Sobre las once o así comienza a escampar y en menos que se persigna un cura loco, el cielo azul colorea e inunda el paisaje.
Nuestro amigo Antonio, que es de esa clase de montañeros, que en cuanto ve una pendiente, comienzan a brillarle las pupilas, exclamó: ¡basta ya de mariconear! ¡subamos este repecho a ver que se otea desde arriba...! Y dicho y hecho, nos ajustamos las trinchas de las mochilas y ¡hale! ¡parriba!
Impresionante y sobrecogedora pared protege nuestra diestra
Este repecho para acceder al barranco de la Magdalena es cuasi vertical...hay que emplearse a fondo.
De vez en cuando, aunque dicen que es de cobardes, echo la vista atrás y quedo fascinado por el paisaje...
Ya queda menos ¡ánimo! ¡Y porque íbamos en plan turista...!
El barranco de la Magdalena impresiona. Es inmenso y exhibe amenazador su casi infranqueable y áspero relieve. Este durísimo tramo que hicimos, corresponde al inicio de una ruta que alsamuz tiene catalogada como de muy difícil, y que constituye una variación de acceso al cerro Empanadas. Cuando volvamos por aquí para hacer la clásica, esta también habrá que incluirla, tarde o temprano en nuestro curriculum. De momento, pensaba yo, ¡de menudo palizón nos hemos librado...!
No lo digo por nada, pero cuando voy a la montaña me gusta desconectar. En todo el amplio sentido de la palabra. Pues sí, ¡cágate lorito, por aquí había cobertura!
Como se ha podido comprobar, el viaje hacia la sierra de Castril, no fue del todo en balde. Visitamos lugares de indiscutible belleza e hicimos una primera toma de contacto con la razón principal que tarde o temprano nos volvería a traer por aquí, esto es, conquistar el cerro del Empanadas. Si renunciamos fue porque no conocíamos el territorio por el que habríamos de movernos, y porque acudíamos advertidos de la dureza y peligrosidad global del recorrido, que seguramente se vería agravado por las últimas lluvias.
Entendemos que a la montaña se viene a disfrutar que no a jugarse el tipo de manera absurda e innecesaria. Como decía uno de mis compañeros, a la montaña no se la lleva nadie...el Empanadas nos espera y hasta que no veamos cumplido nuestro propósito, no cejaremos en el empeño. De hecho, cinco días después, Josepaco y el menda que suscribe, regresamos por aquí y culminamos la faena.
No solo coronamos los 2107 metros del cerro sino que también visitamos el legendario paraje en donde está ubicado lo que queda del hoy ya desangelado, Cortijo del Maestrillo. Pero esa es otra historia,
relato de nuestra próxima publicación, camino del Empanadas por el Barranco de Túnez.
HASTA LA PRÓXIMA AMIG@S
No solo coronamos los 2107 metros del cerro sino que también visitamos el legendario paraje en donde está ubicado lo que queda del hoy ya desangelado, Cortijo del Maestrillo. Pero esa es otra historia,
relato de nuestra próxima publicación, camino del Empanadas por el Barranco de Túnez.
HASTA LA PRÓXIMA AMIG@S
Impresionantes paisajes y admirable proeza,enorabuena y ánimo para la siguiente,un saludo.
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