas, y si he de morir, prefiero
hacerlo con las botas puestas, ejem, haciendo lo que me gusta.
Mira esos alpinistas
que suben al Everest, al K2, al Nanga Parbat, al Broad Peak, al Makalu, al
Lhotse, el Annapurna y tantos otros, que saben tienen altas posibilidades de
morir en el intento y aún así, no existe nada en esta vida que los pueda
disuadir de perseguir su sueño. Pues yo igual, si he de morir quiero hacerlo
disfrutando hasta el último suspiro de mi aliento.
¡Como se notan tus
últimas lecturas! eh?
¡Pssssssssss...!
Desde luego, no es
tema nada agradable hablar de la muerte, pero vamos, que esa nos equipara a
perros y humanos. Si te mueres antes que yo, como es de justicia natural y
lógica que así suceda, ¿donde te gustaría que fueran inhumados tus restos...?,
vamos, si quieres te hago algunas propuestas...
Que tal te parece en
el As de Copas, en la sierra de las Cabras, o Burete, en El Campanario, Collado
Alto, Juego de Bolos, donde pasamos una noche, haciendo un vivac, en la Hoya
Quemada, lo recuerdas?; en el Castellar de Bullas, allí seguro que te
encontrarías con el espíritu vivo del Mateo, al que más de una vez nos tropezamos,
subiendo o bajando del Castellar; o que te parece en el barranco del Infierno,
o en el del Canalón, o tal vez en algún lugar de la Peña Rubia, con vistas
hacia Cehegín. En fin, la sierra del Buitre, el Nevazo, el Cerro Gordo,
Mojantes, la Muela de Don Evaristo, Revolcadores, Rincón del Silencio...a tiempo estás de decidir dónde
prefieres que reposen tus rectos ad vítam aetérnam.
Oye, ahora que lo
dices, no me parece mal que me plantees esta cuestión.
Déjame pensar, a
ver...
Si me permites la
sugerencia, tiene que ser un sitio que sea relativamente fácil y cerca, no
demasiado exigente, de llegar hasta él.
Un lugar solitario
donde pueda visitarte de vez en cuando.
Me imagino la
escena, en un día de finales de otoño, algo frío ya y sobre todo lluvioso, en
el que yo, viejo, achacoso, macilento, ojeroso, traspasado de nostalgia, con lágrimas en
los ojos, evoque al pie de tu tumba, mis recuerdos contigo, con otros, mi larga lista de sueños rotos.
Jajajaja, a mí lo
que de verdad me divierte es imaginar como metes mi cuerpo todavía caliente en
una mochila y me llevas al lugar, que aún no tengo claro, me lo tengo que
pensar.
No se te vaya a
ocurrir echarme en algo tan indigno como un saco, que resucito y con rabia, te
muerdo aunque sea en el sobaco.
Nooooooooo, por
dios, la mejor mochila que tenga, esa porteará tus restos y llorando seguiré, la memoria de tu rastro.
Bueno, tengo que
decirte que los perros no medimos el tiempo como vosotros.
Al ser nuestra
vida más corta, la tenemos constituida por instantes, por momentos.
Aún nos quedan
buenos raticos de pasar juntos que yo voy a disfrutar de ahora en adelante al máximo, como pocos.
Así que, ya
tendremos tiempo de ponernos tristes cuando llegue el momento.
A ver si en esto
por lo menos, aprendéis los humanos algo de los perros.
Viky, ¿me das un
beso de gnomo?
Uno no, mil y ve poniendo
fin a esta entrada, que por lo visto, ni sabes cuando ni sabes cómo.
¡HASTA LA PRÓXIMA
AMIG@S!
La verdad es que tanto las fotografías, como la performance, y tus comentarios, son todo un lujo. Un saludo.
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