Hace unos días, hicimos mi Viky y yo, una nueva excursión senderista, por la sierra de Castril. Se trataba de volver al paraje denominado "Puerto Lézar", en cuyo lugar, ya habíamos estado en el mes de mayo y que, por andar ya bastante cascado de fuerzas en el momento de explorarlo, me había quedado con las ganas de localizar una cueva que tenía marcada en el mapa como waypoint singular. Para ello escogí una rutica que no fuera demasiado exigente y cuyo itinerario coincidiera con las coordenadas del referido rincón en donde presuntamente, se hallaba la cueva.
Este nuevo recorrido repite tramos que ya hicimos en mayo con ocasión de nuestro asalto a las Buitreras y el Pico del Caballo.
Nos permite ascender al Portacho y Puerto Lézar (pasos naturales hacia el Empanadas y Campos de Hernán Perea) por algunos tramos del antiguo camino mulero que subía hasta la Puerca y desde aquí hasta las cotas superiores.
La ruta tiene su inicio nuevamente en los aparcamientos del Cortijo del
Nacimiento. Pasamos por debajo de las tuberías que conducen el agua a
una central eléctrica próxima y de inmediato avanzamos por una gran
sendero, que en los primeros compases va flanqueado, a la derecha, por
una acequia y, a la izquierda, por una cerca que protege unos bancales
con árboles frutales y hortalizas. Tras andar algo menos de un kilómetro
nos encontramos con este puente sobre el río Castril que en esta
ocasión sí, cruzaremos.
Una vez cruzado el puente, bajamos unos pocos metros por la derecha, para atravesar inmediatamente una antigua pista y avanzar por un sendero que, remontando y zigzagueando, se va alejando cada vez más del río.
Nos vamos acercando a las estribaciones rocosas que tenemos enfrente hasta llegar a un cruce de sendas que cogiendo el ramal izquierdo nos lleva al barranco de Túnez y el derecho al cortijo de la Puerca. Cogemos este último.
La senda es muy agradable de patear y de momento, no demasiado empinada. Seguimos avanzando y disfrutando.
No transcurrirá mucho tiempo antes de que nos veamos ascendiendo por una bonita vereda de piedra, bien conservada y cuidada. Tras un largo tramo de serpenteo, el camino se remansa y toca ahora disfrutar de las bonitas panorámicas que desde aquí se nos abren a diversos enclaves de la sierra de Castril.
La subida es una gozada.
Una banderola que se les olvidaría retirar a los organizadores de la última Quebrantamusculos Sierra de Castril, que se celebró hace apenas unas semanas. Supongo que los participantes alucinarían en colores, y nunca más oportunamente escrito, con los paisajes que por aquí se llevan.
Pronto damos vista al cortijo de la Puerca, y desde la distancia, vemos que se encuentra acompañado por un hermoso nogal, y sabemos que bajo este, existe un tornajo con agua potable en donde tenemos pensado saciar nuestra sed y llenar la cantimplora.
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