16 julio 2023

CRECIDA DEL RÍO ARGOS

El pasado 21 de junio de 2023, andaba yo por la tarde remoloneando por las redes sociales, cuando de pronto, aparecía la información de que una impetuosa crecida del río Argos, estaba teniendo lugar, al paso por el puente de Santa Inés, en Caravaca, hallándose este al borde del colapso. A continuación, se reproducía un vídeo y al instante tuve conciencia de la tromba de agua que en esos momentos se debía estar dirigiendo hacia Cehegín. Miré la hora y apenas habían transcurrido veinte minutos desde su publicación, porque en casa, había advertido la tormenta, una más que se repetía a media tarde, incluso comenzaba a llover con cierta intensidad, pero nada que hiciera columbrar lo que al parecer, ya llevaba tiempo produciéndose por las tierras altas de Caravaca y Moratalla.
No me lo pensé dos veces, me da tiempo pillar algo, me dije; preparé los bártulos en un santiamén y salí pitando camino del Puente de Piedra de Cehegín.
Cuando hice acto de presencia en el referido puente, ya existía bastante gente arremolinada por las inmediaciones, contemplando el inusitado espectáculo que nos estaba ofreciendo la madre naturaleza, desatada en todo su furor. Lo que hice a continuación fue ponerme a grabar la fuerza incontenible de las aguas, discurriendo río abajo, pero al mismo tiempo, preocupado por si esta riada ya hubiera producido daños, no solo materiales, como parecían más que previsibles sino también humanos. De hecho, comenzaban a escucharse sirenas de alarma, un helicóptero sobrevolando la zona y cierta atmósfera de preocupación en el ambiente. Afortunadamente, no hubo que lamentar víctimas personales, en ninguno de los puntos de la región afectados por los aguaceros, granizo y crecidas de los ríos, arroyos y ramblas, aunque sí cuantiosas pérdidas materiales, sobre todo en los cultivos.
Los diferentes periódicos digitales describían así o de parecido tenor los acontecimientos:

Una tromba de agua desborda ríos, anega calles y arruina cultivos en el Noroeste de la Región de Murcia.

Cuando parecía que el episodio de lluvias había terminado y la Región se despedía de la tormentosa primavera, que daba paso al calor intenso del verano en estas latitudes, una tromba de agua sorprendió este miércoles por la tarde a los vecinos de los municipios del Noroeste y el Altiplano. En el primer día del verano, las precipitaciones cayeron con fuerza, incluso en forma de granizo, especialmente en municipios como Moratalla, Caravaca de la Cruz y Cehegín, pero también en Jumilla.

Los peores presagios de los agricultores de Barranda, Archivel y otras pedanías caravaqueñas se cumplieron cuando el cielo se cerró. Una tormenta de granizo destrozó la cosecha de fruta de hueso en varias pedanías de Caravaca y en las huertas más próximas al casco urbano. En Barranda y Archivel, la tormenta llegó poco después de las cinco de la tarde y el granizo, que llegó a superar en tamaño a las pelotas de golf en algunos puntos como Derramadores, arrasó las plantaciones de albaricoque, melocotón, paraguayo, ciruela y otros cultivos.

Las pérdidas son muy cuantiosas y, aunque habrá que esperar a valoraciones más precisas, podría afectar a muchos millones de kilos, ya que la recolección en algunas zonas aún no había empezado. Estas pérdidas se unen a las sufridas por las persistentes lluvias, que mermaron considerablemente la producción de una de las variedades de albaricoque, búlida, que sigue siendo muy abundante en la zona.

En algunos parajes del Noroeste, como el caravaqueño de Casas de Navarro, a 4 km de Archivel hacia el Campo de San Juan, se acumularon 55 litros en una hora.

Esteban Fernández, de Barranda, comentaba este miércoles que «esta tormenta ha sido la puntilla; es un verdadero desastre, nuestra lucha contra las heladas sirvió para salvar casi el 90% de la cosecha y teníamos la esperanza de lograr una supercosecha para resarcirnos de la anterior, que fue un desastre, pero lo que ha caído tira por tierra todas nuestras previsiones; no ha quedado nada». Las previsiones apuntaban a que esta temporada podrían cosecharse unos 40.000 kilos por hectárea; mientras que el año pasado osciló entre 16.000 y 18.000 kilos.

Juan Pedro Martínez, de Frutas Caravaca, que aglutina a la mayoría de agricultores del municipio, se mostraba también muy afectado. «Es verdad que aquí ya se había perdido más del 80% de la cosecha por las lluvias, pero esto ha sido un desastre; el poco búlida que se había salvado estaba casi recolectado, pero el resto de variedades y otros cultivos se han perdido por completo».
Las intensas lluvias transformaron el habitualmente tímido y tranquilo río Argos en un torrente de agua que se desbordó en muchos puntos y mostró una imagen desconocida hasta la fecha. Las lluvias fueron tan intensas que también se inundaron calles y locales en el interior de la ciudad de la Vera Cruz, entre ellos el centro de salud de Caravaca, cuyos trabajadores trataban de evacuar, armados de cepillos y mochos, los más de tres dedos de agua que cubrían salas de espera, pasillos y consultas, llegando a poner en peligro los equipos informáticos.

Efectivos del parque comarcal de bomberos, voluntarios de Protección Civil y agentes de la Policía Local tuvieron que atender varios avisos por inundaciones tanto en el casco urbano como en Archivel, aunque no hay constancia de que se produjeran daños personales.
En Cehegín la lluvia alteró el transcurso de la tarde. De hecho, desde el Ayuntamiento de la localidad, las autoridades advertían, a través de las redes sociales, del peligro que suponía cruzar los cauces de los ríos. "Debido a la crecida de agua a causa de las lluvias torrenciales de esta tarde, ha sido necesario cortar el tráfico en los distintos caminos que pasan sobre los cauces de los ríos en los distintos enclaves de nuestro municipio. Se ruega mucha precaución", alertaban a los vecinos.

Por las inmediaciones donde se ven los vehículos policiales, tuvo lugar el rescate de tres personas que se vieron sorprendidas por la crecida cuando se encontraban morando una caseta de campo, enclavada muy próxima al lecho del río. Asimismo, un helicóptero sobrevolaba la zona por si era necesaria su intervención.  
Rescatadas tres personas del río Argos en Cehegín.
Bomberos CEIS Caravaca, en colaboración con la Policía Local de Cehegín, la Guardia Civil y la ayuda de vecinos rescataron con éxito a tres personas que se encontraban en peligro en el cauce del río Argos, en el tramo que transcurre por el margen del casco viejo, en la zona de la Iglesia de la Soledad. Las aguas llegaban hasta el cuello de las tres personas que fueron sorprendidos por la riada, en el interior de una caseta de campo, con ocasión de la fuerte tormenta de este miércoles por la tarde. FUENTE
Después de la grave sequía que estábamos padeciendo desde el verano pasado en que no caía una gota (de la que hemos dejado constancia en este blog), hacia finales de mes, ¡oh aleluya!, comenzó a llover, lo que llegó como "agua de mayo" y a salvar por la campana, los cultivos de secano del noroeste murciano. Se trataría de un continuado episodio de tormentas vespertinas, con el que finalizaría mayo y comenzaría junio, dejando tras de sí, lluvias bien repartidas por toda la región, que fueron muy bien recibidas, ya que caían de forma moderada, sin causar daños, excepción hecha de los albaricoques de Bullas para arriba que cuando debutó el temporal, se encontraban en plena recolección. Por aquellos días de tormentas consecutivas de principios de junio fue cuando también vivimos el resurgir de la cascada en el Barranco del Saltador, todo un espectáculo. Pero nos aguardaba la traca final de este temporal porque fue el último chaparrón el que originó la súbita crecida del río Argos.
Y es que, a los ríos y ramblas, por muy raquíticos, incluso agostados que puedan parecer, siempre hay que tenerles consideración y respetar su espacio, porque si se lo "robas", tarde o temprano se lo cobran y con creces.

Al parecer, la sobrecargada tormenta, localizada entre El Sabinar, Moratalla, y Archivel, estuvo descargando lluvia a cascoporro, por espacio de varias horas y ello fue lo que originó la trepidante crecida del río Argos.
Vamos a detenernos en este río para conocerlo un poquito mejor, porque si algo existe que me gusta especialmente, es escudriñar la orografía de una zona a través del mapa. Así se entiende mucho mejor el medio por el que te desenvuelves.

El río Argos (hasta el siglo XVI, tenía varias denominaciones, a saber, río Caravaca, río Canara, río de la Chopea, etc.) nace en el término municipal de Caravaca de la Cruz, continúa por el término de Cehegín, pasa por Valentín y desemboca en el río Segura, ya dentro del término de Calasparra. Cerca de Valentín se encuentra el embalse de Argos (del que ya hemos dejado amplia constancia en este blog).

Si uno indaga en la cartografía, observa que el río se origina cerquita de Archivel, en la confluencia entre las ramblas de las Buitreras y de la Higuera, que a su vez han recogido las aguas más arriba procedentes de las ramblas de Parriel, de Las Casas de Moya, del Rey, de las Revueltas, Calderones, etcétera. El río, aguas abajo, en su camino hacia Caravaca, se encaja y recoge por la izquierda otra rambla de gran entidad y extensión como es la de Béjar.
 Es decir, recoge las aguas de las sierras del Gavilán, de Villafuerte, del Calar de las Buitreras, del Roblecillo de Abajo, de Los Calares, etc, a continuación pasa por Las Oícas de Arriba y de Abajo, de Archivel, donde se encuentran algunos molinos antiguos sobre su cauce. También surgen por aquí otras aguas que aunque no vierten al río (porque son canalizadas para riego), nacen aquí mismo, al pie de las montañas del Pinar Negro. Son Las Fuentes y Ojos de Archivel, que manan del suelo. El río recién nacido se dirige hacia las proximidades de Caravaca, a la altura del Puente de Santa Inés, sito entre el Tanatorio y la glorieta de la Cruz.
Después de rebasar el Barranco de los Infiernos y el viaducto de la Vía Verde (antiguo trazado ferroviario), llega al Puente de Piedra, bordea el casco urbano de Cehegín, atraviesa el Puente Santo y sigue transcurriendo por una rica vega, donde predominan los cultivos de hortalizas, verduras y frutales, y aguas abajo, lindando ya con el término municipal de Calasparra, se remansa en el embalse del Argos. Este fue inaugurado en 1972, con una capacidad máxima de 7,5 millones de m.³. La presa queda en el mismo límite entre los municipios de Calasparra y Cehegín. El río sigue su curso y después de eludir el núcleo urbano de Calasparra por el ESTE, en el último tramo, el río recibe la rambla de Arcos que avena la vertiente meridional de la Sierra del Molino, entre cuyos materiales se encaja antes de desembocar en el Segura, por las inmediaciones del Cortijo del Tío Raimundo, a 256 m. de altura. El río Argos tiene una longitud de más o menos 52 kilómetros, con una pendiente media de 18,6%.
Durante todo su recorrido el agua es utilizada para riego, lo que aporta feracidad a su vega, canalizándose por canales y acequias. Aparte del mencionado embalse del Argos, también se encuentran otros embalses de menor capacidad, entre ellos, la Hoya del Nano o la Hoya Redonda, con la finalidad de almacenar agua para regadío.

A lo largo de su recorrido se han encontrado vestigios de pueblos ibéricos y argáricos, sin embargo, recibe su nombre de un poblado griego que se estableció hacia el año 600 a. C. en la zona que ocupa la actual Cehegín y que utilizaba este río como recurso minero, al tratarse de un río de tipo mineralizado.​ De este modo se encuentra integrado en la historia de la comarca del noroeste.

Aparece descrito en el segundo volumen del Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar de Pascual Madoz con las siguientes palabras:

ARGOS, (vulgo Chopea y tambien Moratalla): r. en la prov. de Murcia, part. jud. de Caravaca: tiene su origen en el sitio llamado las Ramblas de las Buitreras, á 1 hora escasa de la v. de Archivel, de varias fuentes que nacen en las mismas ramblas y del arroyo llamado Rambla de la Higuera: lleva su curso por ellas y por los sitios de las Hoyicas y la Chopea, aqui entra en la jurisd. de Caravaca atravesando toda su huerta por la parte del S., y cruza los térm. de Cehegin y Calasparra, uniéndose en este punto con el r. Segura. Lleva de ordinario poca agua, á veces queda seco por tomarla para regar la huerta de Caravaca, y otras cuando llueve no se puede vadear, causando en ocasiones graves daños en las tierras, tomas, estacadas y acequias. (Wikipedia)
Las crecidas

Este fenómeno hidrológico ha jalonado de catástrofes la historia de las vegas murcianas. Las cuencas de los ríos de la Comarca no han padecido tan graves tragedias. Sin embargo han participado plenamente en su gestación.

Una serie de factores superpuestos explican la gran potencia de las crecidas de nuestros ríos. En primer lugar el carácter montañoso de la Comarca. Aún sin contar con relieves muy elevados, sus sierras presentan laderas desnudas y de pronunciada pendiente, al tiempo que sus valles aparecen a menudo, vigorosamente encajados y con fuerte pendiente longitudinal. Incluso muchas superficies planas se hallan desfondadas por numerosas ramblas y barrancos. La deforestación y la degradación de las formaciones vegetales exponen a los suelos a una erosión intensa que abarranca las vertientes y hace aparecer la roca desnuda. Por otro lado los terrenos impermeables, como las margas del Trías y sobre todo las arcillas miocénicas, afloran ampliamente en el centro, Sur y Este de la Comarca, mientras que las dolomías y las calizas permeables quedan reducidas al sector noroccidental o a islotes de escasa significación.

Todo esto favorece el arroyamiento y la escorrentía tumultuosa durante los fuertes aguaceros. Así, las ondas de crecida se transmiten rápidamente aguas abajo, dada la pendiente media acentuada del cauce de los tres ríos, (Moratalla, 24%; Argos, 19% y Quípar, 17%). Las longitudes de los tres ríos y la superficie de sus cuencas son muy semejantes. Por otro lado, su desembocadura sobre el Segura es convergente, de modo que entre los tres cauces apenas hay más de 20 Km. Por todo ello la onda de crecida llega veloz y simultáneamente al Segura al pie de la Sierra del Molino. 

Cualquier estación es propicia para las crecidas de estos ríos, aunque son más frecuentes en el período frío, entre septiembre y mayo. Las crecidas de fin de invierno y primavera se generan por las abundantes lluvias que caen sobre unos suelos ya húmedos y unas sierras aún nevadas (las mayores nevadas se registran en febrero). Por ello las crecidas de febrero y marzo, que son las más frecuentes, resultan, sin embargo, menos peligrosas. En cambio las de otoño son muy diferentes. Los suelos están secos, las fuentes empobrecidas y la evapotranspiración es intensa. Cabe que en poco tiempo se genere un aguacero, fruto de una típica tormenta mediterránea, que puede precipitar sobre las vertientes, endurecidas por la sequedad estival, considerables cantidades de agua.
La desproporción de estas crecidas es increíble. Así tenemos que el 19 de febrero de 1929 el río Moratalla llegó a transportar un caudal de 426,9 m.³/s, lo que significaba 554 veces el módulo. Dadas las reducidas dimensiones de la cuenca el caudal relativo significó 1.270 I/s/Km.², es decir el valor más elevado de toda la cuenca del Segura. Por su parte el Argos registró su máxima crecida el 21 de junio de 1914 con un volumen de 433,7 m.³/s y un caudal relativo de 859 1/s/Km.², que le concede un segundo lugar en el conjunto de la cuenca. El Quípar presenta crecidas más moderadas que las anteriores, pero con coeficientes muy elevados respecto al valor modular. La crecida más notable de las registradas se produjo el 24 de abril de 1946, con un caudal de 318 m.³/s, que sobrepasaba en 850 veces el módulo, significando 469,8 1/s/Km.² de caudal relativo.
Por su lado los estiajes son muy acusados en el conjunto comarcal: claramente más notables cuanto más al Sur nos situemos, de modo que el Moratalla rara vez queda totalmente seco, puesto que la cabecera colectora y las resurgencias del territorio calizo por el que discurre, alimentan el río en verano.

En el Argos los estiajes son más acusados, con coeficientes de 0,22 y 0,33 de media en julio y agosto, e incluso se dan años en los que durante estos meses dejan de llevar agua. Desde luego, los estiajes más pronunciados los presenta el río Quípar. Los coeficientes (0,01 y 0,02 para julio y agosto respectivamente) se aproximan mucho a cero. Ello indica que, en verano, con gran frecuencia el río deja de llevar agua, transformándolo en una auténtica rambla. 
Texto que explica la naturaleza de las crecidas de "nuestros ríos", extraído de la interesante y añosa obra, publicada en 1984: "El Noroeste Murciano. El hombre y sus Tierras", del autor Jose Luís González Ortiz.
Fotos tomadas por las inmediaciones de Molino Chico y la Acequia del Campico. 
El Puente de Piedra, cuya construcción costó un potosí, que ya forma parte intrínseca del paisaje ceheginero. En el año 1862, una riada se llevó su cimentación que tenía 2,30 metros de profundidad, lo que complicó, encareció y demoró la conclusión de obra durante más tiempo del inicialmente previsto.
El puente constituyó en su día un punto de inflexión en el histórico de construcciones civiles en Cehegín porque entre otras razones, facilitó sobremanera la comunicación del pueblo con el resto de la región. Por entonces, existían dos vías para trasladarse a la vecina ciudad de Caravaca que se utilizaban con asiduidad dependiendo el medio de transporte empleado. Una de ellas era un camino que discurría pegado al río Argos, que se inhabilitaba con frecuencia, sobre todo en primavera, debido a las crecidas y el barro. La otra opción era coger la antigua carretera C-415, (Ciudad Real-Alcantarilla), todavía en uso y muy concurrida, denominada hoy, RM-517. He aquí el mapa histórico de hace unas décadas:
La antigua carretera C-415 pertenecía a la red de carreteras comarcales del Ministerio de Fomento. Su nombre está formado por: C, que indica que era una carretera comarcal de nivel estatal; y el 415 es el número que recibe según el orden de nomenclaturas de las carreteras comarcales, según donde comiencen, su distancia a Madrid y si son radiales o transversal respecto a la capital.

La C-415 iniciaba su recorrido en Ciudad Real en dirección Valdepeñas, tras atravesar Valdepeñas se dirigía hacia las poblaciones de Villanueva de los Infantes, Villahermosa y Villanueva de la Fuente, a continuación entraba en la Provincia de Albacete atravesando las poblaciones de Alcaraz, Riópar, Elche de la Sierra, Férez y Socovos. Proseguía entrando en la Región de Murcia atravesando las poblaciones de Moratalla, Caravaca de la Cruz, Cehegín, Bullas, Mula, Albudeite y finalizaba en la localidad murciana de Alcantarilla. (Wikipedia)

Buscando información, he dado con este bloguero, cuya entrada a su blog me ha resultado de lo más interesante.
Del Puente de Piedra y del Molino Chico, me trasladé al Puente Santo, el viejo, porque existe otro de moderna construcción, en la carretera camino de Canara y Valentín. 
Observar y escuchar el discurrir y fragor de las embravecidas aguas era en verdad hipnotizante
Torre del Pozo, una construcción del siglo XII que se utilizaba para extraer agua del río Argos, y con ello, abastecer a la población.
Ruinas de un antiguo molino, ubicado próximo al cauce del río Argos
El viejo Puente Santo
Y aquí las imágenes de vídeo tomadas con mi cámara. 
Resolución máxima, 1920 x 1080.
¡HASTA LA PRÓXIMA!

No hay comentarios:

Publicar un comentario